La Voz de Galicia

¿Es tan sano lo que tienes en la nevera como crees?

Sabe bien

Lucía Cancela

La fiebre por comer bien se encuentra con un impedimento: el etiquetado ininteligible de los productos del supermercado. Yuka te ayuda a descifrar el jeroglífico, pero ¿acierta con sus veredictos? Ponemos a prueba la «app» de moda con la nutricionista Ana Golpe

08 Oct 2019. Actualizado a las 12:57 h.

El conocido como movimiento realfooding (comida real) ha llegado para quedarse; y en consecuencia, cada vez más clientes se suman al análisis de etiquetas y tablas nutricionales, interesados en conocer si se alimentan bien o la industria les da gato por liebre. El problema es que los datos que aparecen en el reverso de los productos, inentendibles para el común de los mortales, no convierten la tarea en una cuestión sencilla. En medio de esta fiebre por seguir unos hábitos de vida saludable ha llegado a España Yuka, una aplicación que te ayuda, según las palabras de sus creadores «a descifrar lo indescifrable». Se trata de una herramienta que decodifica las listas de ingredientes de la manera más sencilla, convirtiéndose así en el azote de esas grandes marcas, que aprovechan el desconocimiento de las palabrejas técnicas por parte del gran público para vender como saludables productos que, sencillamente, no lo son.

Nacida en París en enero del 2017, entre sus tres fundadores se encuentra un padre de familia que, en su día, se vio incapaz de encontrar una cesta de la compra sana en medio de toda la jungla alimentaria, por lo que pensó en resolver el problema. La aplicación acumula ya 10 millones de usuarios. 

Uso intuitivo y sencillo

Su uso es simple e intuitivo. Es suficiente con escanear con un móvil el código de barras del producto. De inmediato se recibe una evaluación a través de tres colores (rojo: a evitar / verde: bueno / naranja: consumo moderado) y de adjetivos (mediocre, bueno o excelente), además de una ficha con información nutricional más detallada. Los datos que aporta la plataforma van más allá del campo de la alimentación. El consumidor puede realizar también sus consultas sobre productos cosméticos como champús, cremas faciales, geles de baño o toallitas de bebé.

Cuando la app detecta que el producto escaneado tiene una alternativa de mayor calidad en el mercado, se encarga de presentarla para que el usuario encuentre otra opción en su abanico alimenticio. En su descripción indica que no reciben ingresos ni subvenciones de ninguna marca para valorar mejor sus productos de forma «totalmente objetiva». Se financia a partir del Programa Nutrición (solo en francés) que venden en su web, y de donaciones de los usuarios premium. El cliente puede registrar el producto, que después pasará por unos criterios de análisis no especificados acerca de cuáles son o quiénes los realiza. Este es el punto que genera cierta controversia. De hecho, la nutricionista Ana Golpe, a la que hemos presentado la app, destaca que en cualquier caso es «imprescindible la figura de un profesional» en un aspecto tan relevante como la salud y alimentación. 

Esta experta, que ha puesto a prueba este sistema que triunfa entre infinidad de consumidores, afirma que no tenía ni idea de la existencia de esta plataforma porque nada de lo que come «lleva código de barras». La experta se mostraba escéptica antes de utilizarla debido a su origen francés, que puede generar confusión «respecto a algunas cuestiones relacionadas con el sistema nutricional español». Añade también que, «si una persona solo se deja llevar por la aplicación, no va a comer de forma saludable, porque los valores que analiza no siempre indican que se trate de un alimento de calidad».

Llegados a este punto es hora de poner a prueba Yuka con algunos de los productos que tienen en sus despensas dos estudiantes que están realizando sus prácticas en La Voz. Hemos sometido los alimentos a un doble examen: el escáner de la aplicación y el radar de Ana Golpe. ¿Coincidirá el veredicto?

Garbanzos cocidos Luengo

Yuka lo puntúa con un 60/100. Valora que sea una fuente excelente de fibra, con un aporte medio de proteínas y bajo en grasas saturadas y azúcar. Sin embargo, penaliza los aditivos que contiene. La experta señala que «las legumbres forman parte de una dieta equilibrada y natural, basada en alimentos y no productos. Y no cabe dudar de su aporte proteico vegetal». 

Arroz blanco SOS

La nutricionista prefiere no abusar del arroz y optar por otros alimentos como la quinoa, «especialmente si es de cercanía».  Al contrario de la aplicación, que le otorga un rotundo 100 de 100 por su etiqueta de orgánico, por el alto contenido en fibra y un aporte medio de proteínas. 

Yogur de soja sabor arándanos

De acuerdo a la base de datos de Yuka, su calidad es excelente: etiqueta verde y 85 de 100. La nutricionista, por el contrario, difiere. «En este caso se trata de un alimento ultraprocesado que jamás recomendaría». Entre sus ingredientes se encuentra el jugo de soja o el jarabe de trigo, «una especie de extracto por el que obtienen el azúcar del trigo para que se convierta en un jarabe». Más azúcar.

Pan apto para celíacos Schaer

Yuka lo califica con un 60/100 y le pone el adjetivo «bueno». Si bien es cierto que aquellos que no pueden tomar gluten están algo más limitados, esta opción alta en fibra y baja en grasas saturadas y azúcares no siempre es el mejor producto. Es más, incluso la propia aplicación indica que contiene aditivos de riesgo medio como el e464, un agente de textura. Ana Golpe propone una alternativa: «Aprovechar los obradores de pan que existen en Galicia y comprar un pan de calidad, mejor que un producto que lleve en la bolsa tres meses».

Tortilla de trigo Santa María

Pese a que se trata de un producto ultraprocesado, la nutricionista no encuentra problema en tomarlo de manera ocasional siempre y cuando el gluten no ocasione problemas digestivos. Yuka no le da la mejor nota, pero al menos lo aprueba: 51/100. Lo considera como una excelente fuente de proteínas, con bajos niveles de azúcares y grasas saturadas Sin embargo, señala una alta cantidad de aditivos y sal. 

Granola Kellogs

ñlk

«¿Bueno? Bueno sería que hiciésemos nuestra propia granola en casa con ingredientes de calidad. Ese es un ultraprocesado más». Yuka le otorga un aprobado justo (54/100) y un simple «bueno». Principalmente destaca su excelente cantidad de proteínas, fibra, y reducido nivel en grasas saturadas y sal. En cambio, le resta puntuación al ser un producto alto en azúcares y calorías. 

Yogur oikos sabor fresa Danone

Yuka le da un 60/100 y una valoración de «bueno». Esta puntuación se debe en su mayoría al alto aporte que tiene en grasas saturadas. Por su parte, valora positivamente su bajo contenido en azúcar y alto valor como fuente proteica. La experta, sin embargo, defiende una versión natural del producto, sin ningún tipo de azúcares o edulcorantes añadidos: «Si un yogur es natural y lleva bífidus activos, a pesar de la grasa que contenga, no tiene por qué ser malo». 

Tortitas de arroz con frutos rojos Bicentury

Un producto en el que la aplicación y la nutricionista coinciden. Yuka tiene más en cuenta los aspectos negativos: alto contenido en azúcar, calorías y grasas saturadas, mientras que solo puede señalar su porcentaje bajo en calorías o fibra, por ello, le otorga un 40/100. La experta concluye: «Cuanto más ultraprocesado esté el alimento y más compuestos añadidos tenga, más adicción va a generar en la persona». 

Queso mozzarella Galbani

Para Yuka es «mediocre», con una puntuación de 48/100. ¿La razón? Su alto contenido en grasas saturadas. Sin embargo, como aspectos positivos destaca su alto valor en proteínas, bajo en azúcar y carencia de ningún tipo de aditivos. ¿Son tan malas las grasas? Para nada, es más, Golpe recomienda tomar este producto por su «alto contenido en calcio y vitamina D».

Chocolate negro 90 % Lindt

La aplicación móvil lo califica como «mediocre», con un 31/100. El problema que se plantea es su alto valor energético y su alto contenido en grasa saturadas, ambas cuestiones relacionadas. De nuevo, destaca su calidad proteica, su bajo nivel de azúcar y la carencia de sal. Golpe destaca la capacidad que tiene de «subir el ánimo y disminuir la ansiedad por el dulce» siempre y cuando tomemos una cantidad medida. 

Tras su análisis, Golpe considera que con este tipo de aplicaciones se tiende a banalizar los alimentos y a tener en cuenta solo el aporte calórico. «Si tú le dices a alguien que tiene pocas calorías, se va a tomar cinco, consiguiendo el efecto contrario a la salud». De momento, más allá de una ligera ayuda, no supone un sustituto al nutricionista profesional. «Lo que debe quedar claro es que no se puede comer basándonos en códigos de barras», concluye.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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