Así comenzó la historia de Pachá A Coruña: «Todo se fraguó en una cena en el restaurante El Rápido con Ricardo Urgell»
A Coruña ciudad

El edificio que acogió el local de ocio nocturno será derribado dentro del plan del futuro barrio de As Xubias
20 Feb 2025. Actualizado a las 05:00 h.
La sucursal de Pachá en A Coruña vio la luz el 4 de diciembre de 1987. Al día siguiente, La Voz publicó una crónica que destacaba la asistencia de destacadas figuras de la moda y la jet de la ciudad. «Se trata de una de las organizaciones más sobresalientes de España en su índole y A Coruña es la primera ciudad del norte que acoge a esta empresa, de la mano de los industriales Enrique Pena y Enrique Pereira», decía la pieza. El edificio que acogió esa discoteca hasta 1995 será demolida próximamente, cerrando a cal y canto una historia que comenzó en el restaurante El Rápido de A Coruña, otro icono. «Ahí, tras unas almejas y pescado, Ricardo Urgell aceptó la idea», recuerda Enrique Pereira en esta entrevista.
—¿Cómo surge la oportunidad de crear una sucursal de Pachá en A Coruña?
—Te cuento, porque tiene varias aristas. Yo ya me dedicaba a la hostelería. Mi padre y mi tío Nonito gestionaban Playa Club. En 1980 montamos Clangor en A Coruña, y en 1982 me fui con mi hermano Fernando a Santiago, donde creamos Clangor Santiago. Estuve trabajando allí hasta el 1986. Mi hermano estaba haciendo un trabajo extraordinario en Santiago, así que decidí volver a A Coruña, donde retomé el trabajo en Playa Club, pero hablando con mi primo Enrique nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo más. Nos enteramos de que una discoteca antigua estaba en desuso, fuimos a verla y pensamos: «¿Y si montamos un Pachá?»
—¿Cuál fue el siguiente paso?
—Conseguimos contactar con Ricardo Urgell, el dueño de Pachá, gracias a amigos que frecuentaban Pachá Madrid. Logramos una reunión con él, viajamos a Madrid y le expusimos nuestra idea. Esa noche nos emplazó a encontrarnos en Ibiza para hablar más en detalle.
—¿Qué edad tenía en ese momento?
—Unos 28 o 29 años. Pero no dudamos en irnos a a Ibiza, le presentamos la propuesta y logramos convencerlo para que viniera a A Coruña. Una vez aquí, lo recibimos, le mostramos la ciudad y finalmente todo se fraguó en una cena en el restaurante El Rápido, un icónico local de la calle de la Estrella. Ahí, tras unas almejas y pescado, Ricardo aceptó la idea.
— En 1987, ¿ya existía la idea de A Coruña como una ciudad cosmopolita?
—Estaba en proceso. La hostelería en esa época era distinta. No era la A Coruña de hoy, pero siempre tuvo una gran tradición de buena hostelería, tanto diurna como nocturna.
—¿Cómo fue el fenómeno Pachá?
— Pachá no era solo una discoteca, era un concepto de ocio nocturno que hasta entonces solo se asociaba a Ibiza. Generamos una enorme ilusión en la ciudad. Mi primo Enrique, un extraordinario relaciones públicas, jugó un papel clave.
—La crónica de la inauguración dice que acudió la «jet set» de A Coruña.
—Fue un acontecimiento social que superó una simple inauguración. La ciudad respondió en masa. Desde Pachá hasta la Renault no se podía aparcar. Asistieron personas de distintas generaciones, no solo jóvenes.
—¿La piscina se usaba?
— Se hicieron fiestas espectaculares, como fiestas de la espuma. Tuvimos actuaciones de Hombres G y Los Secretos. Mi padre, un gran artista de la hostelería, fue un gran maestro y decía que la clave era generar eventos continuamente.
—¿Qué se le paso por la cabeza cuando vio la noticia del derribo?
—Yo procuro no mirar para atrás. Lo que está claro es que Pachá formó parte de nuestras vidas y fueron momentos muy divertidos.
—¿Cómo ve la hostelería nocturna de hoy en A Coruña?
—Proyectos como Pelícano me parecen impresionantes. Hay que agradecer a empresarios como Juan Carlos Cebrián por apostar por la ciudad. A veces no somos conscientes de la magnitud de estos proyectos, pero fuera de A Coruña, en sitios como Ibiza, hablan de Pelícano. Cebrián apuesta por la ciudad de A Coruña. Por eso a mí me gusta. Yo no he ido nunca a Pelícano, pero valoro que alguien como empresario se fije en la ciudad y dé vida a la ciudad.