
Con la duda en los dientes... Hay rutinas fijas, pero más o menos convenientes para tu higiene bucodental. Los expertos despejan dudas tan frecuentes como el cepillado de la boca. ¿Cumples «la regla del tres»?
24 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Los cepillos de dientes, por inanimados que sean, tienen una vida útil que hay que respetar para no echar a perder la sonrisa. «No cambiar el cepillo cuando corresponde, cada tres o cuatro meses, puede ser perjudicial para la salud bucodental», sostiene la televisiva Boticaria García, que recomienda mantener la tapa del váter cerrada siempre y situar el cepillo de dientes lo más lejos posible de él. Aclarar el cepillo bajo el agua del grifo tras cada uso y sacudirlo para quitarle el agua de los filamentos son dos de los consejos de la boticaria con más seguidores en redes sociales.
Pese a que este utensilio de aseo no es novedad, hay rutinas muy arraigadas en el uso y dudas que flotan en el ambiente más allá de la cuestión eléctrico o manual. «El capuchón de los cepillos está desaconsejado. ¿Por qué? Porque evita que los filamentos se sequen bien y hace que se mantengan calentitos, que es lo que más les puede gustar a las bacterias», nos sorprendió Boticaria García en una intervención en Zapeando de La Sexta. Pero esta recomendación no pasa el filtro de otros expertos.
«Mejor tener el cepillo con capuchón. Es importante que tenga conductos de ventilación, para que no quede el cepillo con una humedad constante, lo que favorece la proliferación de microorganismos», señala a YES Silvia Fonseca, de la Clínica Dental Balaídos. Un consejo que comparte la dentista Tania Seoane, de la Clínica Ana M. Díaz.
«Yo siempre le pongo el capuchón al cepillo, porque lo tengo en el cuarto de baño y, a pesar de que siempre que tiro de la cadena cierro la tapa, hay partículas y microorganismos que se adhieren a las cerdas», dice Tania Seoane, que añade que no es necesario secar con toalla el cepillo. «Es suficiente con darle unos toquecitos para eliminar las gotitas», explica.
El capuchón, subrayan estas dos expertas, ha de tener siempre hendiduras para ventilar, no ser hermético. «Con capuchón, el cepillo queda menos expuesto», apunta Tania Seoane, que nos revela que suele ponerlo «con las cerdas mirando a la pared, para evitar que se depositen partículas que están en el aire en el cuarto de baño». La tapa del inodoro, siempre cerrada. Y esa costumbre habitual de poner los tres o cuatro cepillos de una familia en el mismo recipiente conviene quitarla ya de la encimera. «Si compartes taza o vaso, es muy fácil que un cepillo se pegue con otro. Mejor cada cepillo en su vaso o en su base», aconseja Tania Seoane.
Que cada uno use su pasta es lo ideal, continúa la dentista, y el dentífrico adecuado varía en función de las personas, en relación con sus encías y su flora oral». ¿En qué debes fijarte al elegir una pasta? En que sea una pasta fluorada, coinciden las dentistas. «Lo ideal, que tenga 1450 ppm (partes por millón de fluor)», detalla Silvia Fonseca.
¿Manual o eléctrico? Depende...
El cepillo eléctrico es el favorito. Evita más que el manual la formación de placa, es más cómodo y rápido, y puede ser más sencillo de manejar para los niños. Pero los manuales de toda la vida tienen menos impacto ambiental y son más recomendables para las personas con ortodoncia. «El cepillo de dientes eléctrico no siempre es la mejor opción —consideran en la Clínica Ana M. Díaz—. Cuando el cepillado es normal y la persona no tiene placa, puede utilizar el manual».
«Deja bajada la tapa del inodoro y el cepillo hacia la pared»
La edad influye lo justo en la elección. Los niños, que tienen otra capacidad motriz, no siempre aceptan el empleo del cepillo eléctrico. «Usar el manual o el eléctrico depende, más que de la edad, de la habilidad manual», puntualiza Tania Seoane.
Sigue la regla del tres
En dientes lo aconsejable es aplicar «la regla del tres»: cambia el cepillo o el cabezal al menos cada tres meses, cepíllate tres veces al día y al menos tres minutos en cada cepillado.
¿Rutinas incorrectas? «Hay gente que piensa que, cuanto más fuerte pase el cepillo, mejor. El cepillado ha de ser con fuerza moderada, porque si lo hacemos con mucha podemos sufrir retracción de encías y más desgaste dentario. Otro error frecuente es comprar un cepillo muy duro. Lo ideal es que sea de dureza media», propone Silvia Fonseca.
¿El enjuague es indispensable? No. «Es solo un complemento. Otro error común es sustituir cepillado por enjuague». El colutorio es superfluo, dicen, no reemplaza el cepillado «ni la limpieza interdental con seda, que hay que hacer al menos una vez al día para darle larga vida a la sonrisa.
¿Enjuagamos con agua o no tras el cepillado? Mejor no, o solamente lo justo para no sentir demasiado la pastosidad en la boca.