Compañía de las Indias Orientales
¿Matanzas? Nada personal. Solo negocios

En el interior de una tienda levantada junto al fuerte recién tomado de Allahabad, los hombres de la Compañía colocaron una butaca sobre una mesa de comedor. A falta de nada mejor, extendieron por encima una colcha de seda. En ese precario trono hicieron sentarse a Shah Alam, emperador mogol de la India, descendiente del gran Tamerlán, criado en el lujo de Delhi y ahora obligado a humillarse ante unos comerciantes extranjeros y los mosquetes Brown Bess de sus mercenarios.
Contenido exclusivo para suscriptores
La Voz
Suscríbete
para seguir leyendo
Lee sin límites toda la información, recibe newsletters exclusivas, accede a descuentos en las mejores marcas y muchas más ventajas
-
1 Las fechas de caducidad no son lo que parecen: te contamos el truco
-
2 Cómo la reina Victoria se convirtió en la mayor traficante de drogas de todos los tiempos
-
3 El trasero de la Gioconda y otros 'desafíos' artísticos
-
4 Camilla, 'love story': sus amigos y cómplices desvelan los entresijos del romance real
-
5 La vida secreta de Gabriel García Márquez: su trastorno emocional, su año en un prostíbulo...