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Carmen González, neuróloga: «El paciente con migraña debe comer cinco veces al día y evitar los ayunos»

Enfermedades

Lucía Cancela La Voz de la Salud
Carmen González, especialista en neurología en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, y coordinadora del Plan Integral de Cefaleas de Andalucía

Esta enfermedad afecta al 12,6 % de la población española, sin embargo, los expertos destacan que sigue estando mal tratada y diagnosticada

14 Nov 2023. Actualizado a las 21:56 h.

Los datos y testimonios muestran que la migraña sigue siendo una enfermedad poco diagnosticada y mal tratada. Afecta, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), a un 12,6 % de la población en España, lo que sitúa la cifra de afectados por encima de los cinco millones. De estos, 1,5 millones la sufren de forma crónica, lo que significa que, durante más de 15 días al mes, viven con dolor de cabeza. Así, un 70 % de los pacientes presentan una discapacidad grave y un 14 %, moderada.

Estos datos tienen una traducción directa en la pérdida de calidad de vida. El dolor también se acompaña de la culpa: «Los pacientes nos dicen que no han podido estar en el cumpleaños de su hijo o en la graduación», expone la doctora Carmen González, especialista en neurología en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, y coordinadora del Plan Integral de Cefaleas de Andalucía, durante el I Seminario sobre esta enfermedad organizado por Lundbeck Migraña. La experta habla de la realidad con más cifras: «El 32,7 % de los pacientes declararon que había afectado a su carrera laboral, y al 22,8 % les preocupaba perder su trabajo a causa de la migraña», lamenta.

 —La Sociedad Española de Neurología estima que más de un 40 % de los pacientes con migraña no están diagnosticados. Además, calculan que, al menos, un 25 % nunca han consultado su problema con el médico. Para concienciar, ¿qué es migraña y qué no es?

 —La migraña es una cefalea que suele comenzar en la adolescencia, aunque hay niños que también la padecen. Tiene unas características especiales. Suele ser hemicraneal, unilateral, es decir, que duele una parte de la cabeza. La forma de presentarse es más pulsátil, como un corazón que late; puede acompañarse más de molestias a la luz y/o al ruido; a veces el paciente tiene náuseas y llega incluso a vomitar, y además, puede empeorar con la actividad física. Todas estas características la hacen diferente de otro tipo de cefalea.

 —El diagnóstico precoz es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes. ¿Cuánto tiempo puede tardar en llegar?

 —Así es. Lamentablemente, hay un retraso diagnóstico de más de seis años en la migraña episódica, y de más de siete en la migraña crónica. Todo ese tiempo, el paciente está sin tratamiento, malviviendo, discapacitado y tomando los analgésicos que va encontrando. Así que es un problema para nosotros como médicos, y para ellos, como los que la sufren.

 —Precisamente, esto puede estar relacionado con la falta de comprensión que denuncian los pacientes. Muchos se sienten ignorados y explican que, más de una vez, les han dicho: «Solo es un dolor de cabeza».

 —Sí, es la patología que causa mayor discapacidad en adultos menores de 50 años, pero la sociedad le da la espalda. Es una enfermedad que está infravalorada, poco visibilizada y como bien dices, es un problema muy importante porque los pacientes llegan a sentirse muy incomprendidos durante el proceso.

—¿Qué consejos le daría a alguien al que le acaban de diagnosticar migraña?

—Son importantísimos los hábitos de vida: dormir ocho horas o lo suficiente para cada uno, tener buenos hábitos de sueño, hacer ejercicio físico al menos tres días a la semana, comer sano y no ayunar. Ahora que está tan de moda el ayuno, pues no. Con la migraña, hay que tener cinco ingestas al día para evitar pasar mucho tiempo sin alimento. En relación a lo anterior, también es fundamental estar hidratado, bebiendo unos dos litros de agua diarios. Todo esto es esencial. Después, que consulte a un médico para que lo diagnostiquen, y a partir de cuatro días de cefaleas al mes, que tenga un tratamiento preventivo para que disminuya la frecuencia, y un buen tratamiento sintomático, entre ellos, el uso de triptanes.

—Muchos pacientes tienen migraña diagnosticada, pero su calidad de vida todavía es deficiente. La medicación no es suficiente para controlar los ataques. ¿Esto es normal?, ¿siempre estarán acompañados por el dolor?

—Es que muchas veces el problema es que no se les explica bien cómo tratarse una crisis. La respuesta a este ataque se hace con antiinflamatorios y triptanes, pero hay un porcentaje de pacientes que no responden a estos últimos, por lo que habría que ver otros fármacos nuevos. Sin embargo, lo importante es tratarse muy pronto. No esperar. Que cuando el paciente empiece con esa primera molestia, o con el conjunto de síntomas que anuncian el dolor de cabeza (el pródromo), ahí ya tiene que tomarse un antiinflamatorio. Y si a la media hora no responde, ya un triptán, que puede repetir a las dos horas. Como dices, muchas veces, en los pacientes que llegan a nuestras consultas, no ceden las crisis porque tardan muchísimo en tratarse.

—La SEN alertó de que alrededor del 50 % de los pacientes con migraña se automedican con analgésicos sin receta. Esto es objeto de preocupación de la comunidad médica. ¿Qué riesgos supone?

—El riesgo de la automedicación es que lleva al abuso de fármacos, de medicación. En estos cerebros hiperexcitables, con características especiales del paciente con migraña, este abuso hace que haya una tendencia a la cronificación.

—¿Qué pasa en el cerebro de una persona con migraña?

—Es un cerebro que, como he dicho, es hiperexcitable y no se adapta a los estímulos. Con lo cual, cualquier estímulo como más luz de la cuenta, los cambios meteorológicos, los sonidos, los olores, hacen que ese cerebro responda de una manera anormal dando lugar a estas crisis.

—La epigenética es un campo del que se esperan buenos resultados. ¿Cómo influye el entorno en la enfermedad?

—El entorno es importantísimo. Fíjate que la migraña es una patología muy compleja y muy interesante porque la parte epi, la parte externa, es fundamental. Lo vemos con las hormonas sexuales femeninas que juegan un papel muy importante en las crisis, y que la hacen una patología especialmente de mujeres. Luego están los factores medioambientales, los cambios de presión atmosférica, los cambios de temperatura, que también tienen una influencia considerable. Ocurre lo mismo con el consumo de medicación o los hábitos de vida. Todo esto influye. Hay factores modificables y no modificables. El paciente no puede cambiar el día que le baja la regla, pero sí puede intentar dormir mejor o no abusar de la farmacología. Con lo cual, la persona puede hacer mucho por ella misma en la migraña.

—¿Con qué otras enfermedades puede convivir?

—Con el ictus; con las enfermedades psiquiátricas como la depresión y ansiedad, con los trastornos del sueño también; y con el dolor crónico como la fibromialgia, el síndrome de dolor pélvico crónico o con la lumbalgia.

—La migraña puede manifestarse a cualquier edad. ¿Cómo cambian los síntomas que produce a lo largo de la vida del paciente?

—Lo voy a explicar en la mujer porque es donde los cambios hormonales influyen más. En los niños son muy frecuentes los síntomas periódicos de la infancia. En ellos, la migraña se manifiesta con síntomas digestivos, como dolores de barriga o vómitos periódicos; eso es más típico en el infante, aunque luego también pueda tener migraña. En la adolescencia, y sobre todo, en la mujer con la menarquia, cuando comienzan con la menstruación es cuando empiezan, sobre todo, los dolores de cabeza, la migraña en sí. Durante la edad fértil la mujer va a tener sobre todo, crisis de migrañas en los períodos de ovulación y menstruación; en los embarazos puede mejorar, y después, en la perimenopausia empeorará para mejorar posteriormente en la menopausia.

—Se sabe que la migraña tiene un fuerte componente genético. ¿Es habitual que cuando usted diagnostica a una madre o a un padre, alguno le pida que diagnostique también a su hijo?

—Nosotros no vemos niños, porque somos neurólogos de adultos, pero es que la propia madre te lo va a decir en la consulta: «Es que a mi hijo le está pasando lo mismo», «pues yo tengo una hija que tiene dolores de cabeza, ¿qué puedo hacer para que usted la vea?». Eso me lo preguntan mucho.

—Los expertos reconocen la existencia de un estigma de género sobre la migraña. ¿Retrasa la importancia que se le ha podido dar a lo largo de la historia?

—Totalmente. Influye mucho, porque ya en la mujer, muchas veces, se asocia la migraña con la menstruación, y esto hace que le hayan restado importancia. Le dicen: «¿Otra vez dolor de cabeza? Bueno, eso es por la regla». En Andalucía, somos pioneros en tener un plan integral de cefalea; tenemos a la consejería y al sistema sanitario público de nuestra parte para luchar contra ello y eso es algo que no ocurre en otra comunidad. Tenemos una campaña que se llama 12 meses, 12 metas, y en octubre estamos luchando contra la estigmatización de la migraña. Tenemos un vídeo en el que hablan las mujeres de cómo tienen que estar continuamente disimulando sus migrañas porque le preguntan: «¿Otra vez la tienes?».

 


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