El acusado niega la violación: «Nunca tuve relación sexual, consentida o no, con Vanessa». La Fiscalía pide para él quince años de prisión por agredir sexualmente a la hermana gemela de su mujer
22 nov 2022 . Actualizado a las 18:32 h.José Enrique Abuín Gey, el Chicle, se sienta este martes en el banquillo de la Audiencia Provincial de A Coruña en el juicio por la violación de su cuñada, una agresión con la que se inició como depredador sexual. Aunque el caso en su día se archivó por falta de pruebas, se reabrió a raíz de la muerte de Diana Quer en el 2016 y por el posterior intento de rapto de otra chica en Boiro en diciembre del 2017. La Fiscalía pide para él quince años de prisión.
Concluye la primera de las tres sesiones del jucio contra el Chicle por la violación a su cuñada. El acusado se mantuvo frío, con la mirada clavada en el suelo durante todo momento. En la sala estuvo el padre de Diana Quer, quien clavó su mirada durante toda la sesión en José Enrique Abuín Gey.
En el 2005 los peritos no apreciaron sintomatología postraumática, algo que cambió en el 2019, cuando la víctima fue vista por dos forenses diferentes, que si lo apreciaron. «Lo que decía el informe forense que exculpó a Abuín en el 2005 fue incompleto y errado, como se demostró en un estudio más elaborado y profundo realizado en el 2019, cuando se reabrió el caso a raíz del asesinato de Diana Quer», precisan. «Vanessa no tuvo apoyo familiar y se vio obligada a vivir una realidad que no quería. Recuperó la relación con el agresor y su hermana en una claudicación para no verse apartada», añaden.
Dos facultativas del Imelga que se entrevistaron con la víctima consideran que el informe que se realizó en el 2005 en el que dice que no se aprecieron síntomas de que Vanessa Rodríguez hubiese sido una mujer agredida sexualmente tiene «contradicciones» y sostienen que «ahora, con un examen mucho más completo, se extrae que su relato es creíble y sostenido en el tiempo». Las forenses critican el informe de los médicos de la USC y asegura que «no evaluaron numerosos factores básicos».
La forense que realizó un informe a Vanessa Rodríguez en el 2005 explica que cuando se apoya un cuchillo sobre la piel «no siempre deja marca».
«Conozco a Abuín desde el 2006, cuando lo investigamos por tráfico de cocaína. Se dedicaba al transporte de sustancias y tenía habilidad para conducir», señala. «En el coche de Abuín encontramos dos pelos», explica otro agente, que detuvo al acusado al día siguiente de lo sucedido y que acompañó a la víctima hasta el lugar de los hechos. Aseguran que cuando detuvieron a Abuín les dijo que su cuñada «quería romper su matrimonio».
Hay una pausa de cinco minutos. Antes han declarado un trabajador de Acuagest y vecino de los padres que declaró que había visto a Abuín ese día porque se lo pidió la abogada del Chicle. Otro testigo declaró que una hermana de Abuín le pidió también que declarase haberlo visto un día a una hora concreta.
Abuían había declarado que acudió a la sucursal de Asados a las 9 de la mañana, pero que se fue porque no apareció el director. El testigo no recuerda si Abuín tenía cuenta: «Llevo casi 20 años prejubilado y la memoria no es la misma». «Tampoco recuerdo si alguna vez le hice un anticipo. Lo que sí recuerdo es que todos los días abría la sucursal a las 9.50 horas porque tenía que abrir la caja», añade.
«Solo era un rollo. Un día la llamé porque no la veía y me contó que la habían violado. Le dije que fuese al médico y a partir de ahí perdimos el contacto», relata.
«Aquel día llegué del trabajo y me la encontré llorando. Nos contó que Enrique la había violado. Yo la apoyaba, pero con los años volví a tener buena relación con Enrique. Con el tiempo, aquel tema se convirtió en tabú en casa», esgrime.
Le toca el turno a una compañera de instituo de la víctima. «Aquel día Vanessa no fue a clase a primera hora. La llamé y no me cogió. Cuando me devolvió la llamada estaba nerviosa y llorando. Me la encontré destrozada. Me contó que su cuñado la había violado. No paraba de llorar, temblar y abrazarme. Yo era una de sus mejores amigas», dice.
Vanessa continúa con su relato con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos. «Cerró el coche, me cogió el móvil y sacó un cuchillo. Me obligó a desnudarme. Me pasó el cuchillo por la garganta y me obligó a hacerle una felación. Me quedé inmóvil esperando a que terminara auello. Luego me amenazó con matarnos a todos si lo denunciaba», prosigue. La víctima asegura que tanto ese día como los siguientes recibió «llamadas amenazantes del entorno» del acusado. «Aquello me supuso muchos problemas. A nivel personal y también con el que entonces era mi pareja. Sentía vergüenza y no podía hablar de ello», asegura.
La defensa de Abuín Gey quiere que concrete más las horas y la víctima recuerda que la dejó en el instituto tras violarla sobre las 9.50 horas.
La víctima, Vanessa Rodríguez, declara por videoconferencia desde una sala aledaña para evitar así su encuentro con el Chicle. «Vivía con mis padres en Catoira e iba al centro educativo en Vilagarcía. Siempre iba en bus. Aquella mañana me llamó José Enrique diciéndome que le tenía que dar 20 euros a mi padre. Ya no cogí el bus porque me propuso llevarme. Fuimos a Rianxo y luego me llevó a esa pista junto a una capilla donde pasó todo», relata.
La abogada de Abuín se limita a preguntarle si conoce el lugar en el que dicen que sucedieron los hechos y los motivos. «No tengo ni idea el motivo por el que me denunció. Lógicamente a partir de ahí la relación con ella fue mal, pero a los dos años ya empezamos a hablar», explica.
El letrado que representa a la víctima centró su intervención en lo que el Fiscal ya había intentado, aclarar dónde estuvo y a qué horas durante aquella mañana. Abuín insistió en que a la hora en la que la víctima denunció la violación, él estaba en su coche frente al banco esperando al director.
Asegura que la relación con su cuñada Vanessa «no era buena» porque había «denunciado unos tocamientos que no eran verdad». Explica que cuando su mujer le preguntó por ese episodio decidieron cortar la relación con su cuñada. Sin embargo, el día de los hechos la llamó «para preguntarle por su padre», al que le debía dinero y con el que quería saldar su deuda ese mismo día. «Nunca tuve relación sexual, consentida o no, con Vanessa».
El fiscal comienza su interrogatorio preguntándole por su residencia en enero del 2005. Abuín recuerda que entonces vivía con su esposa e hijo de 14 meses en el domicilio de sus padres. En cuanto a la mañana de los hechos, recordó que a primera hora de la mañana tenía que ir al banco para retirar dinero: «Creo que antes, sobre las 7.45 horas, llevé a mi esposa al trabajo». Reconoce que entonces no andaba bien de dinero y que ese día no tenía para comer ni para pagar la gasolina: «Mis padres no tenían dinero para dejarme. Fui a casa de mi tía, pero no me abrieron la puerta».
Arranca el juicio solo unos minutos después de la hora prevista del inicio. El Chicle, abrigado y con cazadora de cuero, pidió al juez declarar sin esposas: «Señoría no soy agresivo».
El padre de Diana Quer, Juan Carlos Quer, acudió esta mañana a la Audiencia provincial de A Coruña para asistir al juicio del Chicle, el asesino de su hija. A las puertas de la sede judicial denunció que con los «depredadores sexuales reincidentes educar y solo educar no es suficiente». Por eso demandó «leyes penales efectivas que pongan a la sociedad en prevención» e instó a los políticos a que «se aprenda de esto».
La Fiscalía ve ahora probado que José Enrique Abuín cometió un delito de agresión sexual con penetración vaginal y que, además, existen las agravantes de prevalimiento, ya que la víctima era menor, y de haberse valido de un arma blanca para intimidar a la chica.
El Chicle violó presuntamente a su cuñada el 17 de enero del 2005, cuando, según relata la Fiscalía en su escrito de acusación, a las 7.52 horas llamó a la chica al teléfono móvil para ofrecerse a llevarla al instituto con el pretexto de que tenía que darle un dinero que le debía a su padre. Ya con la menor en el coche, el Chicle se dirigió a un lugar aislado en el concello de Lousame. Allí, al igual que hizo con Diana Quer y como intentó con otra joven en Boiro, le quitó el móvil para evitar que pidiera auxilio. Con el teléfono en su poder, cerró el vehículo y sacó un cuchillo de unos 20 centímetros para intimidarla y, siempre según el fiscal, le exigió que se desnudara «advirtiéndole que si no lo hacía le clavaría el cuchillo». Tras la agresión, dejó a su cuñada en las cercanías del instituto, «no sin antes advertirle de que, si lo denunciaba, la mataría a ella, a sus padres, a su hermana (que era en aquel momento su esposa), e incluso a la hija que tenía con ella.
Los hechos que van a ser juzgados ocurierron en el 2005, pero la investigación se reabrió en el 2018, trece años después. Solo quedaban dos para que prescribiesen, ya que al tratarse de un delito de agresión sexual a una menor, comienza a contabilizarse el tiempo a partir de que la víctima cumple los 18 años.
Todo está preparado en la sección segunda de la Audiencia Provincial para acoger el juicio de el Chicle por la violación de su cuñada. Será un juicio que se celebrará entre este martes y el jueves.