La Voz de Galicia

La hostelería se reinventa para paliar los efectos del cierre

Sociedad

La Voz Redacción

El Bar Nuevo de A Pobra ofrece el PulpoKit, un paquete con una ración del rico molusco envasado al vacío y acompañado de unos sobres de sal y pimentón

16 Nov 2020. Actualizado a las 16:46 h.

¿Se puede vivir sin bares, sin restaurantes, sin terrazas? Sin duda, se puede, pero no es lo mismo. Cualquiera de los gallegos que residen en uno de los múltiples concellos donde la hostelería se ha cerrado por decreto puede atestiguarlo. Las consecuencias del cierre han sido para todos, no solo para los hosteleros: pequeño comercio, taxistas, distribuidores o productores han notado el golpe. Y muchos se han tenido que reinventar. Del café por las calles al sol de noviembre al bum de la comida a domicilio, Galicia se ha llenado de iniciativas para combatir el impacto del cierre. Eso no ha impedido que algunos puntos emblemáticos de la hostelería gallega, como la calle del Franco de Santiago, sean hoy poco más que un desierto comparado con su aspecto habitual.

 

«Te llevamos la comida a casa en 15 minutos»

En Vilagarcía acaba de arrancar una plataforma llamada Caylu.es de comida a domicilio, que agrupa a una docena de establecimientos de la localidad. A través de su página web se accede al restaurante favorito con una carta desplegable para cada uno de ellos. «Nuestro compromiso es que los repartidores te lleven la comida a casa en un plazo de quince minutos», explica Isidoro Márquez, que es quien ha asumido la gestión de Caylu. Los repartidores, por cierto, son asalariados y no falsos autónomos. La iniciativa arrancó esta semana, pero lo hizo con fuerza. El jueves ya tuvieron muchos servicios, y el viernes comenzaron a llegar los pedidos a las 9.35, porque la gente se levanta con hambre en Vilagarcía.

ISIDORO MARQUEZ PROPIETARIO DE LA EMPRESA CAYLU DE REPARTO DE COMIDA A DOMICILIO EN MOTOMartina Miser

La iniciativa no es la única. En Pontevedra hay una plataforma muy similar que surgió con la intención «de que nadie se quede fuera de la única posibilidad de trabajar que habrá a lo largo de este mes de cierre», según la agrupación de hostelería promotora del proyecto, auspiciado también por el gobierno local. En Santiago se creó Obvious Eat, que empezó a recorrer las calles en septiembre y ya tiene en cartera sesenta establecimientos. José Manuel Eyo explica que esta empresa que ha creado está hecha a medida de la hostelería local en servicio, por el trato cercano, y en precio, porque muchos establecimientos querían salirse de otras aplicaciones por sus elevadas comisiones.

 

«Muchos clientes tienen dudas sobre si se puede o no consumir en la calle»

Una de las consecuencias más visibles que ha traído consigo el cierre de la hostelería ha sido el florecimiento del café callejero. Transeúntes sentados, en marcha o apoyados en las mesas apiladas de las cafeterías vacías se han tomado el café para llevar en un vasito de cartón, muchas veces acompañado incluso del pequeño trozo de bollería que tantos establecimientos ofrecen como cortesía. En Lugo, por ejemplo, empleados y funcionarios llenan la calles del centro con sus vasos de cartón. Los pinchos de los que siempre presumieron los bares lucenses se siguen sirviendo, solo que ahora en bolsas o en papel de aluminio. Cecilia, camarera en una cafetería de A Coruña, cuenta que las ventas han disminuido entre un 60 y un 70 % desde que cerró la hostelería. Y que se sobreponen gracias al café para llevar, una alternativa que les permite mantenerse y a través de la que también intentan «hacer más llevadero el día a día de la gente». No son pocos los clientes que esperan su vaso formados en una larga cola que sale del local y se abre paso por la acera.

CIERRE HOSTELERÍA EN RÚA DO FRANCO RESTRICCIONES CORONAVIRUS - COVID -19PACO RODRÍGUEZ

«Las personas se han acostumbrado más al take away y eso nos ha permitido subir las ventas, pero la cosa va muy poquito a poco», cuenta, «Muchas todavía tienen dudas, por ejemplo, sobre si pueden o no consumir el producto en la calle», explica. Sin embargo, nada ha crecido tanto como la venta de café en grano: «El café que la gente compra para llevar a sus domicilios o que pide directamente a través de nuestra página web es el que más se vende. Nuestra boutique ha crecido mucho, es donde más notamos un aumento de las ventas. Se han disparado», asegura.

 

«Agora mesmo, estamos para cubrir gastos»

No son buenos tiempos para ganarse la vida con un taxi. En la ciudad de Ourense, que lleva con restricciones de movilidad desde el 8 de octubre, lo saben bien los 106 profesionales que tienen una licencia para traer y llevar viajeros en la capital. Debido a la escasez de clientes, el colectivo optó por establecer turnos hasta que se levanten las duras medidas para frenar el covid y que desde hace una semana han incluido también la clausura de la hostelería. El sistema es sencillo. Los números pares trabajan dos días seguidos y los impares le toman el relevo los dos siguientes. Así, como máximo, solo puede haber en las calles de Ourense 53 taxis. «Agora mesmo estamos apenas para cubrir gastos», explica Francisco Javier Álvarez, presidente de la asociación de taxistas de Ourense.

Parada de taxis del Xardín do Posío Francisco Javier Álvarez Pérez, presidente de la Asociación de taxistas de Ourense. Santi M. Amil

El bajonazo afecta al taxímetro de todos los profesionales de Galicia. «Solo nos desplazamos con frecuencia a los hospitales», señala Roberto Costas, de la asociación Élite, que agrupa a 140 profesionales del volante en Vigo. Los cierres perimetrales han dañado muchísimo al sector y el cierre de la hostelería lo ha complicado todo un poco más.

 

Del Churrascar al PulpoKit

Para iniciativa innovadora, la que se ha propuesto Juanjo García Gerpe en el Churrasco de Rubiáns. Su local tiene cientos de pedidos cada fin de semana y él pensó que no es tiempo de aglomeraciones o de esperas bajo la lluvia. Así que pone en marcha el Churrascar, un servicio de recogida en el que el cliente no tendrá que bajarse del coche para llevarse a casa el chuletón o una buena parrillada de carne. El Churrasco de Rubiáns ha incorporado una centralita telefónica con la que el cliente decidirá a la hora de hacer su pedido si desea recogerlo en el local o directamente en el coche. Con esta segunda opción, el conductor se dirigirá a la hora estipulada a la zona que se está habilitando ante el restaurante. En cuanto estacione, el personal del Churrasco tomará las riendas del pedido y, en un breve espacio de tiempo, el vehículo abandonará la instalación con unas buenas viandas en su interior. 

JOSÉ MARIÑO, DEL BAR NUEVO DE A POBRA, CON SU PULPOKITCARMELA QUEIJEIRO

Al fin y al cabo, las crisis son tiempos de oportunidad. Eso debió pensar José Mariño, propietario del Bar Nuevo, de A Pobra, que tuvo la idea de patentar lo que ha llamado PulpoKit, un paquete que incluye una ración del rico molusco envasado al vacío y acompañado de unos sobres de sal y pimentón. «Nosotros cocemos el pulpo y luego lo metemos en un abatidor de temperatura para que baje hasta los cinco grados, lo envasamos al vacío y ya está listo para la nevera. Cuando lo quiera preparar, el cliente solo tiene que calentar una tartera con agua, dejarlo allí un minuto en la bolsa, y luego abrirla y servirlo», resume el hostelero. Explica que gracias a este proceso se conservan todas las propiedades y el sabor, al contrario que cuando se lleva la ración ya preparada del bar, porque además de enfriarse, con el paso de los minutos el aceite y el agua del pulpo se van mezclando y pierde sus cualidades. Dice que la idea surgió cuando unos comensales que se marchaban para Madrid le pidieron que les preparara unas raciones, y que ahora con las nuevas restricciones ha decidido patentarlo, y al mismo precio que cuesta una ración en el bar: 12,50 euros.

 

«Ya estamos atendiendo pedidos para Navidad»

No todos pierden. Algunos ganan. «Es algo que venimos notando desde hace ya algunas semanas. Con las nuevas restricciones ha aumentado la sensación de miedo entre la gente y muchos clientes están haciendo compras más grandes para tener los arcones llenos ante un posible confinamiento. Además, hay clientela que ya está comprando para Navidad, por temor a que haya desabastecimiento o no se pueda salir. Y también ha influido algo el cierre de la hostelería: como la gente ya no puede ir a los restaurantes, viene más al mercado para preparar una cena o comida especial en casa», resume el carnicero Iván Rodríguez, que estos días ya está atendiendo pedidos de cordero para las fiestas, desde su puesto en la plaza de abastos de Ferrol.

PLAZA DE ABASTOS, MERCADO DE A MAGDALENA EN FERROLCESAR TOIMIL

En A Coruña, un hostelero y repartidor que prefiere conservar su anonimato mostraba su propia visión de la pandemia: «La situación nos ha beneficiado. Antes venía gente a tomar solo un café y estaba sentada mucho rato. Ahora que no puede venir nos pide comida a domicilio con mucha frecuencia y la ganancia es más grande. No creo que sea solo mi caso».

 

«Sin la hostelería no somos nada. Necesitamos unos de otros»

La Federación de Comercio de Vigo, que agrupa a 8.000 establecimientos y da empleo a 30.000 personas, se queja del noviembre negro. «Los ingresos han caído un 60 % respecto al inicio de la pandemia. La gente está desesperada», asegura su presidente, Víctor Fernández. «El pequeño comercio sin hostelería no es nada. Unos necesitamos de otros: los panaderos tienen que vender el pan a las cafeterías y estas tienen que vender cafés para que sus dueños puedan comprar camisas nuevas a los comercios textiles». Para paliar la caída de ventas algunos están adelantando el black friday con descuentos puntuales de hasta el 50 %. El problema no afecta solo a Vigo. El resquemor del pequeño comercio se extiende por la mayor parte de Galicia, que habla de un noviembre negro: «La gente sale a pasear, a tomar algo y acaba entrando en una tienda. Eso, de momento, está parado», resume una dependienta en Ourense.

 

Cartel con descuento en una tienda de la calle Príncipe de Vigo. Oscar Vázquez

«Se non funcionan a barra e o ocio, non hai movemento económico»

Los proveedores también están viviendo un momento de gran apuro. Se han quedado sin clientes. Ángel Carreiras, gerente de Distribuciones Carreiras, con sede central en Cervo, señala que el ERTE es la única solución que les queda cuando la facturación de su empresa depende en un 90 % de la hostelería. Y pese al número de puestos de trabajo que mantienen y generan, lamenta que la distribución a la hostelería sea una de las olvidadas en las ayudas de la Administración: «Se temos que pagar cos novos ERTE a seguridad social, o IBI, os impostos, a luz, teléfono, seguros... e non se factura, no único que podemos aforrar é en salarios. Non hai outra».

«Non somos só nós. É o que vende o peixe, a carne, o pan, os produtos de limpeza, o sector primario... Se non funcionan a barra e o ocio, a xente solo consume o necesario na casa, non hai movemento económico e todo vai a pique». Dice que se daría por satisfecho si cerrase el año con una facturación del 50 % del 2019.

Información elaborada por Gabriela Consuegra, Luis Carlos Llera, Rubén Novoa, Ana Lorenzo, Uxía Carrera, Toni Garrido, José Alonso, Marga Mosteiro, Serxio Barral, Jorge Casanova, Beatriz Antón

 

 

 

 

 

 

 

 


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