Diana Al Azem, experta en adolescentes: «Forzar a tu hijo a dejar una relación tóxica se puede volver en tu contra»
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La profesora y divulgadora habla sobre la cumbre Adolescencia 360º y explica las claves para saber si tus hijos tienen relaciones sanas. «No debemos educarlos solamente como posibles víctimas, sino también como posibles tóxicos», dice
11 mar 2025 . Actualizado a las 13:39 h.La adolescencia supone una etapa muy importante en la vida de una persona. Pero para los padres, y para el propio adolescente, puede llegar a suponer un quebradero de cabeza. Diana Al Azem, CEO de Adolescencia Positiva, lleva años intentando acompañar a las familias a educar a sus hijos adolescentes con cercanía y firmeza. Ahora la divulgadora da las claves para identificar las relaciones tóxicas de nuestros hijos y da detalles de la cumbre Adolescencia 360º, un evento online que tendrá lugar los próximos 22 y 23 de marzo.
—¿Qué es la cumbre Adolescencia 360°?
—Es un evento que tiene el propósito de otorgar a todas las familias, los adolescentes y los profesionales que trabajan con jóvenes, herramientas necesarias para todos los ámbitos de la vida de un adolescente. Desde sus relaciones sexuales, la escolaridad, la salud mental... Puede asistir cualquiera, porque será online tanto a nivel nacional como internacional.
—¿Cómo surgió la idea de ponerlo en marcha?
—Viendo que muchos padres están muy ocupados para poder hacer formaciones y asistir a charlas presenciales. Son tantas las dimensiones de un adolescente al que tenemos que acompañar que muchas veces los padres nos vemos desbordados con tanta información de revistas, documentales... La idea es que en un solo fin de semana puedan informarse sobre todos los aspectos de la adolescencia en un único evento e incluso llevarse las grabaciones de las charlas para poder visualizarlas posteriormente.
—¿Cuesta cada vez más que los padres conecten con sus hijos adolescentes?
—Sí, porque llevamos un ritmo de vida frenético y muchas veces no llegamos a todo por estar desbordados de por sí con el trabajo, la casa... Conozco casos de padres que tienen que trabajar hasta tarde y que sus hijos están solos en casa durante ese tiempo. Esto hace que acaben con una importante adicción a las pantallas y que, cuando los padres quieren recuperar eso, les cuesta.
—Al no estar vigilados, usan las pantallas sin limitaciones...
—Exactamente. Después, cuando un padre o una madre dice: ‘Vamos a hacer algo juntos', llega un punto en el que al niño la idea de pasar tiempo con los padres le aburre, porque las pantallas son mucho más atractivas. Se trata de que pasemos el mayor tiempo posible con ellos. La conciliación familiar es complicada, pero hay que tenerla en cuenta no solo cuando son pequeños, sino también cuando son adolescentes.
—En el caso de las relaciones románticas, ¿a qué edad empiezan en esa etapa?
—Puede ser a cualquiera, tanto con 12 años como con 16 o 18. No hay una edad exacta para enamorarse, pero es importante que haya una educación sexoafectiva previa a que todo esto suceda. No tener solamente conversaciones sobre el sexo, sino que hablemos también del consentimiento, de lo que yo recibo de la otra persona, pero también de lo que yo voy a darle a ella. No debemos educar solamente a los hijos como posibles víctimas, sino también como posibles tóxicos. Trabajando un poco la autoestima desde casa, eso les va a ayudar.
—¿Qué entendemos por relación tóxica?
—Aquella en la que la otra persona, por ejemplo, tiene un control excesivo sobre alguien. Hay algunos puntos que nos pueden dar una pista de que estamos en una, como los celos, la posesividad o la manipulación. También puede haber chantaje emocional y, en cierto modo, miedo hacia la otra persona. Cuando una relación no es sana, hay esa falta de reciprocidad y se dan reconciliaciones muy extremas. De pronto nos enfadamos, pero nos reconciliamos como si fuéramos las mejores amigas o la mejor pareja del mundo.
—¿Cómo pueden los padres identificar que sus hijos están dentro de una?
—Si vemos que hay una dependencia hacia la otra persona, que no puede estar sin ella y que si no la llama, se pone mal. Incluso, si de pronto hay una disminución muy drástica en el rendimiento académico. También si nuestros hijos empiezan a normalizar ciertos comentarios o comportamientos machistas, degradantes o violentos, habría que averiguar qué está pasando ahí.
—¿Cómo se les puede hacer ver que eso no está bien?
—En lugar de decírselo, creo que tendríamos que hacerle preguntas: ‘¿Cómo te sientes cuando estás con esta persona?', ¿cómo te sientes cuando no te llama o no te habla?', ‘¿crees que esto es una relación sana?'. No acusar directamente ni enjuiciar, sino hacerles reflexionar para que no sientan que les estamos atacando ni queriendo poner límites directamente. Que sean ellos mismos los que se den cuenta de la situación.
—¿Hasta qué punto los padres pueden cotillear el móvil de sus hijos?
—Tenemos que entender que ellos tienen su intimidad. Muchas veces les digo a los padres que tampoco deberían prohibir o forzar la ruptura con esa persona, porque se puede generar el efecto contrario y volverse en su contra. La adolescencia es una etapa muy rebelde. Si criticamos a su amigo o a su pareja es posible que su reacción sea la de: ‘No, voy a estar con esa persona'. Espiarles el móvil no lo debemos hacer porque de nuevo nos puede llevar a situaciones muy incómodas con ellos, sobre todo si nos pillan o se dan cuenta. Así solo empeoramos la situación. Lo que sí que podemos hacer, en todo caso, sería invitar a que sus amigos o su pareja vengan a casa para conocerlos también y fortalecer la autoestima de nuestros hijos para que desarrollen habilidades emocionales. También acompañarles en el duelo, si llega el momento en el que rompe su amistad o rompe con su pareja.
—¿Esas primeras relaciones marcan las que puedas tener en un futuro?
—Sí, porque además es una etapa muy delicada en la que se están formando y aún no tienen la madurez suficiente como para entender racionalmente qué está pasando. Un trauma sentimental lo pueden llegar a arrastrar durante el resto de su vida, sobre todo si desde muy jovencitos caen con una persona narcisista, manipuladora, violenta o psicópata. Si esto afecta a un adulto, imagínate a un adolescente que está todavía en proceso de crecimiento.
—El amor ideal de las películas tampoco ha ayudado...
—La sociedad a veces no acompaña, porque tenemos esa idea del amor romántico y de todos estos llamados empotradores que nos muestran que cuanto más violento sea el acto, más placer vas a sentir, cuando en realidad sabemos que, por supuesto, no es así. Sobre todo una mujer, que necesita un tiempo para estar preparada para mantener una relación sexual. La música muchas veces también invita a actos muy machistas o muy violentos, dejando a la mujer como un objeto sumiso ante el hombre, y esto no ayuda. Por eso digo que hay que educar desde la escuela y desde casa. Incluso desde los medios es interesante que se haga.
—Tener un móvil a una edad precoz, puede suponer acceder a contenido pornográfico...
—Efectivamente. Las estadísticas nos dicen que el 80 % de los vídeos que circulan por las redes sociales son vídeos porno violentos. Entonces, ¿qué es lo que están aprendiendo y viendo nuestros hijos? Están normalizando una serie de conductas violentas y degradantes, sobre todo para la mujer, que es la que siempre aparece como el objeto de placer del hombre.