Arturo Álvarez-Bautista, cosmetólogo: «La piel mixta no existe»
El botiquín
El especialista asegura que las cremas antiedad son un sinsentido y que los poros de nuestra piel «ni se abren, ni se cierran»
27 Dec 2022. Actualizado a las 18:14 h.
La cosmética es un universo que suena a chino para muchos. Todo aquello diferente a la crema hidratante queda lejano. Cuidar la piel es una necesidad, cada vez, más común. Y no es cuestión de moda, sino de salud. Es la primera barrera que tienen nuestros batallones de defensa. ¿Por dónde empezar? Responde Arturo Álvarez-Bautista, cosmetólogo y fundador de la firma Doctor Arthouros Alba. Se licenció en Ciencias Químicas en la Universidad del País Vasco, y se especializó en Biomedicina. Antes de pasarse al mundo de la formulación, se doctoró en Liberación controlada y dirigida de fármacos en la terapia contra el cáncer, y es durante esta etapa, cuando profundiza en el mundo de la piel. Desde entonces, lo tiene claro: «La cosmética es la ciencia que trata de mejorar y embellecer la piel sana y convertir su cuidado en un rito único».
—¿Qué mitos persisten en su ámbito?
—Creo que uno de los mayores mitos, y más instaurados, es que cuanto más caro sea un cosmético, más efectivo es.
—¿El precio iguala la calidad? Hay líneas de supermercados con cremas a cuatro euros.
—A la hora de formular un producto cosmético, hay que tener en cuenta la materia prima que vas a utilizar. Puedo elegir un principio activo, como la vitamina C, pero hay tantas en el mercado como coches. Es decir, si me pides un coche que te lleve de Madrid a Barcelona, te puedo dar uno de más o menor gama. Pues con la cosmética, lo mismo. Muchas veces en una fórmula no solo es el ingrediente, sino la calidad y la concentración del mismo. Te puedo dar una crema con vitamina C. Sí. Pero, ¿qué tipo y cuánta tiene?
—Uno de los reclamos publicitarios que se ven con frecuencia es el de toxic-free. Esto me llama la atención. Se entiende que, por regulación, un producto que en la Unión Europea está a la venta es seguro, ¿no?
—Efectivamente. En la Unión Europea, como es lógico, no se permite el uso de productos que se consideren tóxicos. Ocurre lo mismo con el cruelty-free, no testado en animales o con el dibujo del conejito. En realidad, ningún fabricante puede tener en el mercado ningún producto que se teste en animales, porque está prohibido por ley en la Unión Europea. Y hay muchas marcas que juegan con este claim, que por el hecho de ponerle, dan a entender que yo sí estoy testando. Y es mentira, no puedo, al igual que ellos tampoco. Esto debería estar penado, de hecho hay una ley que no permite ponerlo, pero se persigue bastante poco.
—Es algo muy común.
—Totalmente. Y luego hay muchas marcas en el mercado que se venden como 100 % naturales, pero usan productos derivados del petróleo para extraer determinados ingredientes como el extracto de la manzanilla. Entonces claro, son de origen natural, pero no el modo de obtenerlos.
—¿Qué es lo esencial en la cosmética para un principiante?
—Para alguien que no se ha puesto nada nunca, yo diría que siempre tiene que haber un producto de limpieza efectivo, y una protección solar efectiva, que sea mínimo de factor de protección solar 50.
—¿Y en invierno también?
—Sí, porque los rayos nocivos, los que producen cáncer de piel, atraviesan las nubes, y no los vemos.
—¿Qué crema hay que escoger según el tipo de piel?
—En cuanto a tipos de piel hay que decir que existe piel grasa, seca y normal. La mixta no existe, es una piel que puede ser grasa con zonas deshidratadas, o piel seca que tenga zonas más grasas. La deshidratación es un estado de la piel, que puede estar en cualquier tipo de piel por el motivo que sea. Es lo mismo que una piel sensible, que es un estado. Otro mito que corre mucho es que la piel se acostumbra a los cosméticos. Para nada. Eso no ocurre. Es tu piel lo que cambia. Por ejemplo, cuando estamos estresados, los diferentes niveles de cortisol afectan a la piel, y esta se altera. No es que se haya habituado al cosmético, sino que necesita otras cosas que no le estamos dando.
—Tiene una marca de cosméticos pero recomienda utilizar pocos productos. ¿Por qué aboga por el minimalismo?
—Sí, porque realmente la piel no es una esponja. Si lo fuese, simplemente con el hecho de lavar un día un plato con lejía, estaríamos muertos. Abogo por pocos productos que sean efectivos, porque por mucho que te pongas llega un momento en el que en la segunda o tercera capa se ha hecho un film. Una especie de capa encima de la piel, de la cual no pasa nada más, porque no va a absorberlo todo. De hecho, hablamos de absorción, pero está mejor dicho penetración. Una buena rutina diaria para mí sería una limpieza efectiva, un antioxidante, y si no tienes ningún problema de piel, como que la tengas seca, un protector solar. Y por la noche, volvemos a lo mismo. Una buena limpieza, un retexturizante que ayude a tener la piel más retexturizada y limpia, como puede ser cualquier ácido o un retinol, y encima una crema que nutra y nos proteja un poco, que repare la función barrera de la piel.
—¿Qué es un antioxidante?
—Cuando estamos expuestos a la contaminación, al tabaco, a los coches, al sol, al estrés, en nuestra piel se generan radicales libres, que son por así decirlo, elementos químicos que quieren captarnos oxígeno. Esos radicales libres lo único que van a querer es hacernos daño. Un antioxidante se oxida para que no se oxide su usuario. Esa sustancia tiene hambre de esos radicales libres. Se los queda ella, para que no se los quede tu piel. Al final nos protegen de la oxidación, de los elementos externos. De hecho, cuando dejamos la vitamina C abierta, se oxida porque capta radicales libres, aunque sea en el bote. Entonces, al final es un protector del daño de los radicales libres que nuestra piel puede recibir por cualquier fuente y lado.
—¿Y los ácidos?
—Los ácidos son sustancias que hacen como una lija, puliendo la piel por fuera. Es decir, la van dejando más fina y libre de imperfecciones, con una textura mucho más fina. Van eliminando las manchas e impurezas. Después está el retinol, que es el rey, este renueva la piel desde dentro, para después revelarse mucho más bonita y más repuntada. Pero ojo, con todo esto hay que tener cuidado, y empezar poco a poco. Hay muchos tipos de concentraciones, y es cierto que la cosmética mal usada y mal recomendada puede traer consecuencias que hagan que la gente abandone sus tratamientos diciendo que le ha dado alergia o le ha sentado mal. Nada más lejos de la realidad. Se debe empezar poco a poco y sabiendo utilizar los productos de una forma correcta.
—¿Hasta dónde llega la cosmética?
—A capas muy superficiales. De hecho, los productos cosméticos en el mercado, con reclamos como “llega a las capas más profundas de la piel”, me hacen mucha gracia. Esta es otra estrategia de márketing. La piel tiene diferentes capas: el estrato córneo, la siguiente capa que se llama epidermis, dermis e hipodermis. Pues la cosmética solo puede atravesar la primera y llegar a la segunda. Muchas veces el problema que tenemos cuando formulamos no es que el producto cosmético llegue, sino que no llegue, porque de esta forma estaríamos derribando la frontera entre cosmética y medicina. No puedo hacer que un producto cosmético llegue a la dermis, porque ahí hay vasos sanguíneos, y si los toca, entra a la sangre. A eso no nos podemos arriesgar. Por eso muchas veces el problema del cosmético es intentar que no llegue mediante texturas, con principios activos e ingredientes. La cosmética llega a donde llega, y para lo siguiente ya habría que pasar a la medicina estética. Y ojo, que podemos tener resultados asombrosos, pero con productos de calidad, bien formulados y pautados. El secreto está en la formulación, es algo que siempre defiendo.
—Me dice que la cosmética llega a dónde llega, y hasta dónde les permiten que llegue. Pienso en rasgos como ojeras, o celulitis. ¿Qué puede hacer la cosmética ahí?
—La ojera puede ser una ojera con color, y ahí sí podemos hacer mucho con cosmética, pero si el problema viene por falta de volumen, con hundimiento, no hay nada que hacer. La cosmética nunca rellenará una cosa vacía, pero sí que ayuda mucho con problemas como las bolsas, ya que se deben a retención de líquidos, y hay principios activos que contribuyen a drenar esa zona, pues es muy superficial. Por su parte, una ojera oscura es un problema de pigmentación, y eso se produce en la superficie de la piel, así que también podemos mejorarlo. Ahora bien, los surcos no. La cosmética nunca te va a ayudar a repoblar la pérdida de grasa que los provoca. Igual que en la celulitis. Respecto a ella, podemos conseguir que la piel esté más tensa, más elástica y por lo tanto si esto sucede, a nivel visual, la celulitis se nota menos. Pero eliminar la grasa con el uso de un cosmético, no.
—¿Qué ingredientes serían útiles para la ojera? Su tratamiento es uno de los procedimientos médico estéticos que más crece.
—Hay que atacarla por diferentes partes. Algunos de los ingredientes principales suelen ser la vitamina K oxidada, el ácido tranexámico, el retinol, y luego la cafeína que ayuda mucho a drenar y aumenta la circulación. Pero los principales son los tres primeros.
—Muchas mujeres empiezan a atender su piel sobre los 40 o 50 años, y en esta horquilla de edad, aparece la menopausia. ¿Esta etapa exige cuidados específicos?
—En la menopausia, las hormonas agitan mucho la piel, que empieza a secarse mucho,y pasa a necesitar nutrición. Yo recomiendo factores de crecimiento, que ayudan a que la célula, que está envejeciendo, se renueve mucho más rápido. También aconsejo, sobre todo, utilizar antioxidantes, porque con motivo del cambio en el nivel de estrógenos, es una piel que se ve muy afectada.
—¿Las cremas por edades tienen algún sentido?
—Ninguno, porque con 35 puedes necesitar un retinoide ya que tienes la piel con muchas manchas, y una persona de 70, no necesitarlos porque ni tiene textura, ni manchas. Es un error. Hay que tratar a la piel según sus necesidades, no según su edad. Es lo mismo que alguien puede tener 25 años, y no ser capaz de hacer 30 abdominales, y tu abuela de 70, sí. Depende de la necesidad, nunca de la edad.
—¿Los poros se abren?
—El poro no es un músculo, por lo tanto, ni se abre ni se cierra. Una vez que se ha dilatado, no hay nada que hacer. Lo único que se puede hacer es con un producto retexturizante (como ácidos o retinoides) tener la piel más unida, y el poro muy limpio, y así se verá menos. Es menos visible porque está más elástico y más limpio, porque claro, un poro dilatado, si aún por encima está negro, pues se va a ver más. Pero como digo, nunca conseguiremos cerrar el poro. Una vez que se ha dilatado, nunca vuelve a su estado original.
—¿Qué tiene que tener una crema hidratante?
—Para mí tiene que tener activos como el hialurónico, que retiene el agua en la piel, evita que se pierda. Pero también habría que darle activos que nos aporten agua. En cualquier caso, una crema hidratante como tal no es un concepto que hoy en día nos interese, sino que es mejor tener una buena rutina antioxidante, porque si le damos esos ingredientes, la retexturizamos, la tenemos protegida y con buenos antioxidantes, la piel es capaz de autoprotegerse después. No hay que tener una crema hidratante que tenga equis cosas, sino un sota-caballo-rey en la piel. Antioxidantes y protección solar, y por la noche, retexturizantes y una crema que proteja la función barrera, con cosas como ceramida o el ácido hialurónico. Muchas veces, me encuentro en el mercado cremas que no tienen nada, ni un solo principio activo, y me ofende.
—Por último, ¿qué opina de las aplicaciones que leen la lista de ingredientes de un cosmético?
—Es un error. Son aplicaciones que no siguen ningún criterio real. Para empezar, la lista de ingredientes del producto es la lista de lo que nosotros metemos en la cazuela. Si haces una tortilla de patatas, dirás que tiene huevos, patatas, y aceite. Pero es que eso puede ser un revuelto o una tortilla. Entonces, los propios ingredientes del cosmético, entre ellos, se transforman en otra cosa. Por eso yo solo haría caso a la función que te dice qué hace la crema, y no leerla con una aplicación, porque fallan constantemente, y más cuando estamos diciendo que no hay ningún ingrediente ni prohibido, ni tóxico. Esta aplicación no tiene criterio sobre un cosmético porque hay una legislación muy seria, y a veces, según como le llamen al ingrediente, la aplicación da la voz de alarma y otras veces no.