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Juan Carlos, toda una vida ocultando su homosexualidad, se ha enamorado de Paco a los 72 años: «Por fin he encontrado el amor de verdad»

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Paco, de 76 años, y Juan Carlos, de 72, están viviendo un amor feliz
Paco, de 76 años, y Juan Carlos, de 72, están viviendo un amor feliz

«Mis hijos se enteraron por la televisión de que me gustaban los hombres. En eso me equivoqué. Y se lo he hecho saber», expresa Juan Carlos

02 feb 2025 . Actualizado a las 16:46 h.

Esta es la historia de dos personas valientes. Dos hombres que a los 70 han decidido vivir, pensar en ellos mismos y buscar la felicidad. Uno, porque la muerte de su anterior marido le golpeó tan fuerte que estaba desesperado. El otro, porque se cansó de vivir tantos años ocultando su homosexualidad. Solo a quien le pasa algo así, puede saber cómo se siente una persona que ha ocultado durante tanto tiempo su orientación sexual, que se ha tenido que esconder y reprimir tantas veces y al que la sociedad le ha obligado a vivir de una manera que no quería. Ellos son Paco y Juan Carlos y se han enamorado el uno del otro a los 70 años. Sencillamente eso. Pero han querido proclamar su amor a los cuatro vientos en el programa La tarde, aquí y ahora de Canal Sur.

A Paco se le nota alegre, sobrepasado quizás un poco por la repercusión que está teniendo su historia, pero decidido a explicarle a la gente lo bien que se siente ahora que ha encontrado a Juan Carlos. Porque salió de él la iniciativa de acudir al programa de Juan y Medio, desesperado por la soledad y la pena de haber perdido a su marido, la persona más importante de su vida. «Juan Carlos y yo nos conocimos hace ya cuatro meses. Yo fui al programa porque llevaba viviendo con mi marido 48 años. Tuve un problema de salud muy grave en la vesícula, y me diagnosticaron una septicemia. Estuve tan mal que me llevaron al hospital y le dijeron a mi marido que me moría, que no iba a pasar de ese día. Y estando él conmigo en el hospital, le reventó la aorta. No pudieron hacer nada. Todo fue muy rápido. Yo me recuperé, pero él, que no había tenido nunca ningún problema, se murió. Imagínate en las condiciones en las que me quedé, muy solo», cuenta. Los días y las noches se le hicieron tan difíciles a Paco, que vive en un pueblo de Sevilla (Aznalcóllar), que sintió la necesidad de hacer algo: «No podía estar en casa solo. Tenía mucho miedo, pánico a la soledad. Entonces, hace cinco meses recurrí al programa de Juan y Medio. Quería conocer a alguien, necesitaba compañía».

Fue así cómo se sentó por primera vez en un plató de televisión para contar su vida. «Llamaron por teléfono las personas que se interesaron por mí. Y desde el programa me dieron una lista de los que habían llamado. Yo les devolví la llamada para darles las gracias y también para ver si me interesaba por alguno de ellos», dice. Porque Paco tenía muy claro lo que estaba buscando: «Mis condiciones eran que fuera una persona formal, limpia y que pudiera estar a gusto y tranquilo con él. Porque a estas edades uno necesita un acompañamiento, y el cariño y el enamoramiento viene sobre la marcha». Paco se había comprometido a no verse con ninguno de los pretendientes antes del programa, pero a él ya le había gustado Juan Carlos. «Me convencía su forma de expresarse, de hablar y de todo. Yo a él no lo conocía, pero él a mí ya me había visto por televisión. Y nos vimos por vez primera en el programa, aunque yo ya le había pedido que me enviara alguna foto para ver cómo era», dice. Su encuentro televisivo sirvió para reafirmar lo que los dos ya sabían, que estaban dispuestos a quererse. «Cuando se abrió la pantalla que nos separaba, ya nos abrazamos. Me agradó muchísimo y estuvimos llamándonos a todas horas. Por la mañana, por la tarde, por la noche... Él ya ha estado viviendo conmigo algunas semanas, porque es de Jaén. Y la idea que tenemos es vivir juntos en Aznalcóllar, pero, claro, aún tiene que resolver sus cosas allá», dice Paco, que hace ya mucho tiempo que decidió vivir su homosexualidad con total naturalidad, aunque no siempre fue así.

«La tarde, aquí y ahora». Canal Sur

Todo lo contrario que Juan Carlos, que siempre vivió escondido en una falsa heterosexualidad. Se casó y tuvo tres hijos. «Siempre he querido ser yo, que llegara ese momento, y ahora me siento liberado por no tener que ocultarlo. Y es verdad que todo el mundo se ha sorprendido de que fuera gay. Nadie lo esperaba. Siempre lo he llevado oculto. Pero yo quería liberarme y encontrar a una persona que me quisiera. No estar solo», explica este vecino de Jaén de 72 años, que también cuenta que, después de separarse, ya tuvo una primera relación homosexual a espaldas de todo el mundo: «Pero había muchísima diferencia de edad. Y aquello duró lo que duró. Desde entonces tuve muy claro que si tenía otra pareja, debía ser más o menos de mi misma edad», explica.

«Mi fallo fue casarme»

No es difícil ver lo que ha sufrido Juan Carlos durante toda su vida ocultando su homosexualidad. «En aquellos años en los que era joven yo no podía decir que era homosexual. Eso jamás. Pero reconozco que me han gustado los hombres desde que tenía 14 o 15 años. Prueba de ello es que mucho antes de casarme, ya había mantenido relaciones con un hombre. Pero en esta vida todos cometemos fallos. El mío fue casarme. Era una época en la que todo el mundo tenía novia. Y yo estaba haciendo la mili y me presentaron a esta mujer y al año de estar de novios, pues decidimos casarnos». A pesar de los obstáculos que puso su madre: «Ella ya me decía que eso era imposible. Que no nos conocíamos, que no había habido tiempo. Y yo creo que también me lo decía porque igual ella veía cómo era. Siempre me decía que yo no era hombre de casarme. Pero yo le replicaba, que si todos se casaban, por qué yo no podía hacerlo. Pero ella insistía: ‘Lo tuyo es ser soltero'. Digo yo que ella notaría algo». Pero en su casa no pudieron hacer nada, Juan Carlos tenía clara su decisión: «Cuando le dije que me iba a casar igualmente, mi madre me pidió que no lo hiciera. Pero yo en aquellos años ya ganaba un buen dinero. Entonces les dije a mis padres que no hacía falta que aportaran ellos nada para la boda, porque todo lo iba a poner yo». Y así fue.

Cuenta que durante su matrimonio, él era viajante y no estaba mucho tiempo en casa: «Iba por toda Andalucía, y ella me decía que eso no era vida, que teníamos que estar más juntos, que no podía estar todo el mes fuera. Y ahí fue cuando yo monté un pequeño restaurante en Jaén. Ella estaba en la cocina y yo fuera. Pero la verdad es que nuestro matrimonio realmente no funcionó».

Todos los años pasados

Ahora prefiere dejar el pasado atrás y centrarse en el presente, porque es cuando se siente realmente feliz: «Con Paco he encontrado el amor de verdad, el de corazón. Estoy viviendo la vida que me hubiera gustado vivir desde joven. Imagínate todos estos años que yo he pasado, si los hubiera disfrutado con una persona como Paco a mi lado... He tenido rollos pasajeros, pero nunca había estado con una persona a la que quieras de verdad, por la que sientes algo por ella».

Pero esa felicidad se ha ensombrecido un poco por la manera en la que decidió hacer pública su homosexualidad. Lo hizo por la puerta grande y en televisión, pero sin medir las consecuencias. Nadie de su familia lo sabía. «Mis hijos se enteraron por la televisión de que me gustaban los hombres. En eso me equivoqué. Y se lo he hecho saber. Primeramente tenía que haberlo hablado antes con ellos. Por lo menos, para que no les cogiera por sorpresa o que no se enteraran por una tercera persona que les dijera: ‘Oye, pon Canal Sur que está saliendo tu padre'», explica. Aunque tuvo un auténtico confesor que sí conocía muy bien su caso: «Al único que se lo dije fue a un gran amigo mío que es sacerdote y que tengo mucha confianza con él. Cuando se lo conté, él me dijo: ‘Yo no te puedo quitar la ilusión de tu vida, porque yo no soy nadie para prohibir el amor libre'. Yo sé que hay gente que dirá que un cura no puede decir estas cosas, pero él sí me lo dijo. ‘Si tú verdaderamente sientes algo y quieres ser feliz a partir de ahora, tienes que hacer lo que tu corazón te diga', me comentó. Y por eso di el paso».

Eso sí, reconoce que mientras dudaba si ir o no a un plató de televisión, se encomendó a la Virgen del Rocío, de la que es muy devoto: «Yo soy muy rociero, y todas las noches desde que sabía que iba a ir al programa, le rezaba a la Virgen y le decía que si se movía la medalla es porque ella quería que fuera. Pero, claro, la medalla se movía porque yo la tocaba cuando ya estaba acostado», bromea.

En cuanto a la reacción de sus hijos cuando lo vieron por televisión reconocer que le gustaban los hombres y que quería iniciar una relación con Paco, Juan Carlos explica que lo aceptaron, pero que uno de ellos lo llamó para recriminarle la manera en la que lo había hecho. «Lleva razón. Me dijo si me parecía normal que se tuvieran que enterar así. Pero también es verdad que tiene una mujer que está superpreparada y que le ha dicho que no pasaba nada, que yo no era ni el primero ni el último y que tampoco era nada malo ni había matado a nadie».

«La tarde, aquí y ahora». Canal Sur

Precisamente, al día siguiente de esta entrevista, Juan Carlos cogió el tren de vuelta para Jaén, donde sigue residiendo mientras no organiza la mudanza definitiva. Y explica que se siente preparado para afrontar cualquier comentario. «Soy una persona que sé responder muy bien. Y cada uno tiene que vivir su vida como quiere. Pero siempre hay personas que te preguntan por tu bien y otros que lo hacen de mala fe. Pero yo me siento preparado para afrontarlo», dice convencido, mientras comenta que sabe de mucha gente que no es capaz de dar el paso que ha dado él: «Tengo un amigo, casado y con hijos, que después de verme en la televisión, me dijo: ‘Juan, tú no sabes el valor que le has echado a la vida. Yo creo que ni lo has pensado'. Yo le dije que por supuesto que lo había pensado y que le había dado muchas vueltas a la cabeza. Pero él quiso ir más allá: ‘Es que yo quisiera tener esa valentía que tú has tenido. Ojalá pudiera hacer lo mismo'. Entonces le respondí que creía que estaba perdiendo el tiempo, porque hace muchos años que yo tenía que haberlo hecho».

«Lo mejor de mi vida»

¿Y cómo ven el futuro esta pareja de enamorados? «Pues felices, viviendo los dos juntos, tranquilamente y disfrutando de la vida lo que podamos», dicen al unísono. «Lo mejor que me ha pasado en la vida son estos meses que hemos estado juntos Paco y yo. He estado muy, muy a gusto, muy feliz, porque no sabía lo que era estar todo el día con la persona a la que quieres, dormir con ella, no dormir solo... La vida es totalmente distinta. Yo antes me pasaba toda la tarde sentado en el sillón viendo la tele. Y me acostaba y me levantaba solo», confiesa Juan Carlos, consciente de lo dura que es la soledad.

«La tarde. Aquí y ahora». Canal Sur

«Antes no lo entendía. Veía el programa de Juan y Medio y me preguntaba si de verdad era tan mala la soledad. Pero mi hermana, que está viuda, siempre me decía que hay personas que saben llevar la soledad y otras que no, y que te puede matar. Tenía mucha razón», dice.

Juan Carlos decidió hacer pública su homosexualidad con 72 años, pero Paco lo hizo mucho tiempo antes. En cuanto Zapatero legalizó el matrimonio homosexual, contrajo matrimonio: «Me casé con mi marido Antonio en cuanto salió la ley. Yo lo que quería era legalizar nuestra situación, para tener derecho a todas nuestras cosas». Pero antes de poder gritar a los cuatro vientos que tenía una relación con un hombre, Paco reconoce que la mantuvieron oculta durante años. «Estuvimos un tiempo viviendo como si fuésemos hermanos de distinto padre. Cuando la gente nos preguntaba, decíamos eso. Que teníamos la misma madre. También en el buzón de casa aparecía así. Y en el trabajo de él, para sus compañeros, yo era su primo. Y para los vecinos del edificio, la madre de él también era mi madre. En todos lados teníamos que ocultar nuestra relación». Cuenta que en la época de Franco llegó a sentir miedo por su integridad. «Sí, claro, me han ocurrido cosas. En esa época yo vivía en Madrid en la zona de Atocha. Recuerdo una noche de verano, que hacía mucho calor... Entonces no había aire acondicionado, y salí a pasear por donde está la Basílica de Atocha. Me detuvieron sin haber hecho nada de nada, me pidieron el DNI y me dijeron que los acompañara al furgón. De allí ya me llevaron a la comisaría y me estuvieron dando caña. Con dar caña me refiero a pegarme. Hasta que por fin me soltaron. Pero me aplicaron la ley de vagos y maleantes, claro».

Afortunadamente, todo eso ha quedado atrás. Pero el caso de Juan Carlos y Paco es la prueba de que todavía queda mucho camino por andar. Que aún hay demasiada gente que no se atreve a amar libremente. Que tiene miedo a que los juzguen y a sentir el rechazo de una sociedad, que tiene mucho que aprender. Pero mientras eso no sucede, siempre nos quedarán casos como los de Paco y Juan Carlos para darnos una gran lección de amor. ¡Feliz vida, pareja! Por muchos años juntos.