Los pequeños productores no podrían competir en precio con un albariño producido en grandes cantidades
11 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Momento clave para el vino gallego; puede que histórico. El problema es el siguiente: la Organización Común de Mercado (OCM) del vino, que entró en vigor el año pasado, permite, como novedad, que cualquier caldo de la UE pueda incluir en la contraetiqueta el nombre de las variedades de uva. Eso quedaba reservado antes al producto adscrito a una denominación de origen protegida (DOP). Es decir, el de mayor calidad. Ahora, cualquier producto puede poner en su contraetiqueta que es un godello o un albariño.
Los consejos reguladores gallegos, condicionados en parte por la realidad del minifundio, han apostado desde siempre por esa calidad, asumiendo costes de producción altos que repercuten en precios elevados. En lo sucesivo, un latifundista de Castilla -por ejemplo- podrá cultivar miles de hectáreas de albariño o godello y embotellarlo en un tetrabrik a mitad de precio, sin la obligación además de seleccionar uva de calidad. Responsables de DOP gallegas afectadas y bodegueros adscritos a estas asumen el daño que podría causar este nuevo escenario, que algunos comparan con el de la leche, con pequeños productores asfixiados por precios a la baja.
«Así es -confirma José María Ureta, enólogo de Adegas La Val, de Rías Baixas-. El panorama será problemático para nosotros si ahora aparece alguien en La Mancha con un cultivo de miles de hectáreas de albariño a bajo coste. No puedes competir en precio, y hay gente que lo que busca es eso».
Ramón Huidobro, gerente del Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas, asume también la comparativa con el sector lácteo. «Totalmente -exclama-, sería una situación complicada por la apuesta de calidad que se ha hecho en Galicia, que se ve perjudicada también, porque ¿cómo sabrá ahora el comprador qué el vino es bueno o malo?».
Pero hay una salida. La OCM del vino prevé una excepción. La norma otorga a cada Estado la posibilidad de impedir que en el etiquetado de los vinos se mencione la variedad en dos supuestos. Uno, si existe riesgo para el consumidor sobre el auténtico origen, debido a que la variedad sea parte integrante de una DOP o indicación geográfica protegida (IGP). Y dos, si los correspondientes controles de verificación no fueran económicamente viables por representar la variedad de uva en cuestión una muy pequeña parte de los viñedos del Estado.
También el godello
En Galicia hay ejemplos clarísimos, como albariño, vinculado a la DOP Rías Baixas, o godello, a Monterrei o Valdeorras. En esos casos, la norma europea faculta al Gobierno a excluir las variedades autóctonas de las listas para vinificación de otras comunidades, siempre que no estén aprobadas ya, y con la excepción de las DOP que las tengan incorporadas. Por ejemplo, Costers del Segre, que trabaja con albariño en Cataluña.
Para aprovechar este resquicio legal han surgido dos iniciativas políticas en defensa de la exclusividad de las variedades gallegas. El PP presentó en el Congreso una proposición no de ley para la exclusión del albariño -por ser el caso más claro- de las listas de vinificación de otras comunidades en vinos sin DOP. Además, el Senado aprobó una moción del BNG en la que se pide al Gobierno la exclusión de 21 uvas gallegas. Del éxito de estas iniciativas depende en gran medida el futuro del sector.