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Raquel Oliva, especialista en suelo pélvico: «No sabemos hacer pis ni toser ni estornudar»

Vida saludable

Lucía Cancela La Voz de la Salud
Raquel Oliva, autora de «Ni una sola gota».

La experta quiere romper con el tabú de la incontinencia urinaria: «Hay mujeres que viven estresadas y la tienen de lunes a viernes»

06 Jan 2024. Actualizado a las 15:10 h.

«Cruzar las piernas, echar el cuerpo hacia delante o evitar que te hagan reír son remedios que no van a ayudar a que se te escape el pis», deja claro Raquel Oliva, que añade: «La solución es ejercitar la musculatura del suelo pélvico». Esta monitora deportiva, psicóloga del deporte y creadora de la plataforma Mente y suelo pélvico, en la que trabaja un equipo formado por tres fisioterapeutas, una ginecóloga y un urólogo, publica Ni una sola gota, editado por Vergara, un guía con siete puntos básicos para enfrentarse a la incontinencia. 

Se estima que este problema afecta a un 15 % de las mujeres en España, «con un impacto no solo físico, sino también mental». Muchas temen el momento de salir de casa. «Hay mujeres que no pueden ir al parque con sus hijos», explica Oliva. Su historia con el cuidado del suelo pélvico es un testimonio personal. Todo comenzó cuando, después de tener gemelos, tuvo diástasis abdominal. Como ningún profesional le daba una solución, empezó a buscar ejercicios que le permitiesen trabajarlo. Rápidamente los incorporó a las sesiones de entrenamiento que impartía: «Pasaron dos meses y mis alumnas ya no querían dejarlos, me contaban que habían acabado con esos escapes al reír o al estornudar», recuerda. 

Con el paso del tiempo, y de la mano de su compañera fisioterapeuta, comenzó a divulgar sobre la importancia del suelo pélvico y su relación con la incontinencia. «Era una manera de democratizar este músculo que es tan tabú», precisa, y después añade: «Todo el mundo sabe lo que es una tableta de chocolate, pero apenas nos hablan del suelo pélvico».

—¿A qué problemas se enfrentan en su día a día las mujeres con las que trabajan?

—En función del tipo de incontinencia, inhabilita su vida o no. Las mujeres tenemos más vergüenza que los hombres a nivel educacional de nuestra parte genital. Los varones han tenido otra educación y relación a nivel sexual. Se ve en la masturbación, por ejemplo. Si ya existe esta relación con una parte del cuerpo, cuando la persona tiene incontinencia, este tabú todavía se agrava más por muy leve que sea. Hay incontinencias que inhabilitan, hay muchas mujeres estresadas que la tienen de ocho a dos de la tarde y de lunes a viernes.

—Si le digo, «me meo de la risa», ¿qué me diría?

—Hay frases que se repiten desde que somos pequeñas, como la típica de «tienes el muelle flojo», o la que tú dices. Es rarísimo escuchar algo similar a un hombre, ellos siempre dicen que se parten el culo, que se mondan. 

—Están las incontinencias urinarias, pero también las fecales.

—Claro, y esas sí que inhabilitan. Hay mujeres que no pueden ir ni al parque con sus hijos, ni salir de casa, porque se les escapa y no hay solución. Hemos conocido casos en los que han tenido que llamar a su marido para que le llevasen una muda de recambio. Así que inhabilitan a nivel físico pero también psicológico. Les avergüenza mucho, tanto que algunas no quieren tener relaciones sexuales. Hay mujeres que lo llevan con mucho sentido del humor y se ríen cuando se les escapa el pis, y otras que todo lo contrario. 

—En el libro cuenta que ha conocido a gente con depresión por no poder salir de casa. 

—Exacto. Hemos tenido alumnas que desde la adolescencia tienen incontinencia. No es cuestión de que se te escape una gota. Es una incontinencia que va a ir a más, porque toda esa musculatura se va a seguir debilitando como el resto de la musculatura del cuerpo. Tenemos mujeres que nunca le han contado a su marido que tienen estos escapes; que dejan de salir porque van 15 veces al baño; o que, porque llueve, no salen porque se les escapa el pis. No hace falta ser psicóloga para darse cuenta de que esa persona no va a estar muy alegre a lo largo de su vida. El suelo pélvico es un músculo que se debería trabajar en educación física. 

—¿A qué edad suele aparecer la incontinencia?

—No hay una edad. Nos hemos encontrado con edades diferentes, porque tiene que ver más con la debilidad de ese conjunto. Evidentemente, a partir de los 60 años, la musculatura se pierde a una velocidad increíble, pero no es el único factor que importa. Hay mujeres que no han dado a luz y tienen incontinencia. El estreñimiento tiene mucho que ver con esa debilidad del suelo pélvico. No nos enseñan a hacer pis, ni a hacer caca. El retrete es antinatural, con lo cual, hay mujeres que si ya no tienen un tono muscular adecuado se debilita su suelo pélvico. Por eso digo que el rango de edad es muy amplio, aunque cuantos más años, más debilidad. Pero edad no significa incontinencia. 

—¿Cómo se define la incontinencia?

—Esto lo tendría que responder alguna de mis fisioterapeutas, pero yendo a la definición y sin entrar en detalles, la incontinencia sucede cuando hay una debilidad del conjunto y ligamento de los músculos que forman el suelo pélvico. Es una musculatura que hace de llave de paso de la uretra, el conducto por el que se expulsa la orina. Si está en buen estado, cuando tosemos o saltamos, no cederá y va a poder cerrar la uretra para que el pis no se escape. Hay varios tipos. 

—¿Qué prácticas lo dañan?

—A nivel funcional, nada. Nuestro cuerpo está preparado para esfuerzos como saltar o correr. Lo que más influye hoy en día es que, cada vez, las mujeres somos más sedentarias y pasamos más tiempo sentadas. Así que se fomenta esa debilidad muscular. Además, no sabemos hacer pis, no sabemos toser o estornudar, porque hacemos una flexión, nos doblamos y presionamos toda la zona abdominal y de suelo pélvico, cuando se debería hacer erguidas. El problema no es moverse, sino que cada vez nos movemos menos. 

—Detener la micción como parte de un entrenamiento. ¿Funciona o es un mito?

—Eso está totalmente desfasado. Es lo primero que le digo a las mujeres y fíjate que todavía hay centros de salud que lo recomiendan. Es una locura porque cuando paras de orinar, tu cerebro ha entendido que ya terminaste y te costará retomarlo. 

—Póngame un ejemplo de una buena práctica a la hora de orinar. 

—La forma adecuada es no empujar, porque todo lo que implique una presión perjudica al suelo pélvico. No es cuestión de ponerlo entre algodones, pero sí saber cómo mantenerlo en buen estado. Y para hacer caca, tendríamos que tener una posición de cuclillas. Por eso puede ser útil poner un cajón debajo de los pies. También se puede usar la respiración. Soplar al empujar y no aguantar el aire mientras lo hacemos, porque eso también daña el suelo pélvico. Hay que hidratarse bien, comer suficiente fibra para no tener estreñimiento y moverse.

—En el libro explica que, si alguien va más de diez veces al baño, es necesario reeducar la forma de orinar. ¿A qué se refiere? 

—Sí, aunque depende de la ingesta de líquido y las micciones. Como es lógico, alguien que beba tres litros de agua al día irá más veces que alguien que solo beba uno. A lo que yo me refería es a mujeres que acaban de hacer pis y a los 15 minutos, tienen la vejiga hiperactiva, y al ir le salen tres gotas. En cambio, si no va, tiene la sensación de que se lo hará encima. Lo natural sería ir entre 3 o 4 y 7 u 8 veces. Fuera de ese baremo, habría que consultarlo y ver qué sucede. 

—¿Cómo reeduca en esta materia?

—Quitando los por si acaso. Muchas mujeres, sobre todo, antes de salir de casa van al baño por si acaso. Otras nos dicen que solo con meter la mano en el bolso y sacar la llave ya se hacen pis. A esto lo bauticé como el síndrome de la llave, porque cuando el cerebro sabe que están en casa, tiene que ir corriendo al baño. Este trabajo se hace con pensamientos disruptivos, que le permitan poner la atención en algo que sea mucho más potente que ir al baño. Después de entrar en casa tienen que colgar el bolso, ir a saludar, no ir al baño directamente, y cada día ir alargando más el tiempo. Así tendrán el control de la situación. 

—Antes puso el foco en el estrés, ¿qué relación guardan las emociones con el suelo pélvico?

—La mente no se puede concebir sin el cuerpo, no hay separación posible. El estrés hace que vayas mucho más al baño. No solo es cuestión de incontinencia. Si alguien tiene un evento importante, una cita o un examen, por ejemplo, irá más veces al baño. Como psicóloga deportiva de equipos profesionales vi que el 70 % van al baño a hacer pis y caca antes de saltar al campo y se debe a ese estrés y nerviosismo.  

—La incontinencia puede aparecer a cualquier edad pero, ¿cualquier edad es buena para acabar con la incontinencia?

—Sí. Es más, la alumna con más edad, la más sabia, tiene 92 años y es monja. Y la más joven tenía 27. Entonces, no es cuestión de edad, sino de cómo está tu musculatura. Es más, tenemos a muchas de 70 y 80 años. La edad no es impedimento para nada. 


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