El futuro de la fachada marítima: ejemplos en Europa para el puerto de A Coruña

A. G. Núñez

A CORUÑA CIUDAD

Las Administraciones tienen la oportunidad de inspirarse en proyectos innovadores. El presidente del Puerto, optimista ante un posible acuerdo

22 abr 2024 . Actualizado a las 15:38 h.

Pasados 20 años desde la firma de los convenios del 2004 que planeaban una transformación de los muelles de A Coruña, todavía no se ha producido ningún cambio sustancial. Las Administraciones tienen ahora la oportunidad de diseñar un proyecto integral para el futuro del borde litoral, ya que la comisión sobre la fachada marítima apuntó a un posible acuerdo sobre los muelles a principios de junio. Esa solución debe ser una propuesta rompedora y podrá inspirarse en otros puertos de España y el resto de Europa donde se hicieron edificios singulares y otros proyectos innovadores.

Oslo. El puerto de la capital noruega es un ejemplo de transformación que logró un gran nivel de integración urbana. Se hizo a finales del siglo pasado, mediante un concurso internacional para actuar en las superficies que habían quedado vacías. Dedicaron gran parte de las áreas a uso residencial y se crearon auténticos barrios como Aker y Sorenga, donde se levantaron 2.200 viviendas y edificios de oficinas que prácticamente limitan con el mar.

Róterdam. Si hay una ciudad portuaria por excelencia en Europa es Róterdam, en los Países Bajos. Y no solo por su importante actividad industrial, sino también por los majestuosos edificios que se alzan junto a su terminal de cruceros. Es el caso del llamado World Port Center, una torre de 33 plantas y 138 metros de altura, concebida por Norman Foster y finalizada en el 2001. La sede de la Autoridad del Puerto de Róterdam ocupa varios de los pisos de un edificio diseñado también como centro de emergencias para hacer frente a posibles catástrofes.

El centro Villa Mediterránea en Marsella.
El centro Villa Mediterránea en Marsella. NITO100

Marsella. El británico Norman Foster también actuó en otros puertos de Europa, como el de la ciudad francesa Marsella, donde hizo el plan de urbanización junto al paisajista Michel Desvigne. El presupuesto para un ámbito de actuación de cerca de 500 hectáreas ascendía en el 2012 a 7.000 millones de euros. Una gran parte del espacio se reservó a los peatones, bajo una gran pérgola con el techo de espejo que se convirtió en un original punto de encuentro ciudadano. Se optó también por la integración de los viejos edificios con nuevas creaciones arquitectónicas, entre las que destaca el Museo de las Civilizaciones erigido ante el antiguo fuerte de Saint-Jean, una combinación que genera un notable contraste.

Bilbao. También se pueden visitar modelos de transformaciones con potentes edificaciones sin salir de las fronteras españolas. Es el conocido caso de Bilbao, que cambió de forma con la reconversión de sus muelles. Su conversión empezó con la crisis industrial en los setenta y se aceleró en los ochenta tras la gran inundación que anegó la ciudad. La actividad portuaria comenzó a trasladarse al puerto del Abra Exterior y se creó un organismo público participado por las principales Administraciones, que planificó el desarrollo de los muelles interiores. Surgieron barrios como Urban Galindo (Baracaldo) o Abandoibarra, donde se crearon 5.500 viviendas y otros inmuebles como la torre que alberga la sede de Iberdrola. La gran apuesta fue el museo Guggenheim, de Frank Gehry, que lavó la cara a la ciudad. También se crearon paseos, puentes, parques y zonas comerciales.

El Guggenheim es el emblema de Bilbao.
El Guggenheim es el emblema de Bilbao. SAIKO3P

Barcelona. El Puerto de Barcelona creó en 1988 una entidad pública participada por diferentes Administraciones para gestionar un espacio de ocio en terreno portuario. El proyecto del Moll de la Fusta fue la primera actuación para integrar el muelle en la vida urbana. Se reconvirtió parte de la marina del Port Vell en un espacio para grandes yates. No se reservó suelo residencial y se construyó un hotel de cien metros de altura. El éxito de la transformación barcelonesa se debe a la apertura al mar de parte de la ciudad.