María J. Gómez y Verdú, experta en protocolo: «Lo peor que puedes regalar si te invitan a cenar es una botella de vino»

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Quién debe comerse la última croqueta, quién tiene que pagar la cuenta en el restaurante o cuál es el peor error que podemos cometer en una mesa formal son algunas de las claves que resuelve la experta. «Y no es comer con la boca llena», aclara
12 abr 2025 . Actualizado a las 13:03 h.Una comida o cena fuera de casa tiene sus códigos. La experta en protocolo y etiqueta María José Gómez y Verdú (@procoloyetiqueta.es en redes) comenta cuáles son los que hay que saber para no faltar a los buenos modales. «Una vez que cogemos los cubiertos, ya no pueden volver a tocar el mantel», advierte.
—¿Cuál es el peor error que podemos cometer en una comida o cena formal?
—Al contrario de lo que mucha gente podría pensar, no es hablar con la boca llena. El peor error es de cortesía, el no esperar a que estén todos servidos y empezar a comer nada más sentarse a la mesa. O, en muchas ocasiones, se espera solamente en los primeros, pero no en los segundos. El primer plato es tan importante como el segundo, y el postre también. Si no se espera, el ritmo de la mesa va a variar, porque unos habrán terminado mucho antes y otros aún no habrán empezado. Esto siempre y cuando el servicio sea rápido.
—¿Y quién se come la última croqueta cuando es un plato compartido? Se va generando una tensión, pero siempre hay alguien que coge el último resto del plato sin contemplaciones.
—En la mesa siempre hay un nivel de jerarquía. Si es en una casa, los anfitriones marcan el grado superior. Y luego vamos hacia abajo desde las personas de mayor edad. Los últimos en el escalafón son los niños. Los anfitriones deben preguntar y ofrecérsela a los mayores, e ir descendiendo. Y si hay alguien alérgico o intolerante a la comida de otros platos y que se sabe que no va a comer de ahí, lo normal es que lo disfrute él. Si la comida es fuera de casa, alguien debería preguntar antes: «¿Quién quiere la última croqueta?». Y si todos niegan, entonces esa persona se la podría comer. Pero antes, por educación, hay que preguntar si alguien más la quiere y cederla si fuera el caso.
—¿Quién debe pagar la cuenta para evitar «peleas» innecesarias?
—El que invita paga, en cualquier situación. Otra cosa diferente es en un grupo de amigos cuando dices: «¿Por qué no organizamos una cena en tal lugar?». En este caso, previamente se debería hablar si cada uno paga lo suyo o lo asume alguien en concreto. Se trata de organizarlo previamente para, en el momento en el que llegue la cuenta, evitar todas estas situaciones, a veces muy cómicas. También a la hora de pagar, que siempre ocurre que alguien dice que no tiene efectivo, por ejemplo, o surgen problemas.
Nunca hay que llevar sandalias o chanclas al trabajo, no es adecuado enseñar los dedos de los pies
—¿Qué temas no se deben tocar?
—Hay ciertos temas que dentro de una mesa deberían ser tabúes, como por ejemplo, hablar de deporte, sobre todo de fútbol, que puede enfrentar a varias personas. Lo mismo con la política, la religión y la economía. Siempre se generan discusiones por estos cuatro o cinco temas que son los que lleva la gente más a flor de piel y hacen que se crispe y, de un ambiente agradable, enseguida pueden surgir pequeñas crisis que se quieren evitar. Es mejor tocar otros temas. Puedes hablar del último viaje que has realizado, si has ido a ver una exposición, los libros que has leído... O si has visto a alguien que conocemos, puedes hablar de cómo se encuentra, etcétera. Es decir, se puede hablar de muchos temas, siempre evitando aquellos que sabemos que pueden confrontar a diferentes personas, incluso crear una discusión dentro de la mesa que no es agradable. Pasa mucho en las reuniones que no son formales, y sobre todo en las familiares.
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—¿Qué debemos regalar si nos invitan a una cena en una casa?
—Lo mejor que se puede regalar es una cosa un poquito neutra, como por ejemplo unos bombones o unas galletas que se puedan ofrecer con el café. Y lo peor que podemos regalar es una botella de vino, porque muchas veces el anfitrión se ve como obligado a sacarla durante la comida, y a lo mejor había preparado un vino completamente diferente que maridaba muy bien con el menú que preparó. Igual el del invitado no marida muy bien, pero te ves en esa obligación.
—Sin embargo es el regalo más común. ¿Y si se trata de otro tipo de alcohol?
—Sí, otra cosa es que regales un licor, por ejemplo, para el final de la cena. Y si le regalamos un vino típico, por ejemplo, de la zona en la que vivimos, le indicamos al anfitrión que lo disfrute en privado. Realmente el problema siempre viene por el vino y por las flores, porque estas conllevan que el anfitrión les dedique tiempo, es decir, que busque un jarrón, que lo llene de agua, que ponga las flores dentro del agua... Y ese tiempo que está perdiendo en prepararlas no lo dedica a los invitados. Es mejor nunca llevar flores o regalos excesivamente grandes que puedan conllevar pérdida de tiempo por parte de los anfitriones.
—¿La falta de puntualidad es una falta de modales?
—Parece que llevamos en los genes esos diez minutos de retraso, pero la puntualidad es una de las formas de educación más importantes y que dicen mucho de nosotros. Sobre todo, dicen mucho del respeto que tenemos hacia los demás. El tiempo es la cosa más democrática que existe en el mundo, porque no se puede comprar, y es lo único que todos sin excepción vamos a tener igual, 24 horas, al final del día. Entonces, si yo llego tarde quiere decir que mi tiempo vale más que el tuyo y por eso te hago esperar, porque yo estaba ocupado en mil cosas. Subliminalmente, te estoy diciendo que soy más importante que tú.
—¿Dónde hay que apoyar los cubiertos cuando estamos comiendo?
—Una vez que se coge un cubierto, este ya nunca más volverá a tocar el mantel, porque lo manchan. Hay que apoyarlos encima del plato.
—¿Y la servilleta sobre las piernas, incluso si es de papel?
—Efectivamente, siempre, sea del tipo que sea. Incluso más la de papel, porque la de papel normalmente, es un poco paradójico, pero siempre se utiliza en restaurantes en los que las comidas suelen manchar muchísimo. Por ejemplo, si vamos a comer una hamburguesa, vamos a utilizar muchísimo las manos. En todos esos restaurantes suele haber servilletas de papel. ¿Qué pasa? Que la servilleta de papel se dobla muy fácilmente y se hace una bolita, entonces cuando la utilizamos limpiándonos las manos, siempre la dejamos encima de la mesa, porque pensamos que en las piernas, como es más pequeña, se puede caer. Pero si encima de la mesa la dejamos toda manchada, yo estoy comiendo y viendo la suciedad de la persona que tengo enfrente. Para evitar eso, es mejor ponerla siempre sobre el regazo doblada de una forma o de otra, pero siempre encima del regazo.
—¿Qué opinas cuando alguien se pone a escarbar con el palillo porque le ha quedado un resto de comida entre los dientes?
—Eso es un clásico, sobre todo a partir de una determinada edad. La gente se tapa con la mano muchas veces, pero el gesto sigue siendo poco adecuado cuando uno está sentado en la mesa. Si notamos algo extraño en la boca, podemos hacer dos cosas: o nos aguantamos y esperamos a que termine la cena, o bien, si es realmente molesto, uno lo que hace es levantarse de la mesa e irse al baño. Y ahí ya puede buscar el elemento en cuestión dentro de la boca. Pero nunca debe hacerlo en la mesa.
—¿Cómo se come bien un huevo frito?
—Hay una norma en etiqueta que es que lo sólido no se puede mezclar si no está previamente indicado por el cocinero que ha elaborado ese plato. Por eso, los huevos están cocinados con el objetivo de degustarlos y saborearlos tal cual, sin necesidad de contaminarlos con otro elemento, como en este caso puede ser el pan. El pan es un elemento que tenemos en la mesa para ayudarnos, porque un huevo tampoco se corta con cuchillo, pero no para mojar nada en él.
—¿Dónde hay que partir el pan?
—Si hay platito de pan, justo encima. Si no, siempre dentro de mi plato, para no llenar el mantel migas. Y mi pan siempre es el que tengo a mi lado izquierdo.
—También abordas a veces el protocolo estilístico. Ya que viene el buen tiempo, ¿qué está prohibido en la oficina?
—Nunca hay que llevar sandalias al trabajo. No se debería ir con los dedos de los pies al aire. Existen infinidad de zapatos, como pueden ser las manoletinas o sabrinas, que son igual de frescas y nos pueden tapar los dedos de los pies. También es cierto que hay sandalias que te dejan el talón descubierto, pero la parte de los dedos de los pies te la tapa. Esas son perfectas, pero nunca hay que llevar los dedos visibles, porque es un nivel de informalidad completo. Tampoco es adecuado ir con ropa excesivamente corta, como las minifaldas o los pantalones muy cortos. Siempre digo que el hecho de ir más corto no quiere decir que vayas a pasar menos calor, porque lo importante es elegir bien los tejidos. En el caso específico de los hombres, no pueden llevar una camisa de manga corta con el pretexto del calor.
—Precisamente en cuanto a los hombres, muchas veces no eligen bien el ancho de la corbata...
—Muchos hombres no acaban de entender esto. El ancho de la corbata tiene que ser proporcional al ancho de la solapa de la chaqueta. Normalmente, las corbatas más anchas las visten las personas ya de una cierta edad, es decir, son un poquito más antiguas y se llevan con trajes mucho más estructurados con cuello ancho. Las corbatas ultrafinas generalmente están indicadas para personas jóvenes, con cuellos de chaqueta más finos. Lo ideal sería el término medio, es decir, un cuello de chaqueta estructurado pero fino, con una corbata de anchura media. Después, la manga de la camisa debe sobresalir de la chaqueta 1,5 centímetros, y el bajo del pantalón debe caer también 1,5 centímetros por encima del zapato.