Los viñedos de O Morrazo corren el serio riesgo de desaparecer. Son varios los motivos, desde el desinterés de los jóvenes por mantener las fincas familiares hasta el hecho de que las viñas de la comarca no estén incluidas en una denominación de origen, lo que impide comercializar la uva y el vino. Las restricciones impuestas a los furancheiros por la Xunta este año dificulta también la única fórmula de comercialización del vino excedente.
La Asociación de Furancheiros está negociando con Medio Rural la posibilidad de incluir la comarca en la denominación de origen Rías Baixas o bien en que se autorice etiquetar el vino como Viños da Terra.
La Fundación Comarcal encargó un estudio sobre la situación de los viñedos en la comarca a la oficina Ceres. O Morrazo dedica a viñas 724 hectáreas, la mitad de la superficie agrícola. La superficie media de los viñedos es de 300 metros. Hay 23.372 parcelas, de las que sólo 8.577 están declaradas en el Registro Vitícola, lo que, según hace constar el autor del estudio, Ramón Martínez Mouriño, da una idea del proceso de abandono de este cultivo en la comarca.
Más de la mitad de las parcelas están plantadas con variedades híbridas, lo que representa un 19% de la superficie total dedicada a viñedo.
Están inscritas las viñas de variedades de mayor interés comercial, como el albariño (42 hectáreas repartidas en 939 parcelas), el tinta femia (73 hectáreas en 2.017 fincas), el garnacha o el loureiro. En menor cantidad hay también treixadura, espadeiro, mencía, godello, tempranillo y gran negro.
La comarca cuenta con 108 bodegas que declaran 185.000 litros de vino. Se desconoce la cantidad real que se produce. Muchos cosecheros compran uva foránea que se encargan de traer de Zamora y Castilla diversos empresarios para mezclar con la uva propia. Algunos incorporan estas mezclas a los furanchos, algo que rechaza la Asociación de Furancheiros.
El vecino de O Hío Antonio Iglesias, cosechero y vicepresidente del colectivo, afirma que existe un peligro real de que desaparezca a corto plazo la mayoría de los viñedos de la comarca. «Estamos mirando a posibilidade de meter O Morrazo na denominación de orixe ou en Viñas da Terra. Algo hai que facer se non queremos que quede todo a silvas», dice.
Solamente los furancheiros capaces de cumplir la nueva normativa tendrán asegurada la salida de sus excedentes. Iglesias produce unos 2.000 litros de vino al año y vende en su furancho de O Viso, unos 700, aproximadamente, en Semana Santa. Cultiva godello, albariño y algo de treixadura y loureiro, además de tina femia, cabernet y mencía en un total de 6.000 metros cuadrados de terreno.
Cuenta con todos los requisitos para poder abrir su furancho. Jubilado, si le obligan a darse de alta como autónomo, dice, tendría que dejarlo, y con ello, la parte de la viña que no dedica al autoconsumo.
Iglesias estaba ayer sumido en plena vendimia. «Maiormente, os que nos ocupamos das viñas somos xente xubilada. A maioría da xente nova ni sabe cultivar as viñas, nin podar, ni facer o viño e ata nin siquera o beben», dice este cosechero cangués.