David Antón 'El ajedrez, sobre todo 'online', puede ser muy adictivo'
El primer campeón del mundo (oficioso) fue el sacerdote extremeño Ruy López, allá por el siglo XVI. Además fue el inventor de la apertura española en ajedrez, que todavía hoy es una de las más jugadas. A pesar de su juventud, el varias veces campeón de España, David Antón (Murcia, 26 años) se codea con los mejores del mundo. Ya hizo tablas con el campeón del mundo actual, Magnus Carlsen.
Jueves, 18 de Noviembre 2021
Tiempo de lectura: 6 min
XLSemanal. ¿Cuándo empezó a jugar?
David Antón. A los cuatro años. Y soy profesional desde los 18, cuando dejé la carrera (Matemáticas). Desde entonces me dedico sobre todo a competir.
XL. ¿Se arrepiente de haber dejado la universidad?
D.A. No. Mis padres me apretaban para que estudiara. Pero yo ya tenía claro a qué quería dedicarme. Ese año fui subcampeón del mundo sub 18 y subcampeón de Europa absoluto y vi que no podía compaginar.
XL. ¿Se puede ganar uno la vida moviendo peones?
D.A. Sí. Hoy los 150 mejores del mundo pueden vivir más o menos bien del ajedrez , compitiendo, aunque casi todos lo complementamos con otras actividades. Yo comento torneos en Internet y hago vídeos para la plataforma chess24.
XL. O sea, que es usted todo un ‘influencer’.
D.A. No, porque solo me ven los que juegan al ajedrez. Y no soy muy activo en redes sociales ni hablo de mi vida.
XL. ¿Quién le enseñó a jugar?
D.A. Mi padre. Es muy aficionado.
XL. ¿Cuándo le ganó a su padre por primera vez?
D.A. Le empecé a ganar bastante pronto; con siete años; y con nueve ya no me ganaba…
Llevo veinte años y cada día descubro algo nuevo. Lo puedes estudiar toda la vida y siempre descubres cosas nuevas
XL. ¿Había visto alguna vez una fiebre similar por este deporte?
D.A. La verdad es que no. Hay mucha gente siguiendo las retransmisiones, jugando en las diferentes plataformas y los medios de comunicación están pendientes…
XL. ¿A qué se debe esta nueva edad de oro del ajedrez?
D.A. Hay varios factores. La serie Gambito de Dama ha influido, aunque yo no he visto la serie, pero debo ser el único. Y se ha juntado con la pandemia. Hay mucha gente conectada. Y es muy fácil jugar una partida en Internet, aprender, ver partidas de los mejores del mundo…
XL. ¿Qué tiene este juego que llevamos quince siglos jugando y no nos aburrimos?
D.A. Es un juego infinito. Llevo veinte años y cada día descubro algo nuevo. Lo puedes estudiar toda la vida y siempre descubres cosas nuevas.
XL. Los ordenadores nos ganan desde hace años. Y con la Inteligencia Artificial ni le cuento…
D.A. Esa lucha estaba perdida, la de ordenadores contra humanos. Pero ahora es muy útil que haya ordenadores que te dicen la mejor jugada. Te ayudan a preparar los torneos. Los ordenadores han cambiado la manera de jugar y de entrenar. Antes analizabas el tablero. Ahora pones el ordenador, ves la jugada que te recomienda e intentas entender por qué es la mejor.
XL. O sea, que hacen ingeniería inversa…
D.A. Algo así. Es mucho más rápido.
XL. ¿Prefiere ver una partida espectacular entre humanos, con sacrificios y bellas combinaciones? ¿O una partida entre ordenadores?
D.A. Yo prefiero ver a AlphaZero jugando contra Stockfish, incluso antes que una partida de Kaspárov. Y eso que Kaspárov es mi ídolo… A veces juegan perfecto y es más sosa. Pero cuando ves una buena partida entre ordenadores es alucinante, porque encuentran movimientos muy profundos que no entiendes. Hasta que veinte jugadas más tarde ves por qué jugaron así.
XL. Bobby Fischer decía que buscaba la verdad en el tablero. ¿Qué cree que quiso decir?
D.A. Lo que buscaba era comprender la posición y hacer la mejor jugada. El ajedrez es un juego de información perfecta. Lo que hay es lo que ves. Otros juegan por intuición y más al truco, a tender emboscadas, sin entender completamente la posición.
XL. Fischer acabó saturado, por decirlo de manera suave. Incluso inventó una modalidad de ajedrez con posiciones aleatorias de inicio porque pensó que el ajedrez clásico ya no daba más de sí…
D.A. El ajedrez no se va a acabar. Las posiciones a las que puedes llegar son prácticamente infinitas, así que no hace falta cambiar la posición inicial. Sigue habiendo billones de posibilidades.
“Yo no creo que aceptase un patrocinio de una casa de apuestas. No daría buen ejemplo”
XL. ¿Existe la partida perfecta?
D.A. El ajedrez tiende a las tablas. Lo normal es que la partida perfecta acabe en empate.
XL. ¿Hay vida más allá del ajedrez?
D.A. ¡Por supuesto! Pero es como cualquier otro deporte. Para estar entre los mejores tienes que dedicarte a tiempo completo. Es más absorbente por su componente mental.
XL. A Magnus Carlsen lo patrocina una casa de apuestas…
D.A. Yo no creo que aceptase un patrocinio de una casa de apuestas. No daría buen ejemplo. Con los problemas que hay con la ludopatía. En Noruega hubo mucha polémica. Entiendo que es una decisión que hay que meditar. Puede tener una influencia negativa en la gente. Pero es difícil decir que no cuando te ponen delante mucho dinero.
XL. El ajedrez tiene valores educativos clarísimos, pero hay gente que no hace otra cosa…
D.A. El ajedrez, sobre todo online, puede ser muy adictivo. Tiene una parte de videojuego que puede enganchar mucho, pero también es una herramienta educativa. Todo en exceso es negativo. Si no hay dinero de por medio, los daños se minimizan.
XL. ¿Qué le aporta el ajedrez en la vida?
D.A. Me obliga a calcular, a planificar, a tomar las decisiones con calma cuando tengo tiempo. Y cuando no tengo tiempo, a reaccionar rápido. Son aprendizajes que van más allá del tablero.
XL. El primer campeón del mundo (oficioso) fue un español, Ruy López. Hace cuatro siglos… ¿Lo veremos a usted luchando por el título mundial?
D.A. No es tan difícil jugar un torneo de candidatos, en el que se enfrentan los ocho mejores. Por nivel puedo llegar. Hay mucha igualdad. A partir de ahí, no descarto nada.
XL. ¿Prefiere partidas rápidas o lentas?
D.A. El ajedrez clásico, lento, te dice quién es el mejor jugador. Pero tiene un problema: la mayoría de las partidas acaban en tablas. Y eso resta emoción. Para meterse en televisión tiene más potencial el ajedrez rápido. Es un espectáculo. Pero no veo que ambas modalidades sean incompatibles.
XL. Desde Judith Polgar no ha habido una mujer en la élite, ¿cuándo veremos a una chica compitiendo por el título mundial absoluto?
D.A. No hay ninguna capacidad que marque la diferencia entre sexos. Hay menos mujeres que juegan y, por tanto, menos probabilidad de que haya mujeres en la élite. Quizá las mujeres son más colaborativas y menos competitivas. Pero no tengo ninguna duda de que una mujer puede llegar a ser campeona del mundo. A mí me han ganado mujeres al ajedrez. Con Hou Yifan, la Gran Maestra china, he jugado dos partidas. Una acabó en tablas y la otra perdí. Estaría muy arriba, si hubiera seguido compitiendo.
XL. ¿Le dio rabia perder con ella?
D.A. No. Para mí no hay diferencia entre jugar con un hombre o con una mujer. No me fijo en el rival. Juego lo mejor que puedo. Y, si pierdo, me cabreo conmigo mismo por no haber jugado mejor.
“Antes era más agresivo, ahora juego más sólido. Pero siempre intento ganar. No me conformo con las tablas”
XL. ¿Qué tal gestiona las derrotas?
D.A. Como puedo. Antes lo llevaba peor. Ahora algo mejor, sobre todo si mi rival ha jugado muy bien. Asumir la derrota es bueno. No puedes ganar siempre.
XL. ¿Pasa como en el fútbol, hay quien juega bonito y hay quien opta por amarrar?
D.A. Sí. Tú puedes jugar muy agresivo, no buscando las mejores posiciones, sino las más complicadas, para que el rival se equivoque, pero en la élite es un poco suicida. Tienes que ser muy completo. A veces la posición te pide atacar y, otras, ser más conservador. Lo importante es adaptarse a las circunstancias.
XL. Defina su estilo…
D.A. He ido cambiando. Antes era más agresivo, ahora juego más sólido. Pero siempre intento ganar. No me conformo con las tablas.
XL. Sinceramente, ¿nunca se harta?
D.A. No me imagino cansándome del ajedrez. Es cierto que no se puede mantener el mismo nivel de motivación muchos años. Pero espero no retirarme de la alta competición por lo menos hasta los 45.
XL. Fischer acabó paranoico; Steinitz fue internado en un manicomio y decía que jugaba contra Dios…
D.A. Creo que Fischer ya estaba mal de la cabeza, independientemente del ajedrez. Cualquier cosa llevada al extremo te desequilibra. En la NBA vemos ex jugadores que a los 50 años tienen problemas.
XL. ¿Es un juego de tímidos?
D.A. Para nada. El ajedrez es un juego social. Cuando terminas la partida, hablas con tu rival, analizas posiciones con él. La visión de que es un juego que aísla es errónea. Fomenta las relaciones sociales mucho más que otros deportes. Yo tengo amigos en todo el mundo. Y tenemos nuestras propias Olimpiadas, a la que va gente de 180 países. En la jornada de descanso se organiza una fiesta donde va todo el mundo, la Bermuda Party. Es muy divertida.
XL. No me imagino a los ajedrecistas desmelenados…
D.A. Pues sí, sí. Se monta una buena. ¡Es un fiestón!
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