La Voz de Galicia

En busca de dueño para el mítico Chis: «Con chicharrones gratis, es un fenómeno social»

Narón

Patricia Hermida Narón / La Voz locales con historia
Lola Rodríguez poniendo los chicharrones como tapa gratis, en el furor del jueves por la tarde.

Lola y José dejan el bar este mes con el pabellón bien alto, en Narón

12 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.

Entre los rituales de la llegada del fin de semana en Ferrolterra, destaca el chicharroneo en el mitiquísimo Chis. Cada jueves por la tarde, ya casi se saborea el viernes entre vinitos y lo más suculento del cerdo. «Aquí ponemos chicharrones gratis y eso es un fenómeno social, que me sorprende hasta a mí», indica Lola Rodríguez González, que ha comandado esta taberna de A Solaina (Narón) durante los últimos veinte años junto a su marido José Martínez Rodríguez. Pero la vida son etapas, y este matrimonio cerrará las puertas de A Taberna de Chis a finales de este mes: «Porque mi marido se rebajó por una prótesis de cadera, queremos descansar y disfrutar de las nietas». Mientras tanto, Lola y José buscan un nuevo dueño o dueña para el Chis: «Un bar con tienda que puede juntar a cien personas».

 

La historia de este establecimiento, siempre lleno con clientes que llegan de toda la comarca hasta Santa Icía, se remonta a 1967. «Mis suegros José Martínez Pita y Teresa Rodríguez Prieto lo abrieron cuando estaba empezando a coger fuerza el barrio, porque de aquella solo había aquí un par de bares», explica Lola. A Taberna de Chis nació como tienda bar y mantuvo ese espíritu durante todas estas décadas. «Vendían desde la carne salada al pan y la fruta, hubo una época en la que mataban cerdos, después se jubilaron y lo cogimos nosotros».

El negocio familiar se ofrece ahora para traspaso: «Nuestros hijos tienen sus trabajos (aunque en su día nos ayudaron mucho), y el Chis da tanto de sí que nosotros ahora no podemos seguir porque necesitamos descansar». Porque aquí acuden tantos clientes que «los jueves los llamamos de los Patrones, por el secreto de los chicharrones sin ninguna duda es nuestro día grande y la gente no tiene prisa para irse». Se ponen de pincho gratuito «a pesar de que están carísimos, y por eso tienen tanto tirón». Y se sirven al más puro estilo ferrolano o naronés, una fritura de tripa de cerdo crujiente por fuera y tierna por dentro. «En nuestra tienda se vende a 35 euros el kilo, de pincho lo ponemos gratis, pero también lo puedes tomar en tapa o ración», explica Lola.

Porque A Taberna de Chis ofrece ese triunvirato tan de éxito en la hostelería gallega: el bar que además es restaurante y tiene su propia tienda. «Aquí puedes comprar pan del día, fruta, leche, sal, azúcar, mayonesa, café, todo lo que necesites, e incluso abríamos los domingos pero ya no desde que mi marido se rebajó», apunta la gerente, mientras sirve el tapeo entre los incondicionales de Santa Icía.

 

Más furor, el de los callos

De vuelta a los chicharrones, que bien daría para un tratado sobre la esplendorosa gastronomía ferrolterrana, Lola se muestra «sorprendida por su tirón tras tantos años, nosotros los compramos en otro sitio porque lleva horas hacerlos, los jueves por la tarde abrimos a las 19.00 horas y ya entra la gente a por el chicharrón».

Pero hay vida más allá de lo que algunos llaman «marisco de cortello», que en muchas de las ocasiones llega a agotarse. Normalmente aquí se ofrecen tres pinchos a elegir, como alitas, oreja, guisos, callos que es el rey de los domingos. Los sábados el pinchito gratis es un huevo frito con patatas, pan y fiambre. Y todo se combina con una amplia variedad de vinos, incluidos de alta gama seleccionados por José.

Acuden pandillas jóvenes, parejas, mayores, que llegan de O Val, Meirás, Caranza. «Gente llama a gente, como dicen aquí, para el jueves hay que reservar mesa desde días antes». De cara a un futuro dueño del Chis, Lola considera que «el perfil ideal pasa por gente experimentada en hostelería y que entienda al cliente, que coja esto con ilusión porque funciona al 100 %». Y sobre todo «damos las gracias a nuestra clientela, gente de barrio trabajadora y respetuosa, forma parte de nuestra familia». Un bar como el de Cheers, «donde todo el mundo sabe tu nombre».

 


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