Ángeles Flórez, dermatóloga: «Recomendamos evitar buscar el bronceado»
El botiquín
La jefa de servicio en el CHUS, de Santiago, recuerda que la crema solo es una pieza más «en el puzzle de la exposición solar saludable»
13 Jul 2024. Actualizado a las 13:27 h.
Que la crema de fotoprotección solar es indispensable en el día a día, una de las mejores herramientas en la prevención del cáncer de piel y el abecé en contra del envejecimiento es algo que la sociedad tiene claro. El acceso a este producto, para alegría de los dermatólogos, se ha popularizado y ahora lo extraño es no usarlo. Así que, una vez su presencia se ha asentado en los neceseres, las dudas y errores nacen de la mano de su aplicación. Ángeles Flórez Menéndez (Oviedo, 1972), jefa del servicio de dermatología y venereología del CHUS, recuerda que esta crema es solo un paso más de la fotoprotección que todos deben hacer. «No hablo de no exponerse al sol, sino de hacerlo de la manera más saludable posible», indica.
—¿La crema de fotoprotección solar es la solución a todos los males?
—La crema solar es una pieza más del puzzle que es la exposición solar saludable, una pieza importante, pero no única. Tenemos que basarnos en el sentido común, en evitar exponerse, especialmente, cuando hay una superficie que hace efecto espejo en las horas centrales del día, ser muy cuidadosos con estos momentos, sobre todo, en primavera y en verano, cuando la intensidad de la radiación ultravioleta UVB es máxima. Recomendamos usar las medidas convencionales, como son el sombrero de ala ancha, las gafas de sol adecuadas, la ropa que protege y que mantiene la capacidad de filtrado durante un tiempo prolongado, buscar la sombra de manera activa y evitar buscar el bronceado. Dicho esto, la crema solar es un complemento útil. Lo ideal es aplicarla antes de exponerse a la luz del sol.
—Muchos llegamos a la playa y en ese momento la aplicamos. ¿Hay que hacerlo mucho antes?
—Se suele hablar de una media hora. No es estrictamente necesario este límite, pero sí se debe aplicar antes de que uno se exponga y asegurarse de su completa absorción.
—¿Cada cuánto tiempo recomienda reaplicarla?
—Hablamos de cada dos o tres horas. Esto es una recomendación general, porque va a depender mucho de la actividad que estemos realizando, especialmente, si suponen una sudoración o contacto con el agua. También hay filtros más adherentes, eso es cierto. En cualquier caso, lo importante es replicarlo.
—¿Cuánta cantidad?
—Para alcanzar la capacidad del filtrado que viene en el etiquetado del fotoprotector que estamos usando, hay que aplicar unos dos miligramos por centímetro cuadrado. Si esto no se cumple, nos vamos a encontrar con que tenemos una falsa sensación de seguridad. Pensamos que estamos protegidos, pero realmente no lo estamos.
—¿Debemos prestar especial atención a zonas más sensibles de la piel como el escote?
—Sí, de hecho, no hay que olvidarse de esas zonas de las que habitualmente nos olvidamos, como por ejemplo las orejas o el escote. En esta área hay mucho daño solar. También es importante en las manos o en las zonas pilosas. El pelo hace de fotoprotector, pero si no tenemos cabello, hay que ser más insistentes. Muchas veces, lo más eficaz es usar un sombrero de ala ancha. Y después, está el empeine o las semimucosas, los labios, que muchas veces es una localización que no se protege.
—Habla de superficies con efecto espejo. ¿Podría darme algún ejemplo?
—La nieve, la arena y el agua. Hay reflexión, entonces, llega una mayor cantidad de energía a tu piel. La que más riesgo tiene es la nieve, pero en nuestro entorno, las más habituales son la arena y el agua. Por eso, hay que extremar las precauciones cuando se va a la playa en primavera y verano, y se exponen también áreas de la piel que habitualmente no están expuestas a la luz, con lo que el riesgo de quemadura es mayor.
—Recomienda proteger semimucosas como los labios, ¿son importantes a la hora de prevenir el cáncer de piel?
—Por supuesto, en los labios, especialmente en el inferior, asienta con mucha frecuencia un tipo de cáncer de piel, que es el carcinoma espinocelular. Aquí, la exposición solar inadecuada media un papel muy importante. No podemos cambiar nuestra genética, solo la forma en que nos exponemos a los factores de riesgo. También quiero insistir en que en ningún caso hablo de no exponerse, sino de hacerlo de la forma más saludable posible. Por supuesto, es bueno estar en el exterior, hacer deporte y otras actividades al aire libre.
—Es cuestión de extremar los cuidados.
—Sí, de evitar la quemadura solar, hacer exposiciones lentamente y progresivas, y de que cada uno conozca su genética porque la respuesta a la luz está genéticamente condicionada. Las medidas que damos son generales, para la población sana e inmunocompetente, pero por ejemplo, si hay una enfermedad fotoinducida, como puede ser un lupus eritematoso, hay que extremar las medidas de fotoprotección.
—¿Qué debería buscar el usuario en una crema solar?
—En la crema solar tenemos, por una parte, los filtros fotoprotectores regulados por una normativa europea; y después, las alternativas galénicas en las que se vehiculizan estos filtros: una pomada, una loción, spray o stick. Esto es importante porque condicionará el resultado cosmético, en el que es relevante que sea lo más parecido a no llevar nada aplicado, porque condiciona la adherencia. Después, hay que tener en cuenta la edad y el tipo de piel. Así, con niños, se pueden utilizar filtros que se vehiculizan en leches y lociones, con un efecto hidratante y al mismo tiempo, fácil de aplicar y reaplicar. En los adolescentes y adultos jóvenes es importante evitar los excipientes grasos porque favorecen la aparición del acné; y en el anciano, era muy habitual recurrir a fotoprotectores que se vehiculizan en cremas por ese efecto hidratante. En las zonas pilosas evitaremos todo lo que no sea un spray, y para la semimucosa labial hay que utilizar el filtro en stick, que es una galénica especial para la semimucosa. Aquí, al hablar, de manera inconsciente, vamos retornando el filtro, y por eso hay que reaplicarlo muy a menudo. Por eso, la localización y edad juegan un papel en el fotoprotector que finalmente utilizamos.
—¿La fotoprotección oral es una opción más?
—Es importante dejar claro que la fotoprotección oral en ningún caso sustituye a todas las medidas que hemos comentado, esto quizás sea el futuro, y sería estupendo que se pudiera diseñar proque simplificaría mucho la fotoprotección con crema, pero por el momento, todavía no es posible. Creo que es interesante, sobre todo, en personas que tienen dermatosis fotoinducidas, como puede ser por ejemplo la urticaria solar. En estos casos, puede emplearse como complemento a todas las medidas previas, para permitir a estos pacientes estar en exteriores o que la exposición a la luz no sea tan dañina. Para la población en general, sin patología, puede ser un complemento que les permita estar a la luz de una forma un poco más segura, pero es un añadido, es un complemento.
—¿Qué indica el factor de protección solar, ese número 30 o 50, que vemos?
—El número SPF indica cómo ese fotoprotector te protege frente a la radiación ultravioleta UVB, y te indica el tiempo en el que expondrías hasta alcanzar el eritema —la quemadura—, con respecto al tiempo en el que la alcanzarías si no lo aplicaras. Quiero recordar que solo te protege frente a la radiación ultravioleta B. Los filtros, en Europa, te protegen frente a la UVB y la UVA, pero el número solo indica el efecto ante la UVB.
—¿Qué significa que una crema sea de amplio espectro?
—Si es de amplio espectro y cumple la normativa, indica es que te protege frente a la UVB y a la UVA. Frente a esta última no hay actualmente un consenso internacional sobre el umbral mínimo que se debe de aplicar. En Europa, los filtros vienen marcados con un círculo, y eso significa que la protección de UVA es al menos un tercio frente a la UVB. Pero eso, los filtros te protegen frente a la B y frente a la A. Eso sí, no frente a todos los tipos de energía que emite el sol.
—¿Estamos protegidos de todos ellos mediante las cremas?
—No, pero porque tampoco se ha demostrado que sea necesario.
—A nivel de uso, ¿podemos reutilizar la crema solar que compramos el verano pasado?
—Esto es algo que en el momento actual ya viene etiquetados con el tiempo que el producto puede permanecer abierto hasta que se considera que ya no se debe de utilizar. Lo que es cierto es que una vez que tú has abierto el envase, el que mantenga la capacidad de filtrado, y las características del producto —textura, olor o color— va a depender mucho de variables como en lugar en el que se haya guardado ese producto, la temperatura, la humedad, hasta en qué grado se haya contaminado o no. Eso Es algo que hay que tener presente. Puede perder, por una parte, lo que es la eficacia del filtro, y por otra parte, las características. Actualmente, el Reglamento Europeo de Productos Cosméticos exige que se marque en el envase la caducidad una vez abierto. Lo habitual es que sean seis o doce meses. ¿Va a ser algo que no podrás utilizar necesariamente? No, pero teniendo en cuenta estas variables.
—¿Qué diferencia hay entre una crema de farmacia y una de supermercado?
—Lo que cuenta es la capacidad de filtrado que viene indicada en el etiquetado y que se cumpla la normativa europea.
—En otras palabras, que a nivel de protección, no hay diferencia, ¿no?
—Claro, porque tienen que cumplir con la normativa europea y la capacidad de protección que tiene ese producto indicado en el etiquetado.
—¿Qué factor de protección solar es suficiente? Algunos de sus colegas recomiendan escoger un SPF 50, en lugar de un SPF 30, porque la gente suele echar menos cantidad de lo recomendado y, de esta forma, se asegura una mayor protección.
—Realmente, no. Lo que se recomienda, para población sana e inmunocompetente, es utilizar un filtro que venga etiquetado con un SPF de 30 y que te proteja frente a la radiación ultravioleta A —UVA—. Se puede usar el 50, está claro. Pero la clave estará en cómo uses el filtro, en que emplees la cantidad suficiente, que lo apliques en toda la superficie corporal y con la periodicidad necesaria, y en que tengas presente que esa es una pieza más del puzzle de la fotoexposición saludable, pero no es la única.
—Muchas veces el error es comprarse una crema de SPF 50, pero pasar todo el día en la playa tomando el sol.
—Claro, es que comprar el SPF 50 + para estar ocho horas en la playa no es la idea. Porque insisto, no hablo de no exponerse, sino de hacerlo de la manera más saludable posible.
—¿Es recomendable el uso del aftersun después de una exposición solar?
—Sí, es un mecanismo de hidratación de la piel. Es un complemento que puede estar bien, pero lo que habría que buscar en cualquier caso es evitar el daño solar. Se pueden utilizar hidratantes después de exponerse para recuperar la hidratación cutánea, eso sí.