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LUPUS Hablan los pacientes Una investigadora española da con la clave de la misteriosa enfermedad

La científica gaditana Carola García de Vinuesa ha dado con una pista fundamental para entender esta enigmática enfermedad. Su descubrimiento sobre el lupus ha dado la vuelta al mundo y abre esperanzas de curación no solo para los 100.000 españoles que lo padecen, también para los que sufren otras enfermedades autoinmunes. Hablamos con ella y con los enfermos.

Por Carlos Manuel Sánchez | Fotografía: Carlos Carrión

Sábado, 04 de Junio 2022

Tiempo de lectura: 8 min

Alejandra se desmayó en casa. Fue el primer indicio de que su propio cuerpo conspiraba contra ella. Sus órganos empezaron a fallar: la médula, los pulmones, el corazón… Extenuada y febril, bajó de peso y empezó a perder visión; se le caía el pelo y le salió una erupción en la piel. «Tras un mes y medio de pruebas y de haberlo confundido con otras enfermedades, llegó el diagnóstico: lupus eritematoso sistémico». Alejandra tenía un brote severo, pero llevaba arrastrándolo, sin saberlo, desde hacía años. «Entonces tenía 21 y quería comerme el mundo. Mi cabeza me pedía un ritmo, pero mi cuerpo no podía seguirlo», recuerda. Ahora, a los 30, muestra entre sus tatuajes un lobo (lupus significa 'lobo' en latín), la palabra 'resiliencia' y un punto y coma. «Representa un bache que te obliga a parar, pero no para siempre. Para mí significa superación».

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Las mil caras del lupus.Siete pacientes de lupus posan para XLSemanal y nos cuentan su experiencia con la enfermedad.

Hoy, los más de 100.000 enfermos de lupus que hay en España están un poco más cerca de superarlo gracias a una investigación internacional liderada por la científica Carola García de Vinuesa, que ha identificado una de las mutaciones genéticas que provocan esta dolencia. Porque el lupus sigue siendo un misterio. No puede decirse que sea hereditario, aunque haya genes que, si se alteran, estarían implicados en su aparición. Además, en esa alteración pueden intervenir muchos factores y algunos todavía se desconocen.

No hay dos casos de lupus exactamente iguales, pero nueve de cada diez afectados son mujeres. No tiene cura y en algunos casos puede ser fatal

El lupus puede permanecer silente y escondido durante mucho tiempo. Como es autoinmune, se activa cuando el sistema defensivo, desestabilizado por el estrés, la exposición al sol, una infección u otro desencadenante, comete un error y ataca a sus propias células, provocando la inflamación de órganos y articulaciones. Ni siquiera entonces es fácil de diagnosticar porque se disfraza de otras enfermedades y sus síntomas varían de un paciente a otro. A veces pasan años y solo cuando aparece la mariposa, su signo más típico, un sarpullido rojo con forma de antifaz en torno a las mejillas y la nariz, generalmente después de la exposición al sol, se confirman las sospechas. Pero no hay dos casos de lupus exactamente iguales. Nueve de cada diez afectados son mujeres. No tiene cura. Se suelen recetar corticoides para la inflamación e inmunosupresores para aletargar a las defensas, con la contrapartida de que el cuerpo baja la guardia ante otros enemigos. En algunos casos puede ser fatal.

Una letra alterada, de los 3050 millones del ADN

El estudio coordinado por Vinuesa ha sido publicado por Nature. Cuando se realizó, era la investigadora principal del Centro de Inmunología Personalizada de Australia; desde septiembre dirige su propio laboratorio en el Instituto Francis Crick de Londres. El Reino Unido no solo la ha fichado, sino que le ha otorgado uno de los mayores honores para un científico: el ingreso en la Royal Society. El hallazgo fue un trabajo de equipo (intervinieron laboratorios de Australia, China, Estados Unidos y España) y fue posible por la implicación de una paciente muy especial: Gabriela Piqueras, una niña española a la que se le diagnosticó lupus grave cuando tenía 7 años, que estaba ingresada en el hospital del Niño Jesús de Madrid y que ahora es una adolescente. Y también fue decisiva su pediatra, Carmen de Lucas.

Lo que hizo el equipo liderado por Vinuesa fue secuenciar el genoma completo de Gabriela, compuesto por más de 30.000 genes. Se encontró una mutación puntual en un único gen llamado TLR7, que tenía una de sus bases de ácido nucleico alterada: la guanosina. Una sola letra química de los 3050 millones que componen el ADN humano. Diseñaron entonces una estirpe de ratones, a la que bautizaron Kika por el peluche de Gabriela, con esa mutación. Y todos los roedores enfermaron de lupus.

Secuenciaron el genoma de Gabriela, una niña de 7 años con lupus grave. Encontraron una mutación 'rara' y diseñaron una estirpe de ratones con ella. Todos los roedores enfermaron de lupus

Algunos titulares sobre ciencia tienden a celebrar como una victoria cada avance. Y causan desconcierto entre los pacientes y sus familias, pero esta vez merece la pena ilusionarse, asegura Vinuesa. «Ya había evidencias de que el TLR7 podía ser una vía importante, pero era difícil saber si su alteración era la causa de la enfermedad o una consecuencia. Una vez demostrado que la relación es causal, cualquier avance terapéutico que utilice el TLR7 como diana puede beneficiar a muchos pacientes, tengan o no mutaciones en ese gen, porque sabemos que, aunque esté apagado, puede activarse por factores ambientales. Y, de hecho, existen pruebas de que en muchos enfermos se activa. Lo bonito es que ya tenemos inhibidores de este gen. No es una molécula que haya que diseñar. Hay fármacos que están en ensayos clínicos con humanos y que, en ratones, ya se ha visto que lo mantienen apagado».

El lupus, no obstante, es una enfermedad multigénica; esto quiere decir que pueden verse involucrados muchos genes de una manera casi imperceptible, pero la suma de todos puede acabar desequilibrando al organismo. Surgen entonces las dudas: ¿habría que personalizar el tratamiento casi a nivel individual? «Las opiniones están divididas. La mía ha fluctuado, pero ahora pienso que con unas pruebas básicas, viendo si unos pocos marcadores están activados, ya se podría iniciar un tratamiento con la precisión suficiente sin necesidad de secuenciar genomas completos». Y pone el ejemplo del colesterol. «Se demostró que una sola mutación en el receptor LDL, que solo padecen personas con una hipercolesterolemia gravísima y muy rara, activaba el metabolismo del colesterol, crucial para prevenir la arteriosclerosis y enfermedades cardiovasculares. Y gracias a este descubrimiento se diseñaron las estatinas, que hoy toman millones de pacientes. Este puede ser un caso parecido», señala. Pero no solo se abre una vía a nuevas terapias para el lupus, también para otras enfermedades autoinmunes.

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Una española en la Royal Society. La inmunóloga española Carola García de Vinuesa ha coordinado el estudio publicado por Nature. Era entonces la investigadora principal del Centro de Inmunología Personalizada de Australia. Hoy dirige su propio laboratorio en el Instituto Francis Crick de Londres. El Reino Unido le ha otorgado, además, uno de los mayores honores para un científico: ingresar en la Royal Society.

Uno de cada diez sufrirá una enfermedad autoinmune

Vinuesa ya está trabajando en la identificación de factores que contribuyen a reacciones autoinmunes en más de cien dolencias; entre ellas, artritis reumatoide, inflamación intestinal, esclerosis múltiple, psoriasis y diabetes de tipo 1. «Hay mucho interés de las farmacéuticas porque las enfermedades autoinmunes están aumentando en todo el mundo, aunque no por causas genéticas, sino por factores ambientales que acaban alterando genes que eran normales. Una de cada diez personas padecerá una enfermedad autoinmune», advierte. Pero hay que tener los pies en el suelo. «Un problema de estas enfermedades es que, cuando se diagnostican, puede ser demasiado tarde para curarlas completamente porque hay un daño que es difícil reparar del todo. Sin embargo, si se trata de reemplazar una hormona, como la insulina o el tiroides, las expectativas son mejores. Por ejemplo, los trasplantes experimentales de islotes de páncreas, en el caso de la diabetes, son prometedores».

Por cierto, su estudio ha confirmado por qué el lupus afecta más a mujeres. Y es debido a que el gen TLR7 se encuentra en el cromosoma X. Las mujeres (que son XX) tienen dos copias del gen, mientras que los hombres (XY) solo tienen una. Noah Beningo, de 27 años, no sabía que llevaba esa papeleta extra en la lotería genética. «Pasé de estar muy sana a estar muy enferma de golpe. Pero después de 12 años lo asumes», relata. «Veo mi futuro con esperanza, porque la medicina avanza de la mano de la investigación. Pero también pienso que el lupus me va a acompañar toda la vida. Lo puedes tener controlado, pero te va dañando por dentro. Los médicos ya me han advertido de que quizá deba ponerme un marcapasos a los 30. Pero somos unos guerreros. Lo que pasa es que es una guerra invisible porque mucha gente no entiende que estés tan fatigada. En la actualidad trabajo como profesora y me siento útil, durante mucho tiempo no fue así. Pero he aprendido a no dejar que las malas 'vibras' puedan conmigo».


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