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Martín Ulloa, cirujano plástico: «Digo que "no" a mis pacientes todo el tiempo»

El botiquín

Lucía Cancela La Voz de la Salud
El doctor Martín Ulloa, cirujano plástico en A Coruña, recibió el premio Top Doctors 2022.

Es jefe de Microcirugía y Cirugía reconstructiva del grupo HM en Galicia, y este año ha sido elegido como uno de los mejores doctores por la plataforma Top Doctors

06 Dec 2022. Actualizado a las 15:00 h.

El doctor Martín Ulloa, jefe de Microcirugía y Cirugía reconstructiva del grupo HM en Galicia, ha sido elegido como uno de los mejores doctores por la plataforma Top Doctors. Es un destacado cirujano plástico, experto en Senología y Patología, afincado en A Coruña. Pasó por algunos de los hospitales de mayor prestigio en el mundo, como el Jackson Memorial o el Hospital Mount Sinai. La unidad que dirige ha sido pionera en la introducción en Galicia de técnicas sumamente novedosas. 

Se licenció en Medicina por la Universidad de Santiago de Compostela, y después, pasó un tiempo trabajando en un pueblo mientras preparaba su oposición. «Es algo que tienen que hacer todos los médicos, porque te enseña el contacto real y del día a día con los pacientes», dice. Después, tuvo la primera plaza de España en cirugía plástica, y comenzó su carrera ejerciendo en el Chuac. Continuó en Oporto, Miami o México, entre otros, y pasó varios años de su carrera especializándose en valoración de secuelas  en patología mamaria y cáncer de mama

El galardón que recibe fue votado por los profesionales de la medicina privada, que valoraron sus años de experiencia, su formación nacional e internacional, las habilidades clínicas, el grado de especialización y los cargos de responsabilidad. El doctor Ulloa no recibe en bata blanca, dice que «eso ya mete miedo desde un principio».

—Su unidad ha introducido técnicas muy novedosas como la de Walant, ¿cuál es su beneficio?

—La técnica de Walant permite hacer cirugía, sobre todo de miembro superior, sin necesidad de dormir al paciente. De forma que es ambulatoria, menos traumática y por ejemplo, nos deja ver cómo se mueve la mano en tiempo real. Esto es importante porque si nosotros dormimos un miembro, se queda paralizado, y si queremos reparar un tendón no podemos decirle al paciente que se mueva. En cambio, con la técnica Walant, sí. Esta ha permitido acortar los tiempos de estancia y mejorar el resultado. Fuimos pioneros en Galicia y de los primeros en toda España. 

—También introdujeron el lipofilling o la cirugía ecoguiada. ¿En alguna de ellas se aplica la cirugía estética en términos de salud?

—Sí. Utilizamos la de Walant para cirugía reconstructiva, sobre todo de los miembros. El lipofilling, que aplicado al dolor nervioso en miembros inferiores nunca se había publicado, consiste en utilizar grasa propia, ultracentrifugarla, hacerle un proceso de decantación, para después inyectarla en las zonas nerviosas con dolores intratables. El resultado ha sido espectacular, y esa técnica nace derivada de la cirugía estética. Es decir, a veces, hay técnicas que primero utilizo en cirugía estética, y después en la funcional. El lipofilling lo empleamos, por ejemplo, para la reconstrucción de mama o para rellenos en la cara. Pero se me ocurrió que también podríamos utilizarlo en la regeneración nerviosa con células madres grasas. Y la verdad es que los resultados están siendo espectaculares. Por último, respecto a la cirugía ecoguiada, esta ha sido un empeño que he tenido. Lo he montado hace aproximadamente 7 años, porque no era habitual que un cirujano plástico hiciese ecografía. En el plano de la estética, nos permite medir la glándula del paciente, el grosor de su músculo pectoral para que las prótesis se adapten mejor, podemos detectar roturas precoces o complicaciones a pie de cama. Y ya después, en cirugía reconstructiva, el abanico es tremendo. Vemos arterias, nervios, y no dependemos de tener al servicio de radiodiagnóstico, sino que lo hacemos nosotros de forma intraoperatoria. 

—¿Cuál es el perfil de paciente más habitual? Parece que el acceso se ha democratizado. 

—En base a mi experiencia, el perfil de paciente no solo varía entre los distintos hospitales y países, sino también entre regiones. Por ejemplo, cuando estaba en Madrid, hacíamos muchísimo lifting. En Galicia, se hace menos porque un paciente no puede estar un mes de postoperatorio sin ver a sus familiares o amigos. En Madrid es algo que tienen mucho más fácil. En cambio, en los países caribeños o en Miami existe una cultura mucho más establecida hacia la cirugía estética. 

El doctor Martín Ulloa, cirujano plástico en A Coruña, recibió el premio Top Doctors 2022. CESAR QUIAN

—¿Hay más clientes que son hombres?

—Sí, en España cada vez hay más, pero sigue habiendo poca paridad. Las mujeres se preocupan más de su bienestar tanto mental como físico, y por lo tanto, se hacen más tratamientos. 

—¿Qué es lo más demandando por varones, y qué es lo más pedido por mujeres?

—La cirugía que más se hace el hombre es la liposucción y sobre todo, liposucción del área de la mama. Es una cosa que se llama ginecomastia, que produce mucho disconfort y la solución en la mayor parte de las veces es muy sencilla, con unas cicatrices de 3 o 4 milímetros. Por su parte, el resultado es muy bueno. En cuanto a mujeres, últimamente estamos realizando muchísima cirugía facial, sobre todo, blefaroplastias. Y, por supuesto, el aumento y la reducción de mamas. 

—Me hablaba de los posoperatorios largos. Los implantes mamarios son una de sus especialidades. ¿Cómo son los procesos de recuperación tras esta intervención?

—Tiene que ser sin dolor. Estamos a punto de llegar al 2023, y no puede ser que duela. Cuando una paciente me cuenta anécdotas de que algo le ha molestado de más, significa que la medicación no está bien manejada. Son posoperatorios cortos. Las cirugías cada vez son menos agresivas, y con ello, se produce un menor daño en los tejidos y, por supuesto, una recuperación mucho más rápida. La incorporación al trabajo, sino es de fuerza, es muy rápida, y muchas veces, lo que demora esta vuelta a la actividad habitual no es la incapacidad de poder hacer cosas, sino la existencia de un poco de moratón. No es tanto la cirugía en sí, sino cosas secundarias. 

—¿Cómo avanza la cirugía estética? Me acaba de decir que ahora no puede haber dolor en el posoperatorio. Antes era algo asumido. 

—Avanza por supuesto en cuanto a técnicas, pero aún conservamos algunas muy antiguas que van muy bien. Por ejemplo, en las otoplastias tenemos técnicas de cien años que funcionan. Creo que el gran avance en la cirugía estética son los materiales que utilizamos. Nuevos liposuctores, materiales de relleno y nuevos implantes. Eso es lo que realmente supone una revolución en la cirugía estética. 

—¿Este tipo de intervenciones son para toda la vida o hay que volver a quirófano cada cierto tiempo para revisarlo? En esta materia también se ha avanzado, supongo. 

—Depende mucho de las cirugías, pero yo siempre digo lo mismo. A quién le gusta cuidarse a los 30, le gusta hacerlo a los 40, a los 50 y a los 60. Y aunque no sea una intervención sobre el mismo órgano o zona corporal que hemos actuado, se va querer ver bien en otros aspectos. Por ejemplo, los párpados. 

—¿Puede haber intrusismo en su especialidad?

—Pues sí. A la vista están los desastres que ha habido en cirugía estética practicada ya no solo por personal que no está cualificado, sino que se realiza en lugares y ámbitos no hospitalarios. Tenemos todos los ingredientes para que eso sea un desastre.

—Recientemente, la modelo e influencer Bella Hadid dijo que se arrepentía de haberse operado la nariz siendo muy joven, ¿cuál es la edad mínima para someterse a una operación de cirugía estética?, ¿cuáles son sus recomendaciones?

—Existe una edad que es la legal, y existe una edad que la fijo yo. No opero a una paciente de un aumento mamario que está desarrollándose, o no hago una rinoplastia antes de los 23 años porque el esqueleto facial está cambiando. A veces, no solo es que el cuerpo cambie, sino que también lo hace la idea que tenemos de las cosas. El cerebro de una persona no es el mismo con 18 que con 25 años. No se parece en nada. En cambio, sí hay ciertas cirugías que hago en menores.  Por ejemplo, un niño que tiene cierto complejo, que va al colegio, y eso le supone cierto disconfort, pues ahí sí que estaría indicado realizarla; o en un paciente con una gran hipertrofia de mama que está sufriendo dolores de espalda. Los casos exigen adaptar la cirugía a la edad. 

—Entiendo que ahí la estética se alinea con la salud. 

—Claro. Es que muchas veces el límite entre lo que es y no es salud es muy tenue. Puede que no te afecte desde el punto de vista mental, pero sí desde el físico. Como son unas mamas grandes que cargan la espalda. Y sucede también a la inversa, es decir, que desde el punto de vista mental, que esa malformación te esté afectando seriamente cuando la corrección, en realidad, es muy sencilla. 

—¿Ha tenido que decir que no en alguna ocasión?

—(Se ríe). Acabo de decir que no antes de que llegases. Digo que no constantemente.  El cirujano tiene dos madureces. Tiene una desde el punto de vista quirúrgico, y una madurez mental. No solamente consiste en formarse para hacer bien una técnica, sino saber indicarla y aconsejar bien al paciente. A veces, es mejor aconsejar no hacer una cirugía que hacerla por una cuestión económica. 

 —¿La gente va con demasiadas expectativas respecto a lo que la cirugía puede hacer por ellos? Tienen un límite como profesionales. 

—En eso creo que tengo suerte, y Galicia quizás es una comunidad donde los pacientes son muy realistas. Al menos, es lo que yo percibo al compararlo con otros sitios en los que he estado. Vienen con las cosas muy claras, pero de vez en cuando, hay algunos que llegan confundidos por la información de internet. Este tipo de información es extremadamente sesgada, y sobre todo, no podemos ver todos los condicionantes de un tratamiento. Entonces sí, las expectativas a veces son irreales y la labor del cirujano es centrar eso. 

—Antes mencionaba que la gente tendía a esconder cualquier cirugía estética, ¿hoy en día está más desestigmatizada?

—Infinitamente. Llevo trabajando en Galicia casi 25 años, y no se parece a cuando empecé, que todo era muy oculto. Ahora unas pacientes me mandan a otras, lo comentan en sus círculos sociales. Están mucho más normalizado. 

—Usted está en contacto casi diario con intervenciones relacionadas con los implantes mamarios, ¿piensa que esta intervención es la que peor fama tiene?  

—Creo que es más del pasado. De hecho, es probablemente de las consultas que más tiempo me llevan. Yo tengo por costumbre no operar a un paciente que viene una sola vez. Para que lo haga, tenemos que vernos de tres a cuatro veces. Así que, las que toman la decisión lo tienen muy claro. Te lo aseguro. Mi filosofía es muy particular porque no dejo elegir un volumen. Pongo el que considero que va acorde con ese cuerpo. Intentó adaptar la prótesis al cuerpo y no el cuerpo a la prótesis, que es algo muy importante. Por todo esto, van a quirófano totalmente convencidas. 

—Digo yo que irán convencidas, pero con miedo, ¿no?

—Creo que transmito confianza, porque me entrevisto muchas veces con ellas y ellos, y les digo que media hora antes pueden decidir no hacerse la cirugía, que no pasa absolutamente nada. Siempre les digo que las técnicas son sencillas, que tienen que consultar con otros cirujanos y operarse en función de la confianza que cada profesional le transmita.

—¿Piensa que la cirugía plástica y reconstructiva se irá abriendo camino dentro de la cirugía general?

—La cirugía reconstructiva ya está plenamente integrada. Trabajé una época en el Chuac, y también en el Clínico San Carlos de Madrid, dónde me especialicé en cáncer de mama. Ahí, la cirugía reconstructiva era algo totalmente normalizado. Se forman servicios, la reconstrucción inmediata de mama es excelente en España. Por su parte, las técnicas de cirugía estética en lo que es la medicina privada es algo totalmente cotidiano y habitual. 

—¿Qué has tenido que reconstruir? Sin entrar demasiado en detalles, por supuesto. 

—Nuestro servicio lleva todos los accidentes de las mutuas de Galicia de grandes colectivos de trabajadores. Así que hemos tenido que reconstruir miembros amputados, dedos. Es el pan nuestro de cada día. Y luego, en lo que es cirugía programada, sobre todo reconstrucción mamaria. La facial ocupa menos espacio porque hay menos accidentes que afecten a la cara. 

—Dicen que la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva huye de la rutina, que sus doctores siempre están haciendo cosas diferentes. ¿Está de acuerdo?

—Efectivamente. Para formarme como cirujano plástico, aparte de estar en distintos hospitales, he pasado por traumatología, por cirugía general, he estado en grandes quemados, en la UCI y en patología.  Primero vas a las especialidades troncales, como la cirugía general porque es lo que te enseña el manejo fino de los tejidos. 

El doctor Martín Ulloa, cirujano plástico en A Coruña, recibió el premio Top Doctors 2022. CESAR QUIAN

—¿Cuáles son las dudas más frecuentes que puede tener una paciente de implantes mamarios?

—La duda más frecuente en consulta es el tamaño, y si quedarán o no naturales. Esas son las dos grandes preguntas. Todo lo demás, tipo de implante o forma de cubierta, es accesorio. El tamaño es prácticamente la única preocupación de la paciente hasta media hora antes de la intervención. 

—Y a la larga, cuestiones como la lactancia o el deporte con impacto, ¿está limitado?

—Para nada. La lactancia es posible, sin duda. El ejercicio y el trabajo es posible también, pero la técnica puede variar. Por ejemplo, si la persona hace deportes muy bruscos o muscula mucho el pectoral. Pero se trata sobre todo de que después de ser operada de mama la vida sea exactamente igual que antes. 

—Para terminar, en los últimos años se habla mucho de cirugía robótica, cirugía en 3D, la realidad aumentada o el uso de células madres en la medicina. ¿Son conceptos asentados dentro de la cirugía plástica?

—Son conceptos que están dentro de la cirugía plástica, y algunos de ellos asentados. En cuanto a las células madre, creo que hemos sido la especialidad precursora del uso de plasma con plaquetas, de células mesenquimales grasas. Por otra parte, y aunque suene un poco orgulloso, las primeras cirugías en reconstrucción y fracturas de miembros donde se simulaba previamente el hueso en 3D con la propia fractura las hemos realizado en mi servicio. Era muy al principio de este tipo de impresión, no teníamos laboratorio 3D, y lo tuvimos que crear nosotros. Compramos la impresora, la montamos, y buscamos la manera de pasar las imágenes del TAC a un lenguaje de impresión 3D. 


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