'Influencer' antes de que existiera el término
'Influencer' antes de que existiera el término
Miércoles, 29 de Septiembre 2021
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Ataviada con pantalón y chaqueta amarilla de volantes, la neoyorquina —a la que le llegó la fama con 84 años— recibió a sus invitados con un regalo: una copia de sus características maxigafas. El lugar elegido para celebrar su 100 cumpleaños fue la Central Park Tower, en Manhattan, y por allí desfilaron diseñadores como Tommy Hilfiger y Donna Karan, actrices como Katie Holmes o el cantante Michael Feinstein.
«Mi esposo y yo nos reíamos todo el rato de mi fama. No estoy haciendo nada diferente de lo que hacía hace setenta años pero de repente soy muy cool y estoy de moda. Ahora me encuentro con montones de revistas, sobre todo europeas, que están escribiendo sobre mí», bromeaba hace unos años la mujer que llegó a asesorar a nueve presidentes de Estados Unidos en calidad de interiorista.
«Pero no importa», continuaba la frase que Iris escuchó cuando comenzaba a dar sus primeros pasos en la industria de la moda. «Tienes algo mucho más importante. Tienes estilo». Las palabras venían de Frieda Loehmann, fundadora de los famosos almacenes Loehmann’s, y desde entonces Apfel lo tuvo muy claro: «El mayor error de la moda es mirarse al espejo y ver a otra persona», asegura. Porque lo suyo siempre fue lo irreverente: «Si no puedes ser bonita, tienes que aprender a hacerte atractiva. Descubrí que todas las chicas bonitas con las que fui a la escuela secundaria llegaron a la mediana edad como tontas, porque simplemente se las arreglaban con sus caras bonitas, así que nunca desarrollaron nada. Nunca aprendieron a ser interesantes. Pero si te faltan ciertas cosas, tienes que compensarlas de otra manera. ¿No crees?», contaba en The Guardian.
Cabello blanco, labios rojos, grandes gafas de pasta y enormes accesorios son la señas de identidad de una mujer cuya imagen dio la vuelta al mundo en 2005 tras ser elegida para protagonizar la exposición del Metropolitan de Nueva York (MET) Iris Apfel: rara avis. Demostraba la capacidad de Apfel para transformarse en una criatura de otro mundo a través de la moda. Fue un éxito. Su fama se disparó y su imagen ha dado la vuelta al mundo para convertirse en «una figura de la cultura pop reverenciada por su inteligencia y su estilo ocurrente», según se recoge en el libro El ABC de la moda, editado por Phaidon.
Iris tenía 84 años y una llamada telefónica de Harold Koda, el comisario del MET, cambiaría para siempre su vida. Acababan de cancelar una exposición y Koda había escuchado hablar de una mujer que conservaba una de las mayores colecciones de accesorios de Estados Unidos, así que decidió llamarla y le pidió que creara un desfile a partir de sus piezas, mezcladas con ropa vintage y de diseño.
El resultado fue una exposición completamente rompedora puesto que era la única muestra de este tipo que el MET había organizado centrándose en una mujer viva que no era diseñadora. Demostró, además, que combinar ropa de alta costura con otra de mercadillo era una forma irreverente de alzarse en el mundo de la moda más allá de los estereotipos. «No sé si ha habido alguna otra exposición que se haya basado tanto en el boca a boca», confesaba Koda en ese momento. El público explotó de emoción ante las extravagantes combinaciones de Apfel y fue entonces cuando nació la estrella. Portadas de revista, colaboraciones con las principales firmas de moda y cosmética, una marca de joyas… y hasta su propia Barbie. «Ha sido un regalo del cielo, con toda honestidad, porque cuando me jubilé, mi vida social se hizo pedazos», contaba Apfel en The Guardian. Pero, a pesar de su agradecimiento, Iris no cree que su éxito tenga algo que ver con la edad y que su atractivo se basa en el glamour que le fatal a la sociedad actual.
Nacida en Queens (Nueva York) en 1921, Apfel se acostumbró desde muy joven a salir todos los jueves por la tarde para ir a explorar tiendas por Manhattan. «En ese momento podías viajar por todo el metro por un centavo. Cada semana cogía una línea diferente de Nueva York: Chinatown, Yorkville, Harlem, Greenwich Village. Y realmente me enamoré del Village», explicaba a The Guardian. «The Village fue donde comencé a hurgar en las tiendas de antigüedades y me encantó toda esta basura vieja».
De su madre, dueña de una boutique, aprendió la importancia de los accesorios: «Cómprate un buen vestido negro para que luego lo puedas trasformar como quieras», cuenta en el documental sobre su propia vida. Tras estudiar Historia del Arte en la Universidad de Nueva York y en la Escuela de Arte de la Universidad de Wisconsin, aquella inquieta joven consiguió su primer trabajo como editora de estilo en la revista Women’s Wear Daily pero pronto descubrió que lo suyo era el diseño de interiores. En 1948 conoció al empresario textil Carl Apfel en un hotel de Lake George, en el norte de Nueva York, y al año siguiente se casaron. En 1950 la pareja fundó Old World Weavers, una empresa especializada en muebles de restauración que llegó a tener clientes como Greta Garbo o Estée Lauder y a decorar la Casa Blanca para nueve presidentes, desde Truman, Eisenhower o Kennedy hasta Nixon, Reagan y Clinton.
Carl falleció en 2015 y tras el varapalo Iris decidió centrarse en su trabajo como diseñadora y modelo: «Decidí que para mantener la cordura lo mejor era trabajar más duro que nunca, porque sé que si me quedara en casa sería muy infeliz».
Lo más curioso de la vida de Apfel es que la fama no le llegó a través de la decoración y de aquellos contactos, sino por un estilo al vestir que escapaba de todas las reglas. Para Iris, la vida es color y diversión por encima de las normas sociales del buen vestir y su marca ha traspasado fronteras y edades.
«Cuando no vistes como los demás, no tienes que pensar como el resto», repite casi como una filosofía de vida. «Las tendencias vienen y van. Me gusta la ropa atemporal, lo simple, lo que puedes llevar mucho tiempo, aunque actualmente todo es usar y tirar», asegura. En declaraciones a The Guardian, Apfel explicaba: «Creo que le gusto a algunas personas porque soy diferente. No pienso como todos los demás. La gente está muy atada a las peores partes de la tecnología en estos días. Viven una vida presionando botones. No usan su imaginación».
Y añadía que el principal problema de la moda hoy es que la ropa de diseño se hace para jóvenes de 16 a 18 años. «Los diseñadores han cavado sus propias tumbas», se queja. «Es una locura, todos estos vestidos por miles de dólares, y los niños de esa edad ni siquiera pueden pagarlos. En Estados Unidos se ha demostrado que la mayor parte del dinero que se gasta está en manos de mujeres de entre 60 y 80 años, por lo que es tan estúpido. Las personas que tienen tiempo y dinero para comprar son jubilados o tienen el nido vacío».
«Coco Chanel dijo una vez que lo que hace que una mujer parezca vieja es intentar desesperadamente parecer joven. ¿Por qué debería uno avergonzarse de tener 84 años? ¿Por qué tienes que decir que tienes 52? Ser tan viejo es una bendición», declaraba a The Guardian. Tanto que a sus 97 años la ficharon desde la agencia de modelos IMG, la misma que representa a grandes tops internacionales como Gigi Hadid, Gisele Bündchen o Karlie Kloss. «Es muy divertido», asegura. «¿Quién me iba a decir que a mi edad iba a ser una chica de portada».
«Vivir y dejar vivir es mi lema. No juzgo a nadie. Siempre siento que es mejor estar feliz que bien vestido. Me dejo llevar por mi instinto, no hago las cosas intelectualmente». Otro de los mantras que más ha repetido Iris tiene que ver con esa capacidad práctica tan suya de vestir con los pies en el suelo. «Muchos dicen que quieren ser diferentes y todos visten de uniforme. Quiero decir, en Nueva York probablemente puedas saber el código postal de alguien por lo que lleva puesto y lo peor de Estados Unidos siempre se exporta. Creo que cada vez se habla más de individualidad, pero cada vez hay más conformidad. Durante los últimos años, todas las mujeres jóvenes visten de negro». «Si te preocupas demasiado por cómo vas, te perderás a ti mismo. Si estás perfecto pero incómodo, es que no tiene sentido lo que te has puesto».
Quizá por este motivo, por su capacidad para arriesgar, la gran prescriptora de moda fue elegida por H&M para colaborar en una colección tan llamativa y peculiar como ella misma. «Durante cien años, Iris ha inspirado a las personas a crear, celebrar y abrazar su propio estilo personal y sigue siendo una pionera en la industria de la moda», dijo la firma sueca y resaltaba que sus coloridos atuendos y sus atrevidos accesorios han sido un punto de fascinación durante décadas: «Ella encarna lo que significa ser un verdadero e intrépido icono de estilo».