Es la economía, estúpido Especial 35 Aniversario Matt Murray | Martin Wolf | Nicolas Barré

Ha desarrollado toda su carrera profesional en The Wall Street Journal, el periódico de economía y negocios por excelencia de Estados Unidos en el que lideró el equipo que ganó el Premio Pulitzer en 2019 por una investigación sobre Donald Trump y su relación con Stormy Daniels.

XLSemanal. ¿Rusia está echando un pulso a Europa y Estados Unidos en Ucrania?

Matt Murray. Rusia está probando la determinación de Europa y Estados Unidos e intentando desestabilizarlos. Para Europa es preocupante porque su dependencia energética de Rusia la hace vulnerable. En términos geopolíticos, Estados Unidos lleva tiempo dilucidando cuál es su papel en un mundo cada vez más multipolar. La guerra de Irak y la de Afganistán no fueron grandes éxitos…

XL. Se habla del retroceso de Europa, pero también del de Estados Unidos.

M.M. Evidentemente, América ya no es la superpotencia que fue en los años cincuenta, pero probablemente porque el mundo estaba mucho más atrasado. Hay motivos por los que preocuparse por América; es un país dividido políticamente, pero la historia nos dice que siempre hemos tenido la habilidad de reinventarnos y encontrar un camino común. El dólar sigue siendo la moneda más fuerte en el mundo.

XL. ¿Qué opina de la nueva hegemonía de China? ¿Es fuerte la posición de Estados Unidos en este orden mundial?

M.M. China y Estados Unidos son dos grandes potencias con un poder desproporcionado comparado con el resto del mundo. Se lleva hablando los últimos 20 o 30 años del posible declive estadounidense, pero nuestro país es económicamente fuerte. Nuestra economía va bien, la inversión también y somos la mayor potencia occidental.

XL. Desde hace cuarenta años, la inflación nunca había sido tan alta en Estados Unidos, está en un 7 por ciento. El dinero vale cada vez menos. 

M.M. La inflación es un problema. Ya se oye que los salarios están subiendo en distintos puntos del país para hacerle frente. La gran preocupación, aunque no estamos aún ahí, es entrar en una espiral donde salarios e inflación suban.

XL. ¿Tener la pandemia bajo control puede ser clave para que baje la inflación?

M.M. Sí. Mientras la pandemia siga teniendo un impacto económico y siga afectando a la vida de la gente, la inflación es difícil de frenar. Hay muchas variables: hemos sufrido un tremendo impacto de oferta y suministro, el consumo está volviendo pero parcialmente, no todo el mundo ha regresado a sus trabajos... Se dice que estamos volviendo a la normalidad, pero yo no lo creo.

XL. ¿Por qué?

M.M. Quizá vayamos a una nueva normalidad donde la inflación sea más difícil de controlar. Y eso es preocupante. Hay indicadores buenos: la tasa de empleo es buena, la gente tiene más dinero, el mercado inmobiliario es fuerte… Pero pasan muchas cosas demasiado rápido. Todo cambia a una velocidad sorprendente. El mercado laboral está atravesando cambios dramáticos. La gente está tomando decisiones importantes sobre sus vidas: sobre sus carreras, su futuro, la posibilidad de seguir teletrabajando. Todo eso puede generar un efecto dominó.

XL. ¿Cuánta responsabilidad tiene Joe Biden en la subida de la inflación? Ha batido todos los récords en perder popularidad.  

M.M. Una de las consecuencias de la inflación, y es algo que muchos americanos no habían vivido nunca, es que afecta a todos y cada uno de nosotros y tiene consecuencias políticas para el presidente al margen de su responsabilidad directa. Tenga o no esa responsabilidad, le hace daño. Una vez que empieza un proceso de inflación al alza, es difícil de parar. Pero sí, su política fiscal de aumento del gasto ha contribuido a alimentar la inflación.

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XL. ¿Biden ha subestimado el riesgo de inflación?

M.M. Sin duda. La realidad es que la gente tiene que pagar precios más altos y el valor de sus ahorros es más bajo. Y, como es lógico, culpan al presidente. Además, políticamente, Biden se ha volcado en la facción izquierdista de su partido, cuando como candidato se dirigió mucho más al centro del país. Otra promesa ambiciosa que hizo fue erradicar el virus. Su retórica fue tan prometedora en la campaña que mucha gente ha visto frustradas sus expectativas, y eso socava su credibilidad.

XL. ¿Biden es una promesa perdida?

M.M. En estos momentos, absolutamente sí.

XL. ¿Hay alguna posibilidad de que Trump vuelva? 

M.M. Sí, claramente. Podría volver a ser elegido. Además, su poder y su influencia en el Partido Republicano son mayores desde que se fue que cuando estaba en el Gobierno. Sigue siendo, con mucho, la persona más popular de su partido. La posibilidad de que vuelva es muy real.

XL. ¿No resultaría bochornoso que volviese Trump ahora que Europa se está deshaciendo de los populistas? 

M.M. Como director de un periódico, voy a tener cuidado en expresar mi opinión de una forma tan categórica. ¿Es o no populismo? ¿Es positivo o negativo? Trump refleja y canaliza las frustraciones y preocupaciones de mucha gente. Parte del discurso de Biden iba dirigido a ser un presidente más unificador, pero los votantes de los dos partidos ya han comprobado que no ha sido así.

XL. ¿Cree que su regreso sería bueno para el país?

M.M. Es para preocuparse, aunque no sé si tanto como dicen sus críticos cuando afirman que es una amenaza para la democracia. Yo no iría tan lejos, pero ciertamente ha demostrado una y otra vez ser una figura muy divisoria. Es la figura política más polarizadora que he visto jamás. O lo amas o lo odias. Aunque podríamos argumentar, y es un poco cínico decirlo, que si Trump volviese a ser el candidato republicano sería lo mejor para los demócratas porque la aversión que sienten hacia él es lo que más los ha unido como partido.

XL. ¿Cree que hemos pasado lo peor? ¿Estamos ante una recuperación económica ahora que parece que la pandemia se puede convertir en endemia?

M.M. Soy parcialmente optimista. Antes pensaba, como tanta gente, que llegaría un día en que esto se acabaría. Pero ya no lo pienso. Nuestras vidas mejorarán, pero la pandemia estará entre nosotros mucho tiempo. Hay grandes partes del mundo en vías de desarrollo que aún no se han vacunado. Y en las zonas donde la gente se ha vacunado el índice de mortalidad es mayor que el de la gripe. Todavía veremos cifras elevadas de muertes, nuevas variantes. La vida no volverá a ser como antes.

XL. Pero estamos viajando, volviendo a salir a restaurantes, ya están llegando los tratamientos contra el virus…

M.M. No podemos subestimar la eficacia de las vacunas o los tratamientos. Los avances científicos son milagrosos. Y al mismo tiempo hemos aprendido qué medidas y qué protocolos son más acertados y cuáles no. Por ejemplo, se ha demostrado que cerrar los colegios durante largos periodos no lo era. Parte de lo que significa vivir con el virus es evaluar el coste-beneficio. Hay motivos para sentirse bien, pero ¿cuándo volveremos a ir a un aeropuerto atestado de gente sin mascarilla? Tardaremos bastante.

XL. No es, por tanto, una interrupción de nuestras vidas, sino un verdadero cambio. 

M.M. La pandemia está provocando que la gente cambie su elección de carrera, dónde vivir, cómo interactuar, cómo desplazarse al trabajo. Es como una guerra. La vida vuelve, pero de forma diferente.

XL. ¿Cómo ha evolucionado el periodismo en la era post-Trump? ¿Vendían más periódicos cuando era presidente? 

M.M. Nosotros nunca pusimos todos los huevos en la cesta de Trump. No nos ha pasado lo que a algunos, que dependían tanto de la información en torno a su figura que han sufrido con su salida.

XL. ¿Y cómo ve el papel de la prensa hoy?

M.M. Estamos en la situación opuesta que hace 30 años: inundados de información. Pero seguimos teniendo el mismo rol importante. El papel de la prensa sigue siendo decir la verdad, contar lo que está pasando en el mundo y traducir esa información de tal modo que informe y que sea útil para que la gente tome decisiones inteligentes. Esa sigue siendo una misión poderosísima. Mientras los medios se ciñan a esa misión, es buen momento para la prensa; la gente necesita nuestro trabajo.

XL. ¿La información económica despierta ahora más interés? 

M.M. A la gente le encanta leer noticias políticas porque mueven emociones. Es lo que pasaba con Trump. Que los que lo odiaban leían información para odiarlo aún más. La economía no despierta la misma pasión, pero escribimos sobre temas muy cercanos a la gente. Cuando escribimos de economía, trabajo o negocios, lo hacemos sobre fuerzas que dan forma a nuestro mundo. La política, de alguna forma, es lo que viene después de la economía. En otras palabras, la economía provoca resultados políticos. La economía es la que moldea el mundo. ¿Cuánto de las corrientes populistas en política tiene que ver con la crisis económica de 2008-2009? Mucho.