Un espectacular collar de hace 9.000 años, reconstruido a partir de la tumba de una niña
Sociedad
El hallazgo en un poblado de Jordania, liderado por el CSIC, revela la complejidad social de las primeras comunidades neolíticas
03 Aug 2023. Actualizado a las 16:29 h.
La tumba de la que probablemente era una niña de 8 años enterrada hace 9.000 años ha permitido sacar a la luz un espectacular collar que a su vez revela la importancia de los ritos de inhumación y la complejidad social de las primeras comunidades campesinas del Próximo Oriente durante el Neolítico. La pieza estaba formada por 2.500 cuentas de conchas, piedras exóticas y ámbar fósil. Su recuperación, junto con el ajuar localizado en el enterramiento de Ba'ja, un poblado neolítico del sur de Jordania, ha sido posible gracias a un equipo internacional de arqueólogos liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La investigación se ha publicado en Plos One.
El ornamento fue encontrado en 2018 junto a un niño o una niña de ocho años -probablemente era mujer por la forma de la mandíbula- que se había enterrado en posición fetal, en una tumba muy elaborada, bajo el suelo de una casa y múltiples capas de sedimentos. El hallazgo estaba formado por 2.500 cuentas, un colgante de piedra con doble perforación y un anillo delicado de nácar, que se encontraban sobre el pecho y alrededor del cuello del pequeño. «Se trata de una obra muy elaborada en cuanto a los esfuerzos técnicos, estéticos, artesanales y económicos invertidos para su creación para el período al que pertenece. Es espectacular», señala Hala Alarashi, del grupo de Arqueología de las Dinámicas Sociales (ASD) de la Institución Milà i Fontanals de Investigación en Humanidades (IMF-CSIC).
La documentación meticulosa de la distribución de las cuentas en la tumba y en relación a los restos de hueso, explica Alarashi, fue lo que indicó que se trataba de un ornamento compuesto que se había desmoronado poco a poco a causa del efecto del paso del tiempo en los materiales orgánicos como cuerdas y de la posición en la que se había enterrado el cuerpo.
Los investigadores han analizado y reconstruido el collar en la forma más cercana a lo que pudo haber sido y ahora publican sus resultados en la revista Plos One. En el artículo explican el significado que podría haber tenido este ornamento a nivel estético, artesanal y socioeconómico, algo que ha superado sus expectativas.
En el trabajo, liderado por la IMF-CSIC, participa el Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla, centro mixto del CSIC y la Universidad de Sevilla, donde han analizado dos perlas de ámbar, un material del que nunca antes se había tenido testimonio durante este período. Esto, según Alarashi, abre nuevas líneas de investigación, ya que no se sabe exactamente de dónde podrían haberlo extraído, ni con qué técnicas, o si lo obtuvieron de un intercambio.
A pesar de la degradación temporal, los investigadores dicen que se trata de un collar imponente, con un diseño atractivo y varias filas con una estructura compleja. Aunque que se ha considerado que fue creado allí, una parte significativa estaba hecha con conchas provenientes del Mar Rojo y otras piedras exóticas.
Símbolo de cohesión y unidad
El collar no es una mera unión de cuentas, sino que se diseñó previamente y lo crearon personas seguramente especializadas en ello. Esto es una muestra de la importancia de los niños en la sociedad del momento y también de este individuo en concreto, que tendría un importante estatus social.
Además, según explican los expertos, fue un símbolo de cohesión y unidad ante las emociones compartidas por los familiares, parientes e incluso personas de otros pueblos que habrían participado en el rito de inhumación. Actualmente el ajuar se puede ver en el Museo de Petra, Jordania, en la misma región donde fue encontrado.
En el trabajo han participado las universidades de Sevilla, Turín (Italia), Cambridge (Reino Unido), Copenhague (Dinamarca), Côte d'Azur (Niza, Framcia) y Vilnius (Lituania). También colaboraron el Centro de Arqueología de la Universidad de Lisboa (Portugal); el Politécnico de Turín (Italia); el Instituto Arqueológico y el Instituto de Arqueología del Oriente Próximo de Berlín (Alemania), entre otros centros de investigación.