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David Bustamante: «Faranduleo lo mínimo, no aguanto ni hasta las tres»

YES

Cada vez más lejos del personaje que fue, el cántabro se abre ahora en canal en cada charla y en cada canción. Él es, por primera vez, el autor de todos los temas de su nuevo disco, en el que cuenta lo que nunca ha contado. El 2 de marzo lo presenta en directo en A Coruña

23 feb 2025 . Actualizado a las 18:31 h.

Renacer es la palabra que más veces cita David Bustamante en la conversación. Así se siente y así quiere que lo disfrutemos. Nunca ha dejado del todo de ser él, pero sí que ahora quiere distanciarse de la caricatura en que lo convirtieron. Publicar Inédito, un disco de canciones propias en el que cuenta lo que nunca ha contado, ha sido el primer paso. El 2 de marzo lo presenta en el Palacio de la Ópera de A Coruña. «Os llevo el show más pleno, más completo y más de verdad de mi carrera», expone con ese genuino maximalismo tan propio de su carácter. «Está siendo muy especial, estoy gozando como nunca. Las canciones de Inédito se dan la mano con mis éxitos, con las que todo el mundo conoce. Estoy renaciendo, reenamorándome de lo que hago y entendiendo por qué mereció la pena tanta lucha durante tantos años para llegar hasta aquí».

—Lo de «renacer» te lo he escuchado varias veces. ¿De verdad así te sientes?

—Totalmente. Mira, en esto de la música te llevas muchas frustraciones, haces proyectos y luego no salen las cosas como uno espera... Pero cuando llegas ya a la madurez, cumplo 43 el 25 de marzo, uno empieza a apreciar otras cosas. Dar el paso de atreverme a mostrar mis historias, mis canciones, a que la gente me conozca un poco más, a no conformarme y a seguir creciendo, ha hecho que vuelva a enamorarme de esta profesión. Por eso digo lo de renacer. Aunque antes no estaba muerto, estaba de parranda (se ríe). Porque realmente yo siempre he estado presente, todos mis discos y mis giras han funcionado, pero necesitaba tener un motivo. Y estas canciones compuestas por mí son un motivo más que suficiente. Por eso estoy viviendo este momento tan idílico.

—¿Qué te hizo decidirte a dar el paso de sacar tus propias canciones?

—Me animó mucho mi productor, Pablo Cebrián. También las charlas con Andrés Suárez o las tardes que pasé con la guitarra y una cerveza con mis queridos Pablo López y Antonio Orozco. También me animó mi familia. Mi actual mánager, que es mi hermano, me dijo: «No puedes ser egoísta, esto no te lo puedes quedar para ti. La gente tiene que escuchar estas canciones para conocer otra faceta de ti». Y, sinceramente, creo que he encontrado el principio del resto de mi carrera. Ya no entendería hacer las cosas de otra manera.

—También dices que, de alguna manera, es un «volver a empezar».

—Sí, sí, porque siempre he tenido la pasión por cantar, pero es que ahora tengo también la pasión por contar. Yo tengo una manera de sentir y qué mejor que desahogarme a través de mis canciones. En este disco hay canciones contra el bullying, que lo he tenido que vivir en mis propias carnes, o contra la gente egoísta y cobarde que ataca en las redes. Digamos que, de algún modo, he conseguido saldar viejas cuentas. Con lo cual mis canciones se convierten también en algo que sana y que hace que cicatricen heridas del pasado.

—Parafraseándote, ¿has derramado mucha verdad en este disco?

—Mucha no, toda. Hay canciones como Capaz, que estaban dentro de mí, pero yo no lo sabía. Y cuando la dejé salir y la vi escrita en un papel, me emocionó. Y también emociona a la gente cuando la canto en los conciertos. Porque entienden qué es lo que quiero decir. Entienden que cuando eres una persona pública y estás expuesto, la gente es bastante cruel en las redes sociales. Yo soy de los que piensan que si no tienes algo positivo que decir es mejor cerrar la boca.

—¿Hay, como dices en una canción, «mucho cobarde sin talento»?

—Así es. Gente que lo único que sabe hacer es vomitar cosas dañinas. ¿Y sabes lo que pasa? Que hay gente fuerte como yo, que me levanto, me sacudo el polvo y sigo caminando. Pero hay personas a las que realmente las destrozan, las hieren de muerte y de por vida. Era algo que necesitaba decirlo y al final encontré la manera adecuada.

—¿Qué es lo que te ha resultado más difícil de este estriptis emocional que has hecho en este disco?

—Ser de verdad y no edulcorar las cosas. Que la gente sepa que yo también cometo errores, que soy humano, que me equivoco, que vuelvo a caer y a tropezar muchas veces en la misma piedra. Pero también que soy un tío que se levanta por la mañana, que quiere ser feliz y que quiere darle la mejor vida a las personas que quiere. Que soy un luchador y un currante y que tengo miedo al fracaso, a no ser feliz... Ese soy yo. Soy David, de San Vicente de la Barquera. Quitín, como me llaman mis amigos.

—En el disco hay muchas canciones de desamor. Aunque en algunas, como «Gracias», reconozcas que esos fracasos te han hecho más fuerte o, como en «El día que te vayas», digas que vas a montar una fiesta en casa.

—Una fiesta de cuatro fines de semana, digo, y ahora no aguanto ni hasta las tres. ¡Vaya fanfarrón! (se ríe). ¿Sabes qué pasa? Que el desamor forma parte de la vida y de alguien apasionado como yo, que he fracasado y me he vuelto a enamorar. Esas canciones no son cartas con destinatario ni cuentas pendientes. Pero el desamor da mucho juego a la hora de componer y me pongo en esa situación.

—¿Qué errores del pasado hoy no volverías a cometer?

—Te prometo que no cambiaría absolutamente nada de mi vida. Y te voy a decir por qué. Incluso de los errores, y te aseguro que la vida también me ha dado palos, se aprende. Si tengo que volver a cometer los errores de mi pasado para tener este presente, no cambiaría ni una sola cosa, porque soy muy feliz con quien soy y con la gente que me rodea. Y ha sido todo lo que he vivido lo que me ha traído aquí. A tener una pareja como la que tengo, una niña como la que tengo, a ver bien a mis padres, a mis hermanos, a mis vecinos, a mis amigos.... Tengo un entorno, no muy cuantioso, pero sí muy sano y muy de verdad. Es tan bonito lo que tengo que por eso no mejoraría ni cambiaría absolutamente nada del pasado. Todo tiene un porqué y de todo he aprendido.

—¿Te atreverías a decir que estás en el mejor momento de tu vida?

—No me atrevo por si acaso lo gafo. Pero yo si me quedo así, estoy como Dios. No voy a quejarme absolutamente de nada.

—«Inédito» es un disco también rico en lo musical, en el que hay desde baladas hasta acercamientos al «synth pop». Dices que el disco está basado en el pop que te influyó, ¿cuál fue?

—Salvando las distancias, me han influido desde Manolo García y El Último de la Fila hasta cantantes melódicos como Luis Miguel o José José... Ahora escucho mucho también, por ejemplo, a Dirty Loops. Me gusta muchísimo el funky... Intento nadar en mil mares. No tengo ningún prejuicio con la música y siempre he huido de las etiquetas.

—De la música que se hace ahora, ¿qué sigues o qué te gusta?

—Estoy un poco saturado de música urbana. Tengo una hija adolescente (se ríe). Hay música de ese estilo que me gusta, pero no la que es explícita o denigrante para la mujer. No me gusta lo gratuito, lo fácil. A mí me gusta más el erotismo. Es bastante más elegante. Pero también estoy viendo una nueva generación de músicos que apuestan por salirse un poco de la corriente más comercial. A mí me parece importante que cuando abras la boca la gente sepa que eres tú. Y lo que me pasa ahora con muchos artistas de la música actual es que no los identifico, me suenan todos bastante parecidos.

—¿Cómo te sientes en la escena actual? ¿Te gustaría entrar en otros circuitos? Estoy pensando, por ejemplo, en el circuito de los festivales.

—Me fascinaría. Y creo que tengo cabida porque hay una generación, la mía, que cada vez tiene más nostalgia. Y si existe una máquina del tiempo, esa es la música. Tú escuchas una canción y te llega el aroma de cómo olía ese momento, de con quién estabas, de dónde pasaste aquel verano... Es realmente mágico. Entonces, el tema festivales me gustaría muchísimo. Porque también me encanta y me emociona que me conozca la gente más joven. Es muy curioso ver lo que provocas en las nuevas generaciones, en la gente de la edad de mi hija. Me parece increíble.

—¿Cómo crees que sería hoy la vida de David Bustamante si no te hubieras presentado a aquel concurso de televisión?

—Lo tengo muy claro. Lo de la música lo habría seguido intentando hasta el final de mis días. Pero imagino que seguiría trabajando en la construcción, buscándome la vida, viviendo en mi pueblo, dando paseos por la playa, con hijos como tengo ahora, con mis amigos, con mi partida de cartas con mis primos... (se ríe). Me encanta porque estoy describiéndote lo que hago cuando voy al pueblo. Yo soy una persona muy familiar y quitando lo que realmente amo, que es estar encima del escenario, mi vida cuando se apagan las luces es de lo más normal, lo menos farándula posible. Voy a muy pocos photocalls, a muy pocos estrenos... Vivir como rockstar 24/7 no es mi estilo.