José Ruz, «Triun Arts», uno de los canales de YouTube sobre «true crime» más importantes: «El mayor error de Daniel Sancho fue tirar los restos de Edwin Arrieta a la basura»

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«Cuando va a comisaría a denunciar la desaparición, la policía ya sabe que tiene delante al asesino», explica José Ruz, que acaba de publicar «Daniel Sancho. Toda la verdad y nada más que la verdad»

09 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El 2 de agosto del 2023 Daniel Sancho, hijo del actor Rodolfo Sancho, acabó con la vida de Edwin Arrieta en Tailandia. Dos días después fue acusado del asesinato y descuartizamiento del cirujano plástico colombiano. Enseguida el crimen adquirió una gran notoriedad mediática, se han escrito páginas y páginas sobre el suceso, aunque todavía quedan algunos interrogantes en el aire. Ahora José Ruz, conocido en redes como Triun Arts, uno de los canales de YouTube sobre true crime más importantes de España, acaba de publicar un libro sobre el caso, Daniel Sancho. Toda la verdad y nada más que la verdad, respaldado con documentación y testimonios oficiales e inéditos.

 —No te crees nada de lo que dice Daniel Sancho.

—Es que no te puedes creer nada de ningún asesino. ¿Te crees el relato de El Chicle? ¿O el de Miguel Carcaño, que ha dado siete versiones? Tendrá tintes de verdad, porque todo el mundo para crear una mentira se suele basar en cosas que son ciertas, pero, lógicamente, va buscando su beneficio. El asesino es el único que tiene derecho a mentir. Le puedo dar veracidad al relato de cómo mata a Edwin, a por qué lo mata, ninguna.

 —¿Por qué crees que lo mató?

—Sinceramente, después de leer el caso y estudiar el tema, pienso que lo mata porque piensa que es la única manera que tiene de quitárselo de encima. A Daniel Sancho lo deja la novia, porque la realidad es que la novia lo deja a él, porque le es infiel con una chica, o con varias, y ella termina cortando después de varios años de relación. Y en ese impasse, cuando ha dejado a Laura, conoce a Edwin, y comienza una relación muy cómoda. Porque Edwin es un tío que viene a España tres veces al año, si puede, porque tiene dos clínicas, una en Chile y otra en Colombia. Y mientras le está dando dinero, él tiene ingresos. No son grandes, pero a lo mejor le metía 1.000 euros un día, 500 a los quince días, así hasta febrero o marzo.

 —¿En concepto de qué?

—Según contó la defensa, para promocionar su canal de YouTube. Yo, que soy youtuber, un canal con 300 suscriptores, que no deja absolutamente nada y tiene cero visitas, o sea, 300 o 400 por vídeo, dudo que haya alguien que te quiera promocionar. Es una manera de justificar. Como cuando te cogen con dinero negro y no sabes qué decir. Un canal, que además tenía abandonado, porque el último vídeo lo había subido en noviembre. El canal ha servido de excusa para montar una coartada. Claro, era muy cómodo, le pagaba sus gastillos, venía tres veces al año, pero llega un momento en que Edwin decide venirse a España, y mientras no convalidara su título y no pudiera ejercer, quería montar un restaurante o participar de uno que ya estuviese montado. Ya había, incluso, alquilado un piso en Barcelona, donde se iban a quedar él y Daniel hasta que compraran uno. Hasta ese momento, Daniel no le veía complicaciones.

  —¿Cuando no lo ve tan bien?

—Cuando vuelve con Laura.

  —¿En qué punto estaba su relación en agosto del 2023?

—Digamos que estaban retomando la relación. Ella estaba de viaje por Vietnam con su familia, e iba a volar a Tailandia para verse con Daniel. Iba a ser como una especie de vuelta a la familia, de decir «he vuelto con él», o «vamos a volver», «estamos intentándolo». Ahí se ve cogido, cuando ve que podía seguir adelante con Laura, que Edwin se fuera a vivir a España, ya le suponía un problema. Básicamente, porque él no quería contar su doble vida. Una persona normal no mata a otra, si es por las amenazas que él dice, existen las denuncias. No matas ni descuartizas. Su comportamiento se sale de lo típico. Yo creo que el motivo es primero, porque le debe dinero. Edwin había enviado 150.000 euros a España, se habla de más, pero yo esa cifra la tengo confirmada, no sé si a Daniel o a una sociedad, para montar un negocio. Y ese dinero faltaba. No sé si lo cogió Daniel o no, pero sabía que si Edwin se venía, incluso cortando la relación con él, más tarde o más temprano iba a sacar la doble vida que llevaba.

—¿Era el principal miedo de Daniel?

—Yo pienso que sí, miedo a que sacase esa doble vida, que hubiese estado con un hombre de 44 años, manteniendo una relación amorosa, además de que no sabe dónde acabó el dinero de las inversiones.

 —¿Nadie cercano a Daniel sabía nada?

—Yo pienso que no. No sé si algún amigo íntimo lo sabía, pero él presentaba a Edwin como amigo y socio para sus inversiones. De hecho, en las fotos que Edwin enseñaba a sus amistades no salía solo con Daniel, excepto en una de Marbella, que se la manda a una amiga, que es la única que conocía la relación entre ambos.

 —¿Era una relación de interés mutuo?

—No, yo creo que para Edwin era una relación de amor, y para Sancho de aprovechamiento. Que es totalmente lícito, no lo juzgo. Pero Edwin en el último mes había perdido 14 kilos, se empezó a arreglar más, a hacer deporte, lo que suele hacer una persona de mi edad cuando se enamora de nuevo, y de una persona joven.

 —¿No dudas de que fue premeditado?

—No es que dude yo, es que no dudó ni el fiscal, ni el tribunal, nadie ha dudado nunca. Para dudar habría que dar una explicación lógica a los movimientos de Sancho el 1 de agosto.

 —Para tenerlo todo planeado, ¿hay detalles que se le escapan, no?

—No se le escapan, lo que pasa es que desconoce el entorno. Si vas a cometer un crimen premeditado, lo más normal es que lo hagas en tu ciudad o en una que conozcas, que tengas todo controlado: quién te puede ver, quién no, si te pueden grabar, si hay cámaras... Él no lo tenía controlado, se fue allí pensando que era el tercer mundo.

 —Y resultó ser «Gran Hermano»...

—Pero él no lo sabía, y salta a la vista cuando denuncia la desaparición de Edwin, que le dice a la policía: «Lo recogí, nos fuimos a comer a no sé dónde, luego fuimos a la playa...». Es mentira, y si tú sabes que te están grabando, no vas a contar una bola. Pero él no lo sabía, si no, se hubiese montado otra historia. En ese momento, la policía ya sabía que tenía delante al asesino. Por todo lo que había hecho el día anterior..

 —¿Y no tenían pensado detenerlo?

—Cuando aparecen los restos en el vertedero el día 3 a las diez de la mañana, ellos empiezan a tirar del hilo. Van a la tienda donde compró las cosas, con la pegatina de la moto, van a donde la alquiló, lo llaman y se hace el loco, dice que va a ir, pero no va, lo vuelven a llamar y tampoco, y a la tercera dice que la moto está estropeada. Mientras van al hotel Panviman, porque por el pasaporte que dejó en la tienda de las motos, saben que se aloja ahí, y cuando llegan se enteran de que también está reservado para Edwin Arrieta, y que no ha dormido allí. La policía no es tonta, dice: uno vivo y otro muerto. No hay más. Solo que tampoco querían ir a por él así, porque sabían que el otro estaba desaparecido y solo habían encontrado tres trozos. Cuando más o menos te tienen cercado, lo hacen así. Como cuando hablaron con el padre de Gabriel para decirle que todas las sospechas recaían en su pareja, Ana Julia Quezada, pero le dijeron: «No digas nada y actúa con normalidad para ver si encontramos a tu hijo».

 —¿Cuál fue su principal error?

—Tirar los restos de Edwin al contenedor de basura. Si no lo hubiera hecho, puede ser que hubiese tenido la posibilidad de salir de Tailandia.

 —¿En el mar no los hubieran localizado?

—Es que no los encontraron. En el mar solo aparece una bolsa, y la encuentran, porque él los lleva a la playa y les dice: «Los tiré por aquí». Si eso no hubiese pasado, no habría nadie buscando, y habría aparecido o no. Su plan era tirar todo al mar, pero empezó a llover, y al segundo o tercer viaje ya no se puede adentrar, y las prisas, la premura o el nerviosismo, le hicieron tirarlo a la basura. Si los hubiera tirado al mar, se podría haber escapado.

 —¿Pero su intención era salir?

—No, yo pienso que estaba tan seguro de que había cometido el crimen perfecto que no tenía prisa por salir. Nunca pensó que lo iban a coger. No tenía nada pensado, ni una coartada ni nada.

—Cuentas que se va a desayunar, sube fotos a redes... ¿«Shock» o coartada?

—Ni shock ni coartada. Para mí, Daniel Sancho es un psicópata narcisista, encaja dentro de ese perfil, y cuando se va a desayunar es porque tiene hambre. Me parece supermaquiavélico, de hecho, hago referencia en el libro a que sube una foto de un cartel que dice: «Un coco al día mantiene al doctor en la lejanía». Puedes pensar que es una frase. Pero viene de tirar al doctor al mar y a la basura.

 —¿Por qué no hay un análisis psicológico?

—Porque no se ha querido. En Tailandia da igual el tema psicológico. Y la defensa lo podía haber hecho fácilmente, porque tenían videollamadas y visitas, pero se ve que no interesó.

 —¿En España al principio se blanqueó un poco la historia? Casi no sabías quién era la víctima y quién el asesino...

—Todavía se sigue blanqueando. Pero solo hay que ver a quién han sacado en cachitos de una isla. Yo no sé si ha sido por ser hijo o nieto de quien es, pero en los platós de televisión se llegó a un acuerdo... ¿Qué asesino de España has visto tú que el abogado defensor esté todos los días en la televisión? Y ha habido asesinatos muy famosos: Miguel Carcaño, El Chicle, Ana Julia Quezada... No salen ni se les ha defendido así.

 —Dices que la primera declaración lo salva a la vez que lo condena...

—Claro. En la primera declaración él se echa la culpa, y eso le libra luego de la pena de muerte, se la conmutan por cadena perpetua. La defensa se ha echado flores, pero lo único que salva a Daniel Sancho de la pena de muerte fue el propio Daniel Sancho, cuando declaró que había comprado los materiales para acabar con la vida de Edwin y cuando ayudó a la policía a encontrar los restos.

 —¿La actuación policial fue correcta?

—Cometería algún error, ninguna policía es 100 % efectiva. Pero la defensa de Daniel durante el juicio siempre hizo referencia a la persona que se supone que engañó a Daniel para que confesase con la promesa de que lo iban a extraditar a España. ¿Por qué no lo llamaron de testigo en el juicio?

 —¿Qué futuro le espera?

—La defensa tiene que presentar el recurso, y la respuesta tardará entre un año y dos..., a lo sumo le subirán la indemnización, pero recurrirán al Tribunal Supremo y se quedará como está. Pedirá perdón real, como hacen todos, y en ocho años o por ahí, cuando pague la indemnización, vendrá para España, y aquí tendrá que seguir cumpliendo condena por asesinato como si fuera un homicidio agravado, que son 20 años. Estará como 8 años más en Tailandia.