Grifols defrauda a los inversores y se desploma otro 16% en bolsa

Clara Alba MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

ALBERT GEA | REUTERS

La CNMV da diez días a la empresa para que aclare sus vínculos con otras firmas señaladas por Gotham City Research

11 ene 2024 . Actualizado a las 19:38 h.

Cuatro días después de que Gotham City publicase su demoledor informe sobre Grifols, los responsables de la farmacéutica salieron este jueves a la palestra para rebatir punto por punto todas las acusaciones.

En una conferencia telefónica con analistas, el presidente de la cotizada, Thomas Glanzmann, calificó el documento de «falso y especulativo» en busca del propio beneficio de la firma que le acusa de ocultar deuda. Sin embargo, la falta de concreción y la tibieza ante algunas de las preguntas formuladas por los analistas -entre los que se encontraban grandes firmas como CaixaBank, Santander, Berenberg, Morgan Stanley, Deutsche Bank o Bank of America- provocó el efecto contrario.

La reacción en el mercado no se hizo esperar con otra fuerte caída de más del 16% en la cotización de la compañía, que ya se mueve en los 9,90 euros por acción. La principal duda reside en las relaciones cruzadas de Grifols con varias filiales y la empresa patrimonial de la familia, Scranton que, a su vez, posee un 8% del capital de la farmacéutica.

En concreto, Gotham denuncia que Grifols ha consolidado al cien por cien en sus resultados a BPC Plasma y Haema, firmas que vendió a Scranton en el 2018. El problema es que esta sociedad también las consolida por completo. Fuentes del mercado indican que esa práctica «aunque rara, es legal si está auditada». Y este es precisamente uno de los argumentos de defensa de Grifols, que todas sus operaciones han sido publicadas, auditadas y supervisadas, además de indicar ayer que ambas sociedades apenas representan un 2% de su Ebitda (beneficios antes de impuestos, intereses y amortizaciones), muy por debajo de la cifra estimada por Gotham. Algo que, en todo caso, no convence al mercado ante la sospecha de que la firma pueda estar utilizando esa operativa para maquillar sus resultados.

El presidente ejecutivo de Grifols, Thomas Glanzmann, remarcó este jueves que Scranton «no es un family office», negando los vínculos de los que Gotham acusa a la empresa. «Entre sus 22 inversores solo hay tres miembros de la familia Grifols», indicó, desvelando que entre ellos «solo» controlan el 20% de la firma radicada en los Países Bajos. Glanzmann insistió en que, más allá de ser el arrendador de su sede central (situada en Sant Cugat del Vallés, Barcelona), «no tenemos ningún otro vínculo». Ante las preguntas de los analistas durante 50 minutos de conferencia, los responsables de Grifols confirmaron que la CNMV ha solicitado a la empresa que en un plazo de 10 días responda a sus requerimientos de información, previsiblemente sobre su relación con Scranton. «Lo haremos lo ante posible», indicaron los directivos.

Preocupación por la deuda

Junto a Glanzmann, en el encuentro telefónico también estuvieron presentes Víctor Grifols Deu, director de operaciones, y Raimon Grifols, vicepresidente y director general corporativo. Aunque quien acaparó buena parte del interés fue Alfredo Arroyo, director financiero del grupo desde el 2007 y buen conocedor de la estructura de deuda de la empresa. El directivo quiso despejar otra de las grandes dudas del mercado: si serán capaces de hacer frente a los vencimientos de los próximos años. «Tenemos 1.800 millones de dólares (1.600 millones de euros) de la venta de Shanghai Raas y liquidez por otros 1.000 millones de dólares» que se destinarían a pagar a esos bonistas, sentenció Arroyo.

Uno de los grandes temores del mercado es que esta crisis empresarial tenga consecuencias para el rating (calificación) de Grifols. Es decir, la nota con la que la compañía se presenta en los mercados a la hora de financiarse. No obstante, desde S&P han asegurado que es preciso observar «con prudencia» la denuncia de Gotham. «Trabajamos con datos diarios y leemos con mucha prudencia los informes de terceros, que pueden tener muchos intereses», señalaba la calificadora, que mantiene la nota de Grifols en B+ desde el tercer trimestre del 2022 (calidad crediticia cuestionable). Un rating reflejo de los propios cálculos de apalancamiento de la agencia.