La actriz está en la diana desde el estreno de «Romper el círculo». Detrás de su actitud controvertida en la promoción del filme que trata la violencia machista estaba un presunto acoso sexual por parte de su director. Tras denunciarlo, recibió un aluvión de críticas
15 ene 2025 . Actualizado a las 15:31 h.De novia de América millennial a diva conflictiva con la que resulta difícil trabajar. Una denuncia de acoso sexual a su director y compañero de reparto Justin Baldoni colocó a Blake Lively al borde la cancelación. Ahora Hollywood debe posicionarse. Y lo cierto es que la imagen siempre blanca y amable de la actriz, una de las grandes estrellas contemporáneas del cine, está en su peor momento.
El pasado verano se prometía glorioso para Lively. La actriz estrenaba el 9 de agosto la película Romper el círculo, una adaptación del libro homónimo de Collen Hoover que versa sobre la violencia machista, y que en el 2016 se había convertido en un fenómeno imparable. Además, Lively lucía en la portada del número de septiembre de Vogue USA, el más importante del año. ¿Qué podía salir mal? Al parecer, casi todo.
Al menos de cara a la galería, a Blake Lively siempre le había ido fenomenal. Irrumpió en televisión como la desesperante y envidiable Serena van der Woodsen en la que fue la madre del cordero de las series adolescentes de principios del siglo XXI: Gossip Girl. Aquel folletín, del que más tarde bebieron productos audiovisuales como Élite, fue puro glutamato mental para unos jóvenes que no habían disfrutado de Sensación de vivir y que todavía no se identificaban con ninguna de las cuatro protagonistas de Sexo en Nueva York. Mala amiga, sin conciencia de clase, descaradamente pick me y con el guapo de capitana de las animadoras subido, su cliché funcionó. Tanto que muchas chicas comenzaron a imitar su estilo boho-chic del Upper East Side con maxicollares, escotes pronunciados y pantalones palazzo, convirtiéndola en un auténtico icono de moda.
La actriz estrenaba la veintena al tiempo que las marcas de cosmética y moda se peleaban por contar con ella como imagen. Consiguió compaginar la publicidad con una carrera como actriz que, sin llegar a despuntar definitivamente, la ha mantenido en el candelero. Sobre todo en esta última etapa, aunque quizás no de la manera que a ella le hubiese gustado.
Lively lleva años cultivando una imagen de vecina perfecta, de las que en un telefilme de Antena 3 te sacan de un apuro y te invitan a una limonada. Junto a su marido, la estrella del cine Ryan Reynolds, forma uno de los matrimonios más estables y prolíficos del papel couché. Tienen cuatro hijos cuya vida mantienen bien al margen de los focos, aunque ella siempre se ha mostrado dispuesta a hablar de los quebrantos, y la felicidad, que le ha traído la maternidad.
Fue justo después de dar a luz a Olin, su último retoño, cuando comenzaron los problemas en el ámbito profesional. A punto de comenzar el rodaje de Romper el círculo se iniciaron los desencuentros con Justin Baldoni (Jane the Virgin), el coprotagonista de la película y, más importante, también el director. Con él mantiene a día de hoy una guerra abierta que está obligando a posicionarse a medio Hollywood.
Todo saltó por los aires cuando empezó a promocionarse la película. Primero salió escaldada ella, luego él y, finalmente, los dos. A la actriz californiana le llovieron las críticas conforme lucía palmito con —a cada cual más espectacular— vestidos florales que desvirtuaban, según muchos, el mensaje principal de la película. Quizás para el equipo de comunicación de Romper el círculo seguir la campaña de márketing de Barbie, que convirtió el barbie-core en un fenómeno cultural, era una estrategia brillante, pero para la mayoría no fue más que un plan confuso y frívolo.
No era difícil entender el germen de la idea. Lily Bloom, interpretada por Lively, es una florista que —oh, sorpresa— vive obsesionada con las flores. Pero que también conoce a un neurocirujano encantador que acaba resultando ser un maltratador psicológico y físico. Así, las redes comenzaron a incendiarse de comentarios que pedían la cancelación de Lively por desaprovechar la oportunidad de hablar de un tema tan grave para centrarse en sus estilismos. Bueno, y en esa gama de productos capilares que, casualidad o no, acababa de sacar a la luz.
Quien haya visto la película sabrá que, aunque el eje del filme es la reproducción de patrones tóxicos en el seno familiar, es complicado meterse en el drama porque el envoltorio rosa chicle adquiere todo el protagonismo. Por eso es posible que el árbol impida ver el bosque.
Con todo, Blake Lively hizo lo que pudo. Literalmente. Mientras comenzaba a lanzar publicaciones de apoyo a las víctimas en Instagram, también daba controvertidas respuestas a los periodistas, rehuyendo tocar directamente el tema. «Ninguna experiencia puede definirte, tú te defines a ti misma», contestó tras ser preguntada sobre qué supuso para ella haber interpretado a una mujer en situación de maltrato. A este pastel le faltaba alguna guinda. Así que, harta de los ataques, la actriz tiró de artillería pesada. No era ni siquiera un secreto a voces que Lively y Baldoni se llevaban mal. Ella no lo seguía a él en redes, que en el siglo XXI es señal inequívoca de repulsa; y además no habían posado juntos en ningún photocall durante la promoción de Romper el círculo. Sin embargo, fue el contexto el que volvió tan sonada la denuncia de la actriz a su compañero de reparto y director, que hizo pública hace unas semanas.
80 FOLIOS DE DENUNCIA
Lo acusa de acoso sexual durante el rodaje de la película desgranando, durante más de 80 folios, un plan de «múltiples niveles» para dañar su reputación. Según el documento, todo se puso en marcha tan pronto como Blake y Ryan Reynolds confrontaron a los productores de la película sobre «comportamientos perturbadores» que había padecido ella durante el rodaje. De este modo, Lively no solo trataba de limpiar su imagen, sino de poner negro sobre blanco lo ocurrido realmente con Baldoni. Según relata, fueron meses de calvario en los que el actor y director entraba en su camerino sin permiso, incluso cuando estaba amamantando a su bebé. Además, en la demanda se explicitan algunas cláusulas que la actriz había solicitado antes de firmar su contrato. Tenía que quedar por escrito que Baldoni no se explayaría sobre su «adicción a la pornografía», que no hablaría de sus conquistas sexuales y que no haría comentarios sobre el cuerpo de Lively. Como era de esperar, el actor no solo no se ha quedado callado, sino que se ha armado siguiendo el ejemplo de Johnny Depp, que pasó del ostracismo social y laboral a volver a pasearse por las alfombras rojas de medio mundo. Baldoni ha contratado al equipo legal del actor para «acabar con la manipulación social».
El actor y director presentó una contrademanda en la que afirma que Blake Lively orquestó una campaña de desprestigio en los medios y que habría coaccionado a múltiples testigos clave para que la respaldaran. Además, alega un conflicto contractual de fondo en torno a una disputa por el control de un remake ambicioso de un clásico del cine, sobre el que alega que Lively y Reynolds intentaron influir directamente en un importante acuerdo de producción que Baldoni tenía cerrado con un estudio de Hollywood, buscando deslegitimarlo. Además, señaló que este último había tenido actitudes agresivas en defensa de su mujer en diferentes reuniones. En cuanto a las acusaciones de acoso sexual, Baldoni las niega categóricamente y promete presentar testigos y pruebas para sustentar su versión. En varias entrevistas señaló que Lively pidió ayuda a su marido para tomar las riendas del control creativo de Romper el círculo, hasta el punto de que Reynolds escribió buena parte del guion de una de las escenas más icónicas, una injerencia que a Baldoni no pareció sentarle demasiado bien.
Ahora Lively y Reynolds deben decidir si responden formalmente en los tribunales o bien buscan un acuerdo extrajudicial. Si continúan por la vía judicial, cabe esperar una de las batallas legales más comentadas de los últimos tiempos.
Amber Heard, expareja de Depp que en su día denunció al intérprete por «abuso doméstico», ya ha trasladado su apoyo a Lively. A ella se han sumado las también actrices Gwyneth Paltrow o Amy Schumer. Queda por ver si los esfuerzos por empañar y desacreditar a Blake Lively dan su fruto en forma de cancelaciones reales, así como la sentencia final de un pleito que, incluso antes de empezar, promete paralizar Hollywood.