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Laura Alonso fue asfixiada con su propia chaqueta anudada al cuello

T. Barreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

O PEREIRO DE AGUIAR

El informe definitivo de la autopsia no descarta, sin embargo, que el autor la estrangulase con las manos

22 oct 2010 . Actualizado a las 03:34 h.

«La causa fundamental más probable podría ser la estrangulación a lazo, y la causa inmediata sería la anoxia central -es decir la falta de oxígeno en la sangre como consecuencia de la asfixia-». Así rezan las conclusiones del informe final de la autopsia de Laura Alonso, la joven de 19 años hallada muerta en agosto del 2009 en Toén. El documento, al que ha tenido acceso La Voz, establece que en el surco que presentaba el cuello de la víctima se observaban fibras de algodón, lo que contradice la declaración del imputado por su homicidio, el joven Javier Cruz, que actualmente se encuentra en la prisión ourensana de Pereiro de Aguiar. El acusado declaró en su día que tras mantener relaciones sexuales con la víctima iniciaron una discusión, que ella le escupió y lo abofeteó y que él reaccionó echándole las manos al cuello hasta que escuchó un ruido y vio que se desvanecía. Según su versión, intentó reanimarla, pero Laura Alonso ya había muerto. Sin embargo, el informe final de la autopsia indica que «las características microscópicas del surco, junto con la identificación de fibras de algodón presentes en la trama del surco apuntan a que pudo utilizarse un tejido con fibras de algodón para realizar una presión exterior sobre el cuello». Lo que no ha sido capaz de establecer la autopsia es si dicha presión sobre el cuello de la joven se ejerció desde delante o desde detrás, ya que «el mecanismo de producción de esta lesión resultaría compatible con la aplicación de una presión cervical extrínseca», pero los estudios practicados «no han hallado lesiones traumáticas» en el plano anterior del cuello ni se han encontrado fracturas en las vértebras cervicales, a pesar de que Javier Cruz declaró que había escuchado un ruido cuando la tenía cogida por el cuello, un signo de que las vértebras se han roto. En todo caso, y a pesar de que el informe de la autopsia se decanta por la estrangulación a lazo -es decir, con una prenda de algodón, presumiblemente la chaqueta que llevaba anudada al cuello cuando fue encontrada y que el acusado negó haber colocado alrededor de su cuello- los forenses no han sido capaces de descartar que se utilizasen las manos, como afirma el acusado, o incluso si se utilizó un «mecanismo combinado» de estrangulación manual y mediante lazo. Otras lesiones Además, y a pesar de que la lesión mortal fue la del cuello, la autopsia reveló que la joven había sufrido otras lesiones antes de su muerte, que en este caso no tenían carácter fatal. Una de ellas se localizó en la zona de la escápula -cerca de los hombros- y fue causada mediante la compresión, pero no por una contusión. Además, presentaba lesiones en el antebrazo izquierdo provocadas por ejercer presión sobre la zona y en las rodillas, que podrían haberse producido por un choque contra un objeto o superficie dura. El informe definitivo de la autopsia ratifica que no existen evidencias de que la víctima mantuviese relaciones sexuales, ya que no se encontraron restos de semen en su cuerpo, a pesar de que el joven declaró que no habían utilizado preservativo durante el encuentro que presuntamente mantuvieron antes de iniciar la discusión que desembocó en la muerte de Laura. Sobre los restos de sangre que aparecieron bajo las uñas de la mano derecha de Laura Alonso, el documento establece que «parecen ser de naturaleza humana», pero que sin embargo no fue posible la identificación genética para «determinar a quién pertenece dicha sangre», presumiblemente por el mal estado en el que se encontraba la muestra.