El Gobierno intentó llevarse a Mangouras en plena emergencia
Galicia
Sors dice que no se le ocurrió reunir a técnicos antes del hundimiento
28 Nov 2012. Actualizado a las 07:00 h.
Una táctica de achique de espacios hasta asfixiar al contrincante. Sin dejar que elabore su juego. Llevándolo por el camino por el que puede perder los papeles, un itinerario desesperante en el que la defensa pide tiempo muerto e incluso le aconseja que no conteste a ciertas preguntas.
Esta fue la estrategia de los dos abogados de la armadora del Prestige, dispuestos ayer a poner contra las cuerdas al ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, que protestó hasta en cinco ocasiones porque sus interrogadores, muy policiales, no le dejaban explicarse. La acusación de Mare Shipping comenzó con un exhaustivo interrogatorio de María José Rodríguez Docampo sobre el retraso de la empresa de salvamento en llegar al buque. López Sors atribuye esa demora a que el capitán de Smit llevó a cabo una misión comercial en Londres antes de llegar a A Coruña, tuvo que aprovisionarse del equipo y lamentó que no hubieran contratado un helicóptero para desplazarse al Prestige el día 14 de noviembre del 2002 por la tarde.
La abogada lo ve de una manera muy distinta y le preguntó por qué no se les dejó ir al barco en el helicóptero que salía a las 17.40 horas a recoger al inspector que arrancó la máquina, Serafín Díaz. «El detalle de esas operaciones no llegaba a mí», contestó. A las 21.30 horas, el equipo de Smit está dentro de un helicóptero cuya partida es abortada. En las grabaciones, cargos intermedios lo atribuyen a una decisión de «las altas esferas». «Yo estaba pendiente de las emergencias. No sé por qué razón no sale. Había exceso de horas de vuelo. La tripulación tenía que descansar», adujo.
Después María José Rodríguez lo interpela por una reunión que se celebra a esa misma hora de la noche en la Delegación del Gobierno, en la que ella misma estaba presente junto con otro representante de la armadora. La abogada revela que el propio director de la Marina Mercante les pidió que en el viaje de vuelta del helicóptero -que no había salido- se trajera al capitán Mangouras. El marino griego pediría la evacuación en la tarde del día 15, pero en aquel momento no se sabía lo que iba a suceder. Y el Gobierno estaba muy interesado en que estuviera en tierra en vez de en el barco, algo que hasta ahora no había trascendido. López Sors lo explicó así: «El capitán llevaba 48 horas sin dormir. Era por razones humanitarias. Queríamos que trajese la documentación del buque y las botellas con las muestras de la carga». «Smit le dijo que necesitaba al capitán como principal conocedor del buque para evaluar los daños», le replicó la letrada, que insinuó que el viaje se aborta porque no se accede a que el capitán sea evacuado y acusó a la Administración de condicionar antes la salida a que se firmara la orden para mantener el petrolero a 120 millas. Finalmente partieron a la una de la madrugada, casi 12 horas después de su llegada. Y Mangouras es detenido al día siguiente.
Los técnicos
Tanto esta abogada como el defensor de Mare Shipping, Santiago Zabaleta, insistieron en que el Gobierno hizo caso omiso a la recomendación de que unos inspectores evaluaran el estado estructural del Prestige, como se detallaba en el Plan de Contingencias y en el ejercicio de A Coruña. Así, le preguntaron por qué se convocó a los técnicos el día 19, una vez que el petrolero se había partido en dos.
-¿No se le ocurrió convocarlos el día 14 o el 15?
-No, no se me ocurrió.
La abogada del Estado pide un descanso.