Yolanda Álvarez, asesora de imagen y experta en rutinas de belleza: «Una mujer alto cargo no es conveniente que lleve escotes ni un look muy casual»

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La joya invisible del estilo es «la coherencia», que tus valores sintonicen con tu imagen, asegura esta emprendedora y empleada de una gran empresa. «El mayor error que cometemos a la hora de vestirnos es el tiempo», advierte
24 mar 2025 . Actualizado a las 19:12 h.Las calles de A Coruña son para ella una pasarela de moda inadvertida y excepcional, un showroom de puertas abiertas. Por eso cuando pasea, al igual que cuando entra en una cafetería a tomar algo, activa su radar visual, un detector de estilo que tiene desde pequeña y que no ha dejado de entrenar. «Mira qué bien le queda colocada la gorra de esa forma», piensa al observar a una de las personas anónimas que se le cruzan al pasar Yolanda Álvarez, que defiende la coherencia como principio de estilo esencial.
Asesora de imagen especializada en rutinas de belleza, esta personal shopper opera en A Coruña de manera presencial y en toda España online. Yolanda le dio forma profesional a su talento tras ver en redes un directo de una chica argentina. Con ella (y mucho rodaje por su cuenta de forma amateur) se formó antes de abrir el blog y la web de Asesora Closet, proyecto personal de esta mamá pluriempleada que trabaja «diez horas diarias» para hacer lo que le gusta sin arriesgarse del todo.
Empezó estudiando la FP de técnico en Farmacia. En sus inicios, esta emprendedora que compagina su asesoría con el empleo en una gran empresa cosmética de prestigio mundial se estrenó en una farmacia. En el sector farmacéutico dio los primeros pasos en cuanto se mudó con su marido a vivir a Barcelona, una experiencia a la que sucedieron dos años en Madrid. «La tierra nos tiraba, así que decidimos volver», cuenta. A su vuelta, siguió trabajando un tiempo en el laboratorio farmacéutico, pero hace seis años la reclutaron de esa firma de cosmética y ella no dudó en decir que sí. Eso le dio estabilidad y oportunidades de promoción interna, con la posibilidad de optar a puestos muy distintos.
Yolanda, que hoy trabaja como empleada combinando las facetas de comercial y formadora, es una ávida cazadora de detalles. «Desde muy niña, podía sentarme en una terraza con mi madre y analizar a la gente», revela quien te ayuda a mejorar el estilo tirando de lo que tienes en el armario, combinando las prendas de manera diferente o colocándolas de modo distinto. «El otro día, una clienta llevaba un estilo muy sport. Solo con ponerse una gorra y decirle cómo podía llevar el pelo, cambió», detalla Yolanda.
Gastar lo mínimo es una de sus máximas. Cada clienta (en su mayoría mujeres, un 30 % hombres) le deja una historia, un reto que convierte en algo para aprender. «Una clienta me decía que su imagen no la ayudaba nada. Que en cuanto pasaba el tiempo, se olvidaban de ella», comparte quien entiende que la imagen nos hace dejar huella o nos invisibiliza, nos vuelve estridentes o elegantes, sin necesidad de decir una palabra. Una de las tácticas estrella de Asesora Closet es irse al centro de A Coruña a cazar tendencias al vuelo y detener el ojo en cómo va la gente. «Viendo los looks de las personas que pasean por A Coruña me inspiro y animo a mis clientas a hacer lo mismo», cuenta. Importa más la pincelada creativa que salir de compras. «Hay dos extremos. Gente que tiene muy poco, como una inspectora de Hacienda a la que estoy asesorando. Tiene poca ropa para el cargo que tiene, y es demasiado informal. En el otro extremo, asesoré a una ama de casa que tenía demasiada. Muchísima ropa y mucha aún con etiquetas. Y sentía ese freno de ‘‘para llevar a los niños al cole no me voy a vestir así’’. Es el error de comprar la ropa pensando en el fin de semana, porque, por comodidad, tiras de lo de siempre», comenta.
LA TENDENCIA NO ES LO MÁS
¿Vestimos de acuerdo con el cargo o el trabajo que tenemos? «Muchas veces no», responde Yolanda, y no es algo que vea positivo. El código de vestimenta, superando los mantras de lo que en cada momento es políticamente correcto, marca, define, «influye mucho a la hora de contratar un servicio».
¿Una inspectora de Hacienda, por ir al caso, qué no debe llevar? «No es conveniente que lleve escotes, transparencias o un look muy casual, y es algo extensivo a cualquier mujer alto cargo», responde esta asesora coruñesa que tiene en cuenta la mirada social y que lo primero que pide a sus clientes son fotos suyas para hacerse una composición de lugar. En el caso de esa clienta inspectora de Hacienda lo primero que le dieron sus fotos «fue la impresión de una madre que va a llevar a sus hijos al cole», revela.
Comparar el antes y el después de sus clientes es «alucinante, sobre todo a nivel de autoestima y seguridad». Porque lo que se lleva por fuera y la mirada ajena visten por dentro. «Influye tener unas herramientas: saber cómo tienes que hacer. Llevando lo mismo, la imagen cambia según cómo lo lleves —explica—. No requiere ir en tendencia ni estar comprando constantemente. Yo intento guiar a mis clientes al margen de las tendencias, porque son algo pasajero, que hace que en nada te veas desactualizado».
«Trabajo desde la esencia de las personas. Desde sus valores. Siempre les pregunto cuáles son sus valores y les cuesta responderme. Porque tiene que haber una coherencia entre los valores que tengo y la imagen que transmito. No tiene sentido ponerte camisetas de rock si lo que te gusta es la música clásica»
En moda hay ideas que molestan como zapatos de un número menos. «En colores, hay falsas creencias, como que no debemos combinar azul marino y negro», apunta. ¿Y el short y la minifalda, mejor al baúl de los recuerdos cumplidos los 50? «Cada uno dentro de su estilo ha de tener sus apuestas aseguradas», despeja.
Su modus operandi sigue un primer paso: preguntar a sus clientes con qué se sienten cómodos. El segundo, ofrecerles sugerencias de distinta combinación. «Trabajo desde la esencia de las personas. Desde sus valores. Siempre les pregunto cuáles son sus valores y les cuesta responderme. Porque tiene que haber una coherencia entre los valores que tengo y la imagen que transmito. No tiene sentido ponerte camisetas de rock o heavy si lo que te gusta es la música clásica», afirma.
¿Nos vestimos para nosotros? Lo de «me visto para gustarte a mí misma» me parece un tópico. «Creo que más que para los demás nos vestimos para una situación, y está correcto —añade—, dentro de tu esencia. Más que vestirnos hacia los demás, diría que a veces nos inhibimos por el qué dirán. Tengo clientas que prefieren no decir que están en una asesoría de imagen».
Yolanda admite que económicamente ser pluriempleada «no siempre compensa». Pero «es una satisfacción ver cómo cambian las clientas, cómo les cambia la cara con cómo se van viendo mejorar». «Esto compensa», asegura Yolanda, a la que han marcado de modo especial algunas historias. Es el caso de una mezzosoprano resistente al cambio. «Sus camisetas eran todas de Snoopy y de Mickey Mouse. No podía cambiarle el estilo sin ir de compras», cuenta. Esta fue su clienta más «complicada». Otro caso singular para ella fue el de un chico ourensano que estaba en proceso de cambio. «Había adelgazado 12 kilos. Podía llevar un pantalón roto o una camiseta estampada con mucho color, collares, melena larga... Le cambié a un estilo más clásico, fue un cambio radical, un éxito», asegura esta experta en rutinas de belleza que dice que no duda sobre cuál es el mayor error que cometemos a la hora de vestirnos, «la falta de tiempo». ¿Un remedio? «Deja la ropa elegida la noche anterior. Si quieres un cambio al día siguiente, que sea mínimo». Eso será cuestión de tiempo, en este caso atmosférico.