El ataque y la defensa diluyen las propuestas
Galicia
El celo por dejar en evidencia la gestión del PP y el interés de Feijoo por defenderla dejó en el limbo las verdaderas intenciones políticas
30 Jun 2020. Actualizado a las 11:22 h.
El dilema de los debates consiste en si hay que priorizar el ingenio y los reflejos, el lado efectista, o aprovechar la oportunidad -la resonancia mediática del cuerpo a cuerpo- para lanzar propuestas que puedan convencer o como mínimo sorprender. El músculo propositivo suele estar más del lado de los opositores, mientras que el candidato que ya ostenta responsabilidades de Gobierno tiende a defender su gestión y repeler los ataques. En el ring de seis contra uno, Feijoo se vio en esa tesitura, la defensa de una gestión, y la «certeza» de una política que en sus puntos cardinales será continuista, frente a la incertidumbre que ve en un conglomerado de partidos. Su proyecto, vino a decir, es seguir por un camino previsible, materializado en un programa que mostró a las cámaras al final.
Gonzalo Caballero (PSOE), comprometido con la estrategia atacante, se dirigía a Feijoo con baterías de preguntas, insistiendo en el carácter distintivo de las políticas progresistas, pero de forma genérica, aunque sí avanzó que va a aumentar el gasto en los servicios públicos, facilitar libros de texto gratuitos «e que ningún escolar estea sen ordenador», en un contexto de «rexeneración política».
Ana Pontón (BNG) insistió mucho en cambiar «o modelo privatizador das residencias para que non se faga negocio co dereito a unha vellez digna», defendió una economía verde con menos eucaliptos, liberar el 1 % del presupuesto contra la violencia machista y crear escuelas infantiles con «horarios racionais». Quiere un Estatuto que reconozca a Galicia como nación.
Tanto Antón Gómez-Reino (Galicia en Común) como Pancho Casal (Marea Galeguista) exigieron en varias ocasiones que se abran los centros de día. El primero prometió una banca pública gallega y devolver a los clientes las cláusulas abusivas de la banca privada. Pero los dos están de acuerdo en la intervención pública de Alcoa. Gómez-Reino también propuso un plan de empleo post-covid, rescatar las concesiones de las hidroeléctricas y acabar con la interinidad en el empleo público. Casal defendió que el Estatuto tenga una carta de derechos sociales.
La candidata de Ciudadanos, Beatriz Pino, consumió buena parte de su tiempo en la necesidad del consenso, planteando «un pacto de unidade pola reconstrución». Pino rompió dos tiques del peaje de la AP-9 en directo para prometer que lo eliminaría si llega al poder, sin apoyar en su momento la transferencia de la autopista. También propuso considerar familias numerosas a las que tienen dos hijos o las monoparentales.
Ricardo Morado (Vox) quiere reducir el gasto político «inútil» para bajar impuestos, una Consellería de Familia y el pin parental «antidoctrinal».