La Voz de Galicia

Roro Bueno y las «Trad Wives»: mujeres que asumen el rol de género de servir a sus novios

Gente

IAGO GARCÍA LA VOZ
Capturas de vídeos del perfil de Roro Bueno en TikTok. La joven, de 22 años, cuenta con publicaciones que acumulan más de 40 millones de visualizaciones

Estas «esposas tradicionales» se muestran encantadas de cocinar, limpiar la casa y ejecutar las tareas del hogar para que sus parejas estén felices. La polémica está servida en las redes: mientras ellas defienden este estilo de vida, otras consideran esta especie de sumisión puro machismo y la pérdida del empoderamiento femenino logrado en el último siglo

20 Jul 2024. Actualizado a las 10:16 h.

«Hoy Pablo se va a jugar al fútbol por la tarde, y sé que después de jugar siempre le entra mucha hambre, así que le voy a preparar un snack para que se lo lleve». Así comienza uno de los vídeos en TikTok, con millones de reproducciones, de Roro Bueno. Después elabora una merienda propia del mejor restaurante del Trastévere en Roma: una focaccia con pesto fresco y burrata incorporando todos los ingredientes a mano. Sí. A mano. En su cocina. Un día cualquiera. Con su reposado de la masa 8 horas, su albahaca triturada con la batidora arriba y abajo, y con la leche hirviendo en el cazo para que la burrata quede increíble. «Me dijo que estaba buenísima», es el título con el que subió las imágenes a la popular plataforma social.

El tal Pablo no es otro que su novio. Y a ella no se le caen los anillos por prepararle estas elaboradísimas recetas. Roro, su novia, asume esta labor como propia, en una especie de condición de «mujer de la casa». Y la joven, de 22 años, se ha convertido en todo un fenómeno en la red en las últimas semanas.

Se trata del máximo exponente en nuestro país de una tendencia que en Estados Unidos y el Reino Unido se denomina tradwife. Un término que no tiene mucho misterio, mezcla trad (de tradicional) y (wife) esposa. Unas influencers que se muestran en redes sociales como mujeres de antaño, obviando el avance en derechos sociales, incorporación al mercado laboral y empoderamiento femenino conseguido en los últimos años. Parte del éxito está también en la polémica. Esta sumisión al hombre como empleadas del hogar desata las iras de los sectores feministas. 

Pero Roro Bueno se mantiene ajena a las críticas creciendo exponencialmente en número de seguidores. Entre ellos figura hasta la cantante Rosalía, que al igual que resto de sus fans, está muy pendiente de sus elaboraciones. Cualquier cosa que pueda necesitar prefiere hacerla ella misma. Una de ellas fue el último regalo de cumpleaños de Pablo. «Aunque no os lo creáis no todo lo que hago es para Pablo, pero esta semana sí, porque es su cumple», dice en otra publicación en la que le prepara una tarta de queso con base de galleta. Para tan magna celebración, su pareja quería un libro, pero «desgraciadamente» no lo encontró en formato físico. Así que, ni corta ni perezosa, adquirió la versión digital. Pero la cosa no quedó ahí. Lo imprimió, agrupó sus hojas, las cosió en bloque, empleó cartulina para encuadernarlo y encoló el lomo con tela. La portada, de diseño lógicamente propio, culmina una obra que acumula 4 millones de visualizaciones. «También le regalé un reloj, pero eso no lo hice yo», comenta al final de su vídeo la creadora de contenido en el momento en el que entrega a su queridísimo Pablo esta exclusiva edición de El Príncipe, de Maquiavelo. 

Fenómeno global

Figuras tan conocidas en el mundo de internet como el streamer vasco Ibai Llanos no han permanecido ajenos al impacto en las redes sociales del caso Roro. «Con Pablo no puedo más, pero Pablo tú que haces, estoy indignado. Pablo aparece ya con todo hecho, dando un besito y a disfrutar, di gracias, por favor» se expresaba en TikTok sobre los «vídeos de Roro que todos habéis visto». El ourensano Xurxo Carreño también ha dedicado una de sus conocidas parodias a Roro, compartiéndola con sus 5 millones de seguidores en Instagram. Emplea un vídeo en el que ella, al acabársele el colorete con el que pretende maquillarse para «ir de picnic con Pablo», decide hacer uno aprovechando unas rosas que su novio le regaló, deshojando los pétalos, secándolos, triturándolos y cociéndolos.         

La tiktoker, fiel defensora de este hazlo tú mismo (los vídeos DIY -Do It Yourself- son un género muy extendido en múltiples plataformas), respondía a las críticas de quienes piensan que su actitud es «sumisa» ante Pablo, como puede leerse en múltiples comentarios en sus vídeos. Entrevistada en el Huffington Post, indica que «obviamente no estoy ahí para servir a Pablo, si estoy haciendo esto es porque me encanta cocinar y bromeo mucho con que Pablo me pide cosas para tener la excusa de cocinarlas y que luego las disfrutemos los dos». Añade a raíz de la polémica, que «la realidad es que a mí me gusta más dar que a él pedir, y muchas veces lo que pasa es que a mí me apetecía hacérselo a Pablo, y él solo tiene que decir que sí». Además, el ya famoso Pablo, entra en el reparto de las tareas del hogar: «me hace gracia lo de ama de casa porque no vivimos juntos, yo no tengo hijos y limpiar, no limpio. Limpia Pablo porque es lo que se le da bien a él y a mí se me da bien la cocina».

«Sé hacer un poco de todo»

Roro Bueno, que ha terminado el grado de Traducción y está actualmente desempleada, lleva cocinando desde los 11 años y se propone seguir causando sensación con sus vídeos, en los que con voz melodiosa deleita a su pareja con su mano entre fogones. «Me gusta mucho hacer las cosas yo misma. No sé hacer nada exactamente 100% bien, pero sé hacer un poco de todo», precisa al respecto. Inevitablemente, seguirá recordando formalmente a esas mujeres de mediados del siglo pasado, dedicadas a sus labores y a esperar en casa a sus maridos, los únicos que entonces tenían un puesto de trabajo.

Lo que antes era una obligación para desgracia de muchas, que ansiaban tener una independencia económica que no era posible es, en su caso, un hobby. Se parece a las chicas que salen en la serie Mad Men, recluidas en gigantescas cocinas de casoplones en barrios residenciales estadounidenses esperando a que el exitoso ejecutivo entre por la puerta. Pero a Roro le gusta hacerlo. Una pequeña gran diferencia.             


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