La íntima confesión de la cantante María Isabel tras sufrir un bache: «Aunque la psicóloga me dé el alta, yo voy a seguir yendo a terapia»
YES
Asegura que no fue el éxito temprano ni la resaca de su «Antes muerta que sencilla» lo que le pasó factura mental, sino su nivel de autoexigencia. Tras casi dos años de pausa, retorna a la música más empoderada y urbana que nunca
28 ene 2025 . Actualizado a las 16:02 h.Con 9 años, María Isabel era todo un fenómeno musical y había ganado el festival de Eurovisión Junior. Con 28, tomó la decisión de parar y alejarse temporalmente de la industria musical por problemas de salud mental. Lo relata todo en primera persona en Ansiedad, la canción con la que ahora retorna a la música, un tema de corte urbano con esencia flamenca en el que la artista se abre en canal. «Siempre que hago una canción digo: ‘Esta es especial’, pero Ansiedad realmente lo es. Es una canción que cuenta parte de mi historia y marca un punto entre lo que he sido y lo que quiero llegar a ser. Es como una nueva versión de mí misma, pero sin perder mi esencia. Antes era una niña, ahora soy una mujer y busco un poco ese respeto de adulta», expone para abrir la conversación.
—¿Qué fue lo que te provocó el clic en la cabeza que te llevó a tomar la decisión de parar?
—Yo ya llevaba muchos años con ansiedad y arrastrando problemas de salud mental. No es que me llegase cuando paré. Decidí parar porque había llegado al punto en el que ya no podía más. Sentí que necesitaba reencontrarme conmigo misma, ordenar todo y saber la dirección que quería darle a mi carrera y a mi vida. Así que decidí cuidarme y darme prioridad.
—¿Qué has aprendido en este tiempo?
—He aprendido a no exigirme tanto, a dejar fluir todo un poco más, a que las cosas vayan pasando a su debido tiempo, a no pensar en el futuro, a enamorarme de cada proyecto y a disfrutar del proceso, que era algo que antes me faltaba. Siempre buscaba los resultados rápidos y eso al final te frustra.
—¿Qué errores no vas a volver a cometer?
—Lo que no volveré a hacer es ir deprisa en la vida, preocupándome por cosas que ni siquiera llegan a pasar.
—La letra de la canción está escrita en carne viva, pero la frase que más me sobrecoge es cuando hablas del «miedo a no impresionar».
—Pues sí. Me exigía muchísimo para poder impresionar al resto y al final te das cuenta de que a la única persona que tienes que impresionar es a ti misma. La verdad es que la letra de esa canción la escribí llorando de arriba abajo, porque es que lo cuenta todo.
—¿Te has llegado a sentir un juguete roto?
—No, jamás. Desde pequeña he sido una persona con muchísimo éxito tanto en lo personal como en lo profesional, sigo haciendo música y siento que sigo teniendo el cariño de la gente. No puedo considerarme un juguete roto. Soy una mujer luchadora y valiente. A mí también me han dicho muchos noes en mi vida, y no siempre me han salido las cosas como yo creía que iban a salir. Y es cierto que ante eso, antes me venía abajo. Pero he aprendido que eso también forma parte de la vida y que no pasa nada. Nos caemos, nos levantamos y seguimos. En la canción lo digo: «[Estoy] orgullosa de ver cómo hoy gestiono mis emociones». Ahora me lo tomo todo de otra manera.
—¿Has hecho las paces con la niña que fuiste?
—Sí. A día de hoy puedo decir que sí. Está claro que hay cosas que en la infancia nos pueden afectar más. Pero a todos los niños, no solo a mí por ser cantante. Para mí fue la mejor etapa de mi vida. Bueno, aquella y ahora que soy mami. Pero sí que es verdad que a veces, de adulta, me hablaba muy mal a mí misma y ahora he aprendido a hablarme muy bonito. Eso creo que es una forma de hacer las paces con la niña que fui.
—¿Hasta qué punto ha podido influir en lo que te ha pasado después el hecho de haber entrado tan pronto en la vorágine de la industria musical?
—Mira, si me hubiera cogido siendo una niña cantante en la actualidad, puede ser que sí me hubiera influido, porque ahora hay redes sociales y comentarios de todo tipo que no son fáciles de gestionar. Pero me cogió una industria más sana. Cuando se vendían discos, ibas a firmar a las tiendas, hacías conciertos en los pueblos y la gente se quedaba con los carteles... Estaba expuesta a la gente, sí, pero no era ni mucho menos como puede ser ahora. Nada de lo que me ha pasado se lo achaco a aquella etapa, porque mis padres me cuidaron muchísimo y lo llevé muy bien.
—También tu maternidad coincidió con esa etapa de crisis mental. No sé si te influyó para bien o para mal.
—Para bien. Cuando me quedé embarazada yo ya estaba parando casi todo y fue como una luz. El embarazo fue algo superbonito, lo viví tranquila y feliz. Y ahora mi peque me da la vida.
—Has dicho que ir a terapia te ha recordado quién eres y cuál es tu propósito en la vida. Pues cuéntame, ¿quién eres y cuál es tu propósito en la vida?
—Pues mira, soy una persona que desde pequeña ha sido muy trabajadora, que siempre ha tenido el propósito de hacer feliz a muchas personas y que a lo que aspira ahora es, principalmente, a ser feliz y a disfrutar de las pequeñas cosas. Porque no nos damos cuenta de que la vida se nos va muy rápido y hay que disfrutarla al máximo.
—«Y los que deberían ir a terapia nunca irán», dices en la canción. ¿A quién te refieres?
—A terapia debería ir todo el mundo. Es como un plus. Hasta el punto de que yo creo que, aunque mi psicóloga me dé el alta, yo voy a seguir yendo. Nuestra salud mental tiene que estar por encima de todo. Pero ahí me estoy refiriendo a esas personas que, por la razón que sea, no son personas buenas.
—En un momento de la canción dices: «Grábate esto a fuego». ¿Te has hecho algún tatuaje después de este trance?
—Anda, pues sí. Me tatué «PAUSE».
—«Ansiedad» mantiene un toque flamenco, pero es muy urbana. ¿Lo que venga a partir de ahora irá en esa línea?
—Me gustaría seguir esa línea, sí. Pero a mí también me gusta bailar y que la gente disfrute con mi música, así que habrá un poco de todo. Lo próximo ya te digo que será un poco más movido.
—¿Cómo combinas las canciones de antes y las de ahora en los conciertos?
—Estoy con la gira del 20 aniversario, así que empiezo recordando las canciones de antes para la gente que ha crecido conmigo y después ya viene la parte adulta. Lo que pasa es que muchas de mis canciones, por más que sean de adulta, siguen sonando a cuando era más pequeña. Pero es que yo de pequeña ya tenía canciones que eran reguetón, así que no hay mucha diferencia.
—¿Qué relación tienes a día de hoy con «Antes muerta que sencilla»?
—Una relación buenísima. Para mí sería muy raro dar un concierto y no cantarla. Me iría enfadada [se ríe]. Es que además es un temazo. La letra me encanta, me anima y a la gente la vuelve loca. Yo disfruto mucho en el escenario con esa canción. Espero poder cantarla hasta el último día de mi vida.
—En el 2016 te presentaste a la selección para ir a Eurovisión. ¿Volverías a intentarlo?
—Nunca me gusta decir que no a nada, pero, como te he dicho antes, no me gusta pensar en el futuro, y si miro al presente, no está en mis planes. Lo que ahora quiero es encauzar mi carrera musical con otros objetivos. Pero no puedo descartar que en algún momento me pueda apetecer. Le tengo mucho cariño a Eurovisión.