Que torturen a las mujeres». La frase no era suya, pero a Alfred Hitchcock le gustaba utilizarla adoptando el consejo del dramaturgo Victorien Sardou sobre la fórmula infalible para construir una trama. Es más, en los años 30, cuando el nombre del director comenzaba a sonarle familiar al público y a la industria, éste añadió: «El problema en la actualidad es que no torturamos bastante a las mujeres».