Los antiguos egipcios momificaron y enterraron a millones de animales. Los veían como sus mascotas y también como encarnaciones de dioses. Gatos, aves, halcones, peces o corderos fueron momificados como ofrenda a un dios o para acompañar a los humanos en su último viaje al más allá. La momificación de animales era, además, un comercio muy popular y lucrativo desarrollado en templos donde criaban gatos. Algunas momias de animales eran muy bonitas, con vendajes geométricos muy trabajados.