El origen del balompié
Cuando el fútbol era un deporte de riesgo y ni los 'Messi' cobraban
Su evolución hasta nuestros días
El origen del balompié
Su evolución hasta nuestros días
En los albores del fútbol, los jugadores lucían gorras o cascos, en lugar de camisetas, para reconocer quién pertenecía a cada equipo. Pero su uso, en realidad, era para proteger la cabeza de los cortes que causaban las puntadas con las que se unían las tiras de cuero con las que se fabricaban los balones. Aún hoy, en Inglaterra se conoce como caps (gorras) el número de partidos internacionales, porque en esos años se regalaba una de estas prendas por cada partido jugado con la selección.
La equipación en la década de los setenta del siglo XIX no contaba con dorsales, cubría el cuerpo entero y se remataba con un calzado de trabajo estándar, que luego dio paso a zapatos de deporte que servían para cualquier actividad. Cuando un equipo, el Darwen, intentó introducir el profesionalismo y decidió que sus jugadores vistieran pantalones por encima de la rodilla, las burlas fueron unánimes. Los árbitros, por supuesto, vestían de calle.
De la fábrica al terreno de juego
La primera estrella del fútbol fue posiblemente Walpole Vidal, que participó en las tres primeras finales de la Copa de Inglaterra, disputadas entre 1872 y 1874. Apodado el 'Príncipe del regate', una anécdota da cuenta de su calidad. En esa época, el equipo que marcaba era el que sacaba desde el centro del campo. Esa regla permitió a Vidal anotar tres goles seguidos en una ocasión, sin que los contrincantes pudiesen arrebatarle la pelota, lo que obligó a cambiar la norma. Vidal también jugaba al críquet y al rugby y fue el fundador del club de golf de Oxford, a la vez que desarrollaba una notable carrera como eclesiástico, ya que entonces no se cobraba por jugar.
El primer futbolista profesional del que se tiene noticia fue Fergus Suter, que en 1878 abandonó su trabajo de cantero en Escocia para enrolarse en un club inglés, el Darwen, a cambio de un sueldo. El Darwen era el proyecto de un empresario del algodón local que quería competir con gente de clase baja frente a los clubes de las universidades, formados por jóvenes adinerados. Pero fracasó: obligados a un tercer partido de desempate en los cuartos de la Copa, sus jugadores –trabajadores de su fábrica, salvo Suter y el guardameta Love– fueron arrollados debido a la fatiga acumulada entre viajes y trabajo.
Y llegó el árbitro
Con el reglamento en la mano, el árbitro no fue una figura obligatoria en el fútbol hasta 1891: antes, las decisiones las podían tomar de manera conjunta los capitanes de ambos equipos, como correspondía a un juego entre caballeros. Sin embargo, los desacuerdos hicieron aconsejable la presencia del referee (árbitro) para evitar disputas. Con los cambios reglamentarios del año 1891, su figura finalmente se volvió obligatoria.
Se introdujo entonces la posibilidad de que el árbitro recorriera el terreno de juego, puesto que previamente solo podía moverse por las bandas; en esa posición se decidió colocar a los linieres. Los primeros árbitros eran jugadores de otros equipos a los que se invitaba a juzgar un choque y usaban un pañuelo blanco para señalar las infracciones. El silbato, usado por primera vez en 1878, no se generalizó hasta el siglo XX y no fue reglamentario hasta 1936. Aunque se les empezó a pagar en los años treinta, los árbitros de máximo nivel no tuvieron la posibilidad de ser profesionales a tiempo completo hasta hace apenas veinte años.
Cada cual se preparaba por su cuenta
En el arranque de este deporte, las funciones de los entrenadores eran muy limitadas, pues no existían cambios, no había dibujos tácticos –todos atacaban y defendían más o menos a la vez–, los jugadores eran sportsmen que se preparaban por su cuenta practicando distintos deportes, y los primeros equipos a duras penas llegaban a once jugadores, por lo que muchas veces los técnicos ni siquiera tenían ocasión de decidir una alineación.
El primer dibujo táctico según los parámetros contemporáneos, con dos defensas, tres centrocampistas y cinco delanteros –la 'pirámide'–, nació en 1880 sin creador conocido y dominó el panorama internacional hasta la aparición de la WM –un dibujo en 3-2-2-3–, de la mano de Herbert Chapman con el Arsenal de los años veinte. Desde esa época, el papel del entrenador cada vez cobra más fuerza, pero el poder mediático que tiene hoy gente como Guardiola o Mourinho es cosa de este siglo.
La prensa también juega
La primera Copa de Inglaterra, celebrada en 1871, fue idea de un periódico de la época, que invitó a los principales clubes de escuelas privadas y universidades. El primer periódico deportivo fue el semanario Bell's Life in London and Sporting Chronicle, que comenzó a publicarse en el año 1822. Al principio se centraba sobre todo en las carreras de caballos, pero poco a poco empezó a ampliar sus deportes de interés. En sus páginas publicó, por ejemplo, un joven Charles Dickens. Por aquel entonces, la mayor parte de las crónicas deportivas tenían una pretensión literaria, y el acierto del resultado dependía del talento del autor.
El Bell's dio cuenta en sus páginas de la unificación del reglamento que tuvo lugar en octubre de 1863. En la década en la que nació el fútbol reglamentado existían en Gran Bretaña media docena de rotativos centrados en este deporte. Sin embargo, la cantidad de información dependía de la voluntad de sus periodistas: ellos decidían si iban o no a los partidos, ya que no les pagaban por las crónicas. Los textos, por cierto, eran incluso más beligerantes que los de hoy en día.
Manejar una vejiga de buey no es fácil
Por las similitudes que en su origen compartieron fútbol y rugby, al principio las porterías se remataban con una cinta en lugar de con un larguero. Pero de todos los elementos del juego, el balón es el que más ha evolucionado: los primitivos eran vejigas de buey redondeadas e infladas, para dar luego paso a los de tiras de cuero cosidas. Obviamente, su bote y control eran completamente irregulares.
El principal cambio en el reglamento se produjo en 1866, cuando se permitió el pase hacia adelante, en lo que suponía la definitiva separación del rugby. Hasta 1891 no llegó la figura del penalti y, desde entonces, los cambios de matices han sido continuos. Hasta 1958 no se permitieron dos cambios y, por entonces, únicamente en caso de lesión.
Aunque en 1884 se permitió oficialmente el profesionalismo en Inglaterra, no estaba bien visto cobrar por jugar al fútbol. Los mejores sueldos de futbolistas no superaron los de un trabajador medio hasta la segunda década del siglo XX. La reglamentación de 1863 tenía entre sus objetivos hacer posible que las mujeres jugaran a este deporte, al suavizar la violencia previa. Con todo, el primer partido femenino registrado no se produjo hasta 1892 en Escocia.
Enfrentamientos callejeros
Los juegos de balompié eran populares desde mucho antes de la puesta en marcha del reglamento de 1863. Y polémicos: en 1314, el rey Eduardo II de Inglaterra prohibió un juego equivalente en el que pueblos rivales pateaban una vejiga de cerdo sin ningún tipo de norma. En 1846, un partido celebrado en Derby terminó en una tangana que derivó en enfrentamientos callejeros y provocó la intervención de dos escuadrones de caballería. Y hay noticias de amenazas a jugadores a finales del siglo XIX. En los primeros años de explosión futbolística, a los partidos acudían sobre todo hombres maduros, y no eran extraños aforos superiores a diez mil personas en algunos terrenos de juego.
El fútbol suele presumir de que su reglamento es mucho más estable que el de otros deportes, aunque lo cierto es que las 14 reglas iniciales que se acordaron en la reunión de la Freemason's Tavern han sufrido numerosos cambios en este siglo y medio. El reglamento actual consta de 17 normas principales y ocupa 50 páginas.
EN EL ORIGEN. El largo máximo del campo será de 200 yardas (182,8 m). La anchura máxima será de 100 yardas (91,4 m). El largo y el ancho estarán delimitados con banderas. Las porterías serán definidas por dos postes verticales separados ocho yardas el uno del otro y no habrá ni cinta ni barra entre ellos.
AHORA. A los dos postes se les suma hoy un larguero que cierra el espacio de la portería, originalmente ilimitado hacia el cielo, como en el rugbi.
EN EL ORIGEN. Los ganadores del sorteo elegirán portería. El partido comenzará con un saque desde el centro del campo por parte del equipo que haya perdido el sorteo. Los jugadores del otro equipo no podrán acercarse a menos de diez yardas del balón hasta que se saque.
AHORA. Hoy, el ganador del sorteo elige si desea sacar de centro o su campo de juego.
EN EL ORIGEN. Después de que se consiga un gol, el equipo que lo haya encajado sacará de centro y se cambiará de portería.
AHORA. Durante un periodo sacó de centro el equipo que anotó. Hoy no se cambia de portería tras un tanto.
EN EL ORIGEN. Un gol será concedido cuando el balón pase entre los postes o sobre el espacio entre los postes a cualquier altura, sin haber sido lanzado, golpeado o transportado con el brazo o la mano.
AHORA. La altura indefinida se eliminó con la inclusión del larguero.
EN EL ORIGEN. Cuando el balón salga fuera del campo, el primer jugador que lo toque deberá sacar enviando el balón en ángulo recto con la línea por el lugar que salió. Se puede lanzar el esférico pegado al césped, con una mano, con las dos manos hacia arriba... pero no estará en juego hasta que toque el suelo.
AHORA. La limitación del ángulo recto se ha eliminado y el saque se realiza con las dos manos hacia arriba.
EN EL ORIGEN. Cuando un jugador haya golpeado la pelota, cualquiera del mismo equipo que esté más cerca de la línea de gol que un adversario estará en fuera de juego. Este jugador de ninguna manera podrá tocar el balón o impedir que lo haga otro jugador hasta que el balón haya sido puesto en juego de nuevo. Ningún jugador estará en fuera de juego cuando el balón se saque desde detrás de la línea de gol.
AHORA. La regla del fuera de juego ha variado media docena de veces a lo largo de la historia. Hoy se centra en sancionar a los atacantes que se encuentran más próximos que los defensas a la portería en el momento en que otro atacante le da un pase.
EN EL ORIGEN. Cuando el balón salga por detrás de la línea del gol, si un jugador del equipo defensor toca primero el balón, su equipo tendrá derecho a un golpe franco desde el punto en que salió el balón. Si es un jugador del equipo contrario el que toca primero el balón, su equipo tendrá derecho a un golpe franco (pero solo hacia portería) desde un punto a 15 yardas de la línea del gol en línea recta al lugar desde donde salió el balón. El equipo adversario se pondrá detrás de la línea del gol hasta el lanzamiento.
AHORA. El córner se saca hoy siempre desde el vértice del campo, sin más limitaciones en la colocación de los jugadores que las impuestas por el fuera de juego.
EN EL ORIGEN. Si un jugador coge limpiamente el balón [con las manos], tendrá derecho a un golpe franco con la condición de que previamente lo reclame haciendo una marca con el tacón del pie. Para efectuar el saque, podrá retroceder cuanto quiera y ningún adversario podrá avanzar hacia él hasta que haya golpeado.
AHORA. La regla se eliminó pocos años después.
EN EL ORIGEN. Ningún jugador deberá correr con el balón en la mano. Si no, se concederá libre directo al otro equipo y se podrá sancionar al infractor.
AHORA. Persiste hasta hoy, con la introducción progresiva de las normas específicas del portero.
EN EL ORIGEN. Ni zancadillas ni patadas serán permitidas y ningún jugador podrá utilizar las manos para sujetar o para empujar a un adversario.
AHORA. Persiste hasta hoy con precisiones. Este punto motivó que uno de los clubes no firmara el reglamento, dando origen al rugby.