Desvelan el mayor secreto de la inmunidad del mejillón, la clave para hacerlos más resistentes
Ciencia
El hallazgo de científicos gallegos tendrá utilidad en humanos
16 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Las capacidades inmunitarias de los mejillones son todavía más espectaculares de lo que ya se sabía. El grupo de Inmunología y Genómica del Instituto de Investigaciones Mariñas de Vigo (IIM-CSIC), en colaboración con la Universidad de Trieste, ha descubierto una expansión masiva de genes de receptores inmunes TLR (Toll-like receptors) tanto en los propios mejillones como en otras especies de bivalvos. Una diversidad genética que «no solo es impresionante, sino que también plantea preguntas fascinantes sobre cómo otros organismos podrían beneficiarse de mecanismos similares», tal como incide el investigador principal del proyecto, Antonio Figueras. Unos organismos entre los que también podría estar el propio ser humano, como ya ha demostrado este equipo en otras investigaciones, particularmente la del genoma del mejillón del 2020, con la que lograron el primer «pangenoma» abierto descrito en un animal.
«O primeiro efecto é o da produción en base á información xenómica; saber que xenes che interesa ter nos individuos que produces para que teñan un xenotipo —é dicir, unhas características biolóxicas— determinado. Por exemplo, que teñan unha maior resistencia ao aumento da temperatura e á acidificación, que son dous dos principais males que vai causar o cambio climático», explica Amaro Saco, primer autor del artículo, que también ve posibles aplicaciones futuras para la salud humana. Pone el ejemplo de las miticinas, «que tamén son moi variables, só se atopan nos mexillóns e cumpren distintas misións, como matar as bacterias que os infectan ou rexenerar o tecido despois dunha ferida. Ese xene si que o conseguimos sintetizar, e probouse en células humanas e si que demostraba que mantiña esas propiedades».
La base de la que parten, según detallan Figueras y Saco, es que los mejillones y otros bivalvos, al contrario que los humanos, no son capaces de producir anticuerpos para ir haciendo frente a las amenazas que se les vayan presentando. «Dependen exclusivamente de su sistema inmunitario innato», y de ahí que hayan ido evolucionando tanto a lo largo de la historia para resistir. Por ejemplo, los humanos solo tenemos 10 genes TLR en nuestro genoma, y los mejillones tienen alrededor de 260. Además, el agua del mar, de la que filtran hasta ocho litros por hora, no tiene nada que ver con el medio terrestre o el aéreo. Está repleta de patógenos, microorganismos potencialmente peligrosos que les resultan inofensivos gracias a estas adaptaciones. Tanto que los mejillones se consideran en muchos ámbitos especies invasoras.
«Aunque estos organismos presentan un pequeño número de TLR, los bivalvos han experimentado una expansión evolutiva espectacular en esta familia de genes. Esta expansión está acompañada de una gran diversidad funcional, lo que les permite reconocer y combatir una amplia gama de patógenos», destaca la directora de este grupo de investigación, Beatriz Novoa.
Esta «plasticidad genómica», como la denomina Antonio Figueras, sugiere incluso que los mejillones podrían tener «alguna ventaja evolutiva respecto a otras especies».
El artículo científico en el que los investigadores dan cuenta de estos hallazgos revolucionarios en el campo de la inmunología marina acaba de ser publicado en la revista evolutiva Molecular Biology and Evolution.