La Voz de Galicia

Una pica en el corazón de Malasia

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antón bruquetas redacción / La voz

El entrenador y preparador físico Ramón Marcote triunfa en el equipo de Kedah

07 Sep 2015. Actualizado a las 10:08 h.

En diciembre pasado, después de doce años vinculado a la cantera del Atlético de Madrid y de haber pasado como preparador físico y segundo entrenador por distintos equipos gallegos y de la capital, Ramón Marcote (Cee, A Coruña, 1977) hizo las maletas hacia el fútbol asiático. Se asentó en Malasia, un mercado emergente para los técnicos extranjeros. Y su historia terminó con éxito, acabó devolviendo al equipo de Kedah a la SuperLiga, un logro que el club de la región más musulmana del país perseguía desde hace años. El camino hacia el ascenso no fue sencillo. En Malasia los banquillos tienen más electricidad que los del Bernabéu o Camp Nou. Tres derrotas suponen un cese fulminante. Mañana Ramón Marcote termina sus vacaciones en Galicia y regresa a la presión constante de los resultados, a esa evaluación permanente en la que la línea que separa el suspenso y el aprobado es tremendamente delgada.

«Al principio de temporada lo vi complicado, íbamos octavos y no acababa de entenderme con el primer entrenador, un australiano cuyas ideas sobre cómo jugar al fútbol no concordaban demasiado con las mías», comenta Ramón Marcote, quien agrega: «Tuve la impresión de que nos iban a echar a todos. En Malasia entienden que si traen a un extranjero es para que les haga ganar y admiten muy pocos tropezones. Pero entonces, el mánager general, una especie de Alex Ferguson, decidió prescindir del primer entrenador y me dejó a mí al cargo del equipo. Me tocaba -continúa- planificar todas las sesiones de trabajo y, poco a poco, fui introducción los conceptos del fútbol europeo. El equipo ganó en colocación táctica y también adquirimos mayor posesión de balón».

Sin embargo, «no te creas que les gusta mucho esa sensación de control en los partidos. Al aficionado al fútbol de Malasia le gusta el descontrol, que los jugadores corran de arriba a abajo a lo loco y que el marcador sea abultado». «Quieren ver goles. Nosotros ganamos muchos partidos por diferencias cortas, por uno o dos goles y notabas que la gente pedía más. Ellos tienen una gran influencia del fútbol inglés y escocés, pero no el que conocemos ahora y que trata bien la pelota, sino el de hace veinte años cuando todo era juego directo», resalta Ramón Marcote.

La preparación física

Una de las cosas que percibió este gallego en cuanto vio entrenar a su nuevo equipo es que tenían un exceso de carga de trabajo. «Planificaban dobles sesiones todos los días y aquí, con el calor que hace, la primera sesión tiene que ser antes de las ocho de la mañana», dice. Trato de explicarles la importancia del descanso, de la recuperación, pero le resultó complicado modificar unos hábitos adquiridos desde hace tiempo. «Lo que fui haciendo es camuflar ese descanso, realizar algunas sesiones de baja intensidad o de recuperación para que el desgaste no fuese tan intenso», apunta el técnico gallego. «Y la verdad es que si veías a nuestro equipo jugar no tenía nada que ver con el resto».

Estructuras de Primera División, pero nivel de juego de Segunda B

«De lo que me he quedado sorprendido es del nivel que tienen las estructuras de los equipos en Malasia. Puede que no se gasten el dinero en hacer unos vestuarios decentes en el campo de entrenamientos, pero en los desplazamientos vamos a todo trapo, hoteles de lujo en los que se quedaron equipos como el Liverpool, el Barça o el Manchester cuando vinieron aquí en pretemporada», atestigua Ramón Marcote. De todos modos, admite que el rendimiento de los jugadores sobre el césped es comparable «a los de un equipo de Segunda B en España». «La clave es acertar con los futbolistas extranjeros que son los que marcan las diferencias, porque hasta el momento no tienen buenos entrenadores para la base y así es complicado que puedan incrementar el nivel de los canteranos», subraya.

El trabajo de Marcote en el equipo de Kedah no ha pasado desapercibido y ya le han hecho llegar el interés por prorrogar su contrato que concluye en noviembre. «Evidentemente te halaga el interés, pero aún debo valorar muchas cosas, porque estoy lejos de mi familia durante mucho tiempo», indica. Incluso podría cambiar de aires dentro del propio país, ya que hay otros equipos que han preguntado por su situación contractual.

Si decide prolongar su estancia en Malasia, lo más probable es que su familia lo acompañe. «Donde ahora vivo es una región muy musulmana y el choque cultural es fuerte. Para mi hijo sería complicado, por eso todavía no estoy seguro de lo que voy a hacer», destaca. «Aunque para mí también es duro vivir lejos de ellos tanto tiempo».


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