La Voz de Galicia

El IEO se pone al frente de una expedición internacional para estudiar los fondos de Cabo Verde

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Somos Mar redacción

Se trata de un punto caliente de biodiversidad marina de la que actualmente se sabe muy poco

21 Jul 2021. Actualizado a las 04:55 h.

Un equipo internacional de científicos, liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y con el apoyo de la Unidad de Tecnología Marina del CSIC zarpará el viernes que viene de Vigo rumbo a Cabo Verde para investigar los ecosistemas y procesos naturales en las profundidades del mar alrededor del archipiélago de Cabo Verde. La expedición, denominada La expedición iMirabilis2 tendrá una duración de seis semanas y forma parte de un ambicioso proyecto financiado con fondos europeos. Se trata del iAtlantic, que lleva la Universidad de Edimburgo, y busca estudiar la salud y resiliencia de los ecosistemas profundos del Atlántico, desde el Ártico hasta la Antártida. En esta acción participa un consorcio de 33 instituciones de Europa, Argentina, Brasil, Sudáfrica, Canadá y Estados Unidos. «Solo nos preocupan las cosas que sabemos y entendemos y el mar profundo, pese a cubrir la mayor parte del planeta, sigue siendo el entorno menos conocido y comprendido de la Tierra», explica Murray Roberts, coordinador de iAtlantic.

La que llevará el IEO, la iMirabilis2, tuvo que aplazarse en su día por la pandemia. Supone, según explica el IEO en un comunicado, un gran desafío para aumentar el conocimiento sobre los ecosistemas profundos de Cabo Verde, con la participación de un prestigioso equipo científico internacional y la tecnología más puntera.

«Planear y organizar una expedición oceanográfica tan compleja en medio de una pandemia ha sido un desafío», explica Covadonga Orejas, líder de la expedición e investigadora del Centro Oceanográfico de Gijón. «Sin embargo, el fantástico trabajo en equipo a nivel nacional e internacional ha sido clave para finalmente hacer realidad esta expedición. La emoción de explorar un área relativamente desconocida del Atlántico y el entusiasmo por aprender más acerca de los ecosistemas profundos han sido los principales razones para mantener a todo el equipo motivado y comprometido con que la expedición se lleve a cabo», explica la científica.

Parada en las Azores

Antes de llegar a Cabo Verde, la expedición se detendrá a unos 700 kilómetros al oeste de la península Ibérica para estudiar la geología y los hábitats de la cresta Azores-Vizcaya, una cordillera submarina que se eleva 3000 metros sobre el fondo marino. En esta fase, que durará una semana, tomarán el mando los científicos del Grupo de Trabajo para la Extensión de la Plataforma Continental de Portugal (EMEPC), que utilizarán el vehículo submarino ROV Luso para recabar información que contribuya a la comprensión sobre cómo el océano Atlántico se abrió en los últimos 75 millones de años, además de estudiar los ecosistemas que habitan estos fondos. «El equipo está realmente emocionado y motivado por sumergirse en áreas tan remotas y recopilar datos e información que puedan contribuir a aumentar nuestro conocimiento sobre la evolución geológica del Atlántico norte y sobre los hábitats y ecosistemas de aguas profundas que se han desarrollado en el ascenso Azores-Vizcaya», comenta Pedro Madureira, investigador del EMEPC y responsable de esta primera fase. Además, esta etapa servirá para llevar a cabo la formación y capacitación de jóvenes investigadores, tanto a bordo como en tierra, en el uso de ROV para investigaciones geológicas y biológicas.

Tras una parada en Las Palmas de Gran Canaria comenzará la segunda etapa de la expedición que se centrará en la investigación de los ecosistemas y hábitats en la zona de aguas profundas alrededor de las islas de Cabo Verde. Con instrumentos y equipos de última generación se recopilarán datos que ayudarán a los científicos a comprender mejor la distribución de los hábitats del fondo marino alrededor de Cabo Verde. Además del ROV Luso (del EMEPC), que permitirá la exploración en detalle de zonas muy particulares, se utilizará el vehículo submarino autónomo (AUV) Autosub6000, del Centro Nacional de Oceanografía (NOC) del Reino Unido. Este es capaz de llevar a cabo misiones preprogramadas de forma independiente al buque y se utilizará para tomar datos con ecosonda y fotografía del los fondos marinos. El Autosub6000 también estará equipado con un nuevo instrumento desarrollado por el NOC para tomar muestras de ADN ambiental del agua de mar, lo que ofrecerá una visión sin precedentes de la diversidad de la vida en el océano.

Además, se desplegarán sobre el fondo marino varios landers, instrumentos que se fondean y que permiten tomar imágenes y realizar experimentos in situ durante varios días. Estos instrumentos los ha desarrollado la Universidad Heriot-Watt y permitirán estudiar cómo funcionan los ecosistemas profundos, por ejemplo, investigando la ecología trófica y las tasas de respiración. También se tomarán muestras de sedimento utilizando un multicorer que permitirá revelar las condiciones ambientales del pasado en las profundidades del océano. Esto es necesario para identificar cambios en el registro histórico, comprender por qué ocurren, evaluar cómo estos cambios pueden afectar a la biodiversidad y los ecosistemas y determinar lo que podrían suponer estos cambios en el futuro, todo ello objetivos del proyecto iAtlantic.

Paralelamente, durante toda la expedición, un equipo de científicos de Cabo Verde de la oenegé Projecto Vito realizará actividades de formación para el reconocimiento y censo de aves marinas a bordo de buques, contribuyendo a mejorar el conocimiento sobre la ecología de las aves marinas en la zona.

Biodiversidad

La campaña también aportará nuevos datos importantes para apoyar la gestión sostenible de los mares alrededor de Cabo Verde, como explica el biólogo marino Rui Freitas, de la Universidad Técnica del Atlántico: «El archipiélago de Cabo Verde se considera un punto caliente mundial de biodiversidad marina pero se enfrenta a amenazas como la contaminación y los efectos del cambio climático». Y pese a eso, «actualmente se sabe muy poco», señala el científico.


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