El argentino, que dejó su país para trabajar en remoto y planeaba varios lugares para iniciar su aventura, asegura que la ciudad gallega conquistó su corazón
17 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Matías Agustoni, de 37 años, no es un nómada digital al uso. De hecho, siempre tuvo un trabajo presencial en Buenos Aires, su ciudad natal, y cuando su trabajo comenzó a ser remoto, se planteó instalarse definitivamente en una ciudad, en lugar de ir viajando de una a otra. «Después de la pandemia, mi trabajo empezó a ser remoto. Sentí que quería un cambió y decidí irme al sur de Argentina, pero, estando allí, me di cuenta de que buscaba algo diferente, y decidí mudarme a Madrid», relata el argentino.
En su familia cuentan con nacionalidad suiza, además tenía algún dinero que le permitía dar el salto sin que fuera al vacío. «Siempre sabía que podía volver. Entonces me dije: ‘Voy, y si sale mal, lo peor que puede pasar es que gaste algunos ahorros y regrese a Argentina, pero lo haré con experiencia adicional’», indica Matías.
Se mudó a Madrid, pero después de casi un año, seguía sin sentir que la ciudad fuese su espacio. «No era hostil, solo que tenía lo mismo de Buenos Aires sin serlo y, teniendo en cuenta que ahora trabajaba otra vez para América, no tenía mucho sentido seguir allí», relata. En lugar de regresar a América, y para aprovechar que estaba aquí, ideó un plan sin fallos: comenzaría a recorrer las ciudades de la península que tenían costa y donde el coste de vida no fuese muy alto, pasaría dos o tres meses en cada ciudad hasta encontrar una que le gustase verdaderamente, y la primera que eligió fue A Coruña. «Estaba buscando la ciudad donde hubiese menos verano, y elegí A Coruña. Estaban a punto de empezar las olas de calor en Madrid y no quería pasar más por eso. También tengo una prima que me decía que la ciudad me iba a gustar», explica el argentino.
Llegó el 1 de junio del 2023 a una ciudad que lo recibió con más de 20 grados centígrados y un cielo azul donde no se divisaba ni una nube. Y quedó conquistado. «Además cuando vi que el estadio de fútbol estaba al lado de la playa, eso me pareció increíble. Ahí empezó a sembrarse la semilla de que a lo mejor me quedaba más tiempo», continúa relatando. Y no pasó mucho más hasta que Matías decidió alargar su estadía. «A los veinte días de mi llegada fue la fiesta de San Juan, y ver a toda la ciudad congregada para esa cita me encantó. Desde el principio sentí que la ciudad me decía: ‘Acá hay algo para vos, así no lo diga tu documento de identidad’», dice convencido.
En ese momento vivía en un piso compartido y, aunque trató de alargar su contrato de solo dos meses, no lo logró. En el piso siguiente, fue enlazando contratos de dos en dos meses hasta que, a finales del 2023, decidió que se quedaría al menos un año en la ciudad. «Yo pensaba que por venir de una ciudad con casi 14 millones de habitantes, no me iba a adaptar a una ciudad más pequeña, pero en A Coruña tengo todo lo que necesito en cuanto a lo social, deportivo y cultural, con la ventaja de que puedes recorrer la ciudad en bici», dice.
Hoy, no sabe lo que le depara el futuro, por lo pronto, empezará con clases de gallego y de muiñeiras «para bailar en las foliadas», dice. También está en la lista de espera para abonarse como socio del Dépor. «Venía para dos meses, pero ahora estoy apostando a desarrollar mi hogar en Coruña. Estoy casi seguro de que en algún momento volveré a Argentina, porque es mi hogar, pero ahora esta ciudad también lo es», asegura este gallego que, aunque no de nacimiento, sí es de corazón.