Los últimos bailes de la Operación Orquesta
Corcubión
30 Jan 2021. Actualizado a las 16:51 h.
La operación Orquesta interpreta sus últimos acordes. Lo que empezó como una trama de corrupción que implicaba a los concellos de Mazaricos, Cee y Fisterra -más tarde se les unió Corcubión- acabará, previsiblemente, con el sobreseimiento y el archivo de todas las actuaciones.
Eso, al menos, es lo que pide la Fiscalía al Juzgado de Primera Instancia de Muros, encargado de la pieza mazaricana en la que estaban encausados, además del que fuera alcalde, José Manuel Santos Maneiro, y el teniente alcalde, Manuel Rodríguez Caamaño, la secretaria, el arquitecto y un trabajador municipal. También los responsables de tres empresas constructoras a las que se acusaba de colaborar en el amaño de adjudicaciones irregulares de varias obras públicas.
Siete años y medio después de que una docena de agentes de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales tomasen el consistorio mazaricano y se llevasen detenido al regidor -tres días más tarde hicieron lo propio con el alguacil municipal, que pasó dos noches detenido y al que se le impuso una fianza de 5.000 euros para poder recobrar la libertad- el procedimiento entra en su recta final, y todo apunta a que de la forma más favorable posible para los investigados.
Ninguno de ellos quiso, sin embargo, hacer valoraciones sobre la petición del fiscal que, salvo sorpresa mayúscula, aceptará la titular del juzgado muradazo dando carpetazo definitivo a un caso iniciado por el juez Andrés Lago Louro.
Cautela
«Estou contento, pero prefiro esperar a que a cousa sexa definitiva e sexa o xulgado o que diga que pecha o caso. Todos fomos sempre respectuosos coas actuacións xudiciais e agora imos facer o mesmo», comentaba ayer uno de los mazaricanos investigados en la operación Orquesta que no dudaba en reconocer los duros momentos pasados: aunque el caso se fue enfriando con el paso de los años y las resoluciones absolutorias para todos los encausados de Fisterra y Corcubión y a buena parte de los de Cee, sus repercusiones están todavía muy presentes.
En lo político, supuso la renuncia a la vida pública de Santos Maneiro y Rodríguez Caamaño tras ganar las municipales de 2011.
En lo administrativo, a la renuncia casi total de las adjudicaciones mediante el negociado sin publicidad, el procedimiento que originó el caso Orquesta y que consiste en invitar a tres empresas a que presenten su propuestas técnicas y económicas para la realización de una determinada obra.
En lo personal, las secuelas fueron mucho más graves. Tras un insistente juicio mediático algunos de los implicados necesitaron apoyo médico y psicológico para soportar la enorme presión que suponía el pasar del anonimato a ver su nombre asociado a delitos.