La generación que se subió a la tarima de las discotecas de Narón se queda huérfana
Narón

El cierre de Ink clausura aquellas tardes de gloria y espuma con Chabeli y Green, donde algunos salían más que Drácula y el camión de la basura juntos
14 Mar 2025. Actualizado a las 05:00 h.
Todos los que salieron más que Drácula y el camión de la basura juntos lloran en la ría de Ferrol lágrimas de desamor. Porque con el anuncio ayer del cierre de la discoteca Ink, aquellos que fueron adolescentes en los 90 dicen adiós a unos de sus mayores ritos iniciáticos. Cuando cada domingo desde primerísima hora de la tarde se acicalaban cual John Travolta para saltar de bar en bar hasta llegar al Rubicón de Ink en la carretera de Castilla. El mismo ritual seguían los padres de esos adolescentes noventeros, hace prácticamente medio siglo cuando Ink se llamaba Villas y hasta allí llegaban las pandillas en coches Morris. Y la tradición aún continuaba en pleno 2025, con todos los chavales ante el espejo cada sábado tuneándose para amanecer allí. Pero ahora la discoteca de las primeras veces cierra definitivamente: adiós a las primeras lentas, a las primeras coreografías, a las primeras fiestas de la espuma y a los primeros besos. Ink se despide. Y lo hará este sábado a lo grande.
Su gerente desde hace doce años, Juan Trastoy, indica que «es el fin de una etapa, siento mucha pena porque aquí se vivieron muchísimas fiestas y la de mañana será la última». Desde las 00.00 hasta las 06.30 se celebrará el festival Érase una Vez, con Nathalie Aarts (de Soundlovers) y todos los DJ residentes. La posibilidad de que Ink reviva algún día parece difícil, ya que el edificio cobrará otros usos. Se despide la última discoteca mítica de Narón. Atrás quedan los 80 y 90, cuando la carretera de Castilla desde Xuvia a O Alto parecía recrear todas las pelis de instituto en una: desde Chabeli a Green, desde Martiz y Dream al propio Ink. Incluso con ramificaciones hacia la carretera de Cedeira, con otros parnasos también extinguidos como Minuetto, La Oca, Play o Mitto. Cuando todo era La chica de rosa, Suéltate el pelo de Los Hombres G, y Deliverance de John Boorman.
Otros nombres para la posteridad, que lamentablemente ya no siguen entre nosotros de aquella época en la que se tomaba Licor 43 con Cacaolat o Malibú con piña, eran locales más catalogados como pubs o bares como Merecumbé y Montpellier. Pero todos igual de míticos.
Juan Trastoy se enfocará ahora a otros negocios que tiene en As Pontes (como Enigma y el complejo Medulio) y a su empresa de eventos Toldos Trastoy que recorre las fiestas del norte gallego. Para el Érase una Vez de este sábado las entradas pueden comprarse en la web del local o en Taquilla.com. Admite Trastoy que «quedan huérfanas muchas generaciones, desde la del Villas hasta Ink en la actualidad, pero ahora el ocio tira hacia las verbenas como las de nuestros padres». Atrás quedan amores y desamores entre baños de espuma, mientras sonaban Cranberries. Recuerdos de la Prehistoria, ahora conservados en formol.