La capital lucense dedicó el primer día de sus fiestas a una ciudad con la que comparte lazos casi centenarios Martiño, de Burela (Mariña lucense), cogía el tren con asiduidad para ir «á metrópoli». Para él ese lugar era su ciudad. Con el tiempo también lo fue Lugo, pero hay a quien los años le han permitido tomar ambos lugares casi como si fueran el mismo. Ocurre desde hace décadas -unas nueve- durante dos ocasiones al año: el 7 de enero (día de San Julián y patrón de Ferrol) y el 5 de octubre. En el primero de los casos la corporación lucense se desplaza hasta el Cantábrico; en el segundo, ayer, los ferrolanos han de corresponder.
Rubén Santamarta