Julio Rodríguez Becerra: «No cuesta nada proteger los viaductos»
Galicia
Julio Rodríguez lamenta que el trágico desenlace de su hermano y el camionero que acudió a auxiliarle se repitiera el miércoles en Vigo. «Son ya tres muertes, deberían tomar medidas»
07 Nov 2014. Actualizado a las 12:54 h.
Julio Rodríguez Becerra recuerda perfectamente aquel día de invierno. Estaba trabajando en su taxi y desde la central le avisaron de que tenía que presentarse en el cuartel de la Guardia Civil de Oleiros. Pensó que era por una multa. Pero allí le comunicaron la mala noticia. Su hermano, de 45 años, había caído desde un viaducto de la A-6 cerca de Betanzos, junto con un joven camionero que había acudido a ayudarle tras un leve choque con el quitamiedos. Otro vehículo venía directo hacia ellos. Estaban en plena calzada, con la puerta abierta del coche, buscando el teléfono para pedir ayuda. Vieron las luces entre la niebla espesa de aquella mañana de enero. Y decidieron ponerse a refugio. Pensaron que saltaban hacia la mediana. Pero en realidad se precipitaron por un abismo de unos 30 metros. Estaban en un viaducto y no lo sabían.
Julio, de 70 años, recuerda amablemente en su casa de Cambre aquel día tan triste. Pero no sabe que a una conductora de Silleda le sucedió este miércoles en la circunvalación de Vigo algo muy parecido a lo que terminó con la vida de su hermano José Luis hace casi quince años.
-¿Pero fue igual? ¿Se cayó por la mediana del viaducto?
La cara de incredulidad y de sorpresa de Julio es indisimulable. Sigue preguntando por el caso más reciente, y se muestra impaciente por leer más sobre la noticia. Sí. Raquel Abades también saltó a la mediana por temor a ser atropellada, como su hermano y el camionero que estaba ayudándole, José Eduardo Rey Martínez. «No entiendo por qué no protegen más esos viaductos. Ahora deberían tomar medidas con más razón, pues ya es la tercera muerte. No concibo que no haya ningún tipo de protección». Julio cree que este problema se solucionaría con unas simples redes o protecciones laterales más altas. «No cuesta nada proteger los viaductos. Estoy seguro de que no supone un gran gasto», dice. Recuerda además que ahora hay más viaductos que antes y estas situaciones pueden producirse más a menudo. En Galicia, con niebla y lluvia, más aún.
Aquel 19 de enero del 2000 su familia vivió una tragedia encadenada más. Poco antes había muerto su madre. Después su cuñado. Y por último su hermano. «Menos mal que mi madre no vivió aquella desgracia. Fue terrible y habría querido morirse. Mi hermano era su ojo derecho», comenta, mientras lamenta aquella entrada terrible de su familia «en el nuevo milenio». José Luis dejó una hija que entonces tenía 14 años. «La pobre quedó muy tocada».
Suceso aclarado
Si un accidente de tráfico con resultado de muerte ya es en sí mismo una tragedia, las extrañas circunstancias que rodearon las dos muertes aumentaron si cabe el dolor de la familia, admite Julio. Hubo una investigación judicial y en el informe final de la Guardia Civil se descartaron rumores que referían una posible pelea entre las dos víctimas. «Eso era ridículo. Mi hermano era un buenazo. Y cuando contactamos con la familia del camionero nos dijeron lo mismo del otro chico. No eran los típicos que se pican en la carretera o buscan conflictos. Los dos eran muy buena gente», dice. Todas esas especulaciones les hicieron mucho daño entonces. Y Julio quiere aclararlas.
La familia del camionero, natural de Tordoia, acudió al funeral de José Luis. Fue un momento extraño. Las dos familias, que no se conocían, compartiendo el mismo dolor y las mismas preguntas. No sabe si ellos denunciaron la seguridad en el viaducto. Su familia no lo hizo. «En aquel momento no pensábamos en eso», recuerda. Ni siquiera buscaron un abogado.
Julio nunca paró con su coche en el viaducto donde murió su hermano. Prefiere pasar rápido por allí. Pero sí sabe que el punto desde el que cayó está muy cerca de la ladera de la que parte el paso elevado. Por muy pocos metros podría haberse salvado.