El libro espejo de las treintañeras
Vigo
La periodista viguesa Guada Guerra debuta en la novela con «Las cosas que nos pasan», un retrato generacional a través de las vidas de cinco amigas que ha ambientado en su ciudad de nacimiento
03 Apr 2025. Actualizado a las 01:05 h.
Guada Guerra (Vigo, 1991) no está acostumbrada a dar entrevistas. Como es periodista, lo suyo es hacerlas, y todavía se gira como buscando a otra persona cuando alguien menciona a la escritora. Pero también es ella, aunque solo sea desde hace un par de meses y le cueste disociarse de su yo anterior, el de la todoterreno especializada en cultura y deportes que también tiene un podcast, colabora con una discográfica y se mete en mil líos laborales.
Las cosas que nos pasan es el título de la primera novela de esta autora que ha llegado a la literatura casi por ósmosis. La precariedad de la profesión la ha llevado, como a muchos, a manejarse con destreza en diversos ámbitos de la comunicación. Uno de ellos es el que la conecta con el sector editorial desde las relaciones con los medios. Y así surgió la propuesta que no pudo rechazar. Como explica, «escribir una novela es algo que tenía en mente porque yo siempre había escrito, tenía relatos y un libro era un reto mayor, pero como vamos siempre corriendo, lo iba posponiendo eternamente», reconoce. Hasta que un día Gonzalo Albert, que es el director literario de Plaza y Janés, de Suma Editorial y Roca la llamó para hablar de otra autora. Pero antes de colgar le dijo que llevaba tiempo pensando que le gustaba mucho cómo escribía «‘y sobre todo cómo lees y las capas que le sacas a las novelas, se te podía dar bien lanzarte con una'», recuerda.
La conversación seguía sobre otros temas, pero Guada se quedó clavada en esa propuesta. La respuesta inmediata fue un sí rotundo a una oportunidad única. «Desde dentro ves muchas veces lo que cuesta y lo complicado que es publicar, así que ni me lo pensé aunque yo tenía la cabeza en la organización de la carrera Vigo Contra el Cáncer que se hace en Coia desde el 2013», reconoce. Pasada la prueba, viajó a Madrid para entrevistarse con él, anotando en pleno vuelo en el móvil un esbozo de los temas que quería tratar en su novela. Le dijo que adelante de la mano del editor Alberto Marcos y todavía con cara de su incredulidad, de ¿esto está pasando de verdad?, firmó un contrato con unos plazos de entrega que ya la puso en guardia.
Fue en octubre del 2023. «Ahí empezó el reto de verdad, el de la autónoma con varios trabajos que tiene de todo menos rutina», describe como humor. Esa repentina prioridad la llevó a convertirse en una refugiada literaria buscando concentración en un hostal o en casa de sus abuelos o de sus tíos. Sin más método sobre cómo escribir un libro que el «tira pa'lante», lo que tenía muy claro era de qué quería hablar: «Sabía que quería que fuese una novela generacional, sabía que quería tocar desde la precariedad de mi generación a la salud emocional pasando por la maternidad en esta edad, quería retratar la amistad, los roles de grupo dentro de una amistad, lo que supone hoy en día tener un trabajo u otro, el problema de la vivienda, las bodas, ser madre... tenía un montón de temas y para construir una historia con tantos temas necesitaba muchos personajes, no puede ser que todo esto le pase a una persona sola», reflexionaba.
Así nacieron Sofía, Irene, Julia, Belén y Claudia: «Desarrollé un esquema para empezar y de estas 5 amigas, los personajes principales, hice una completa ficha de cada una, desde lo que les gusta comer hasta su número de pies, pasando por dónde estudiaron a qué se dedican sus padres. Las llegué a conocer mucho y me pasó eso que yo había escuchado antes a otros escritores sobre los personajes que cobran vida. Me dio mucha impresión porque conviví con ellas esos meses y no me inventaba diálogos, las escuchaba hablar», afirma. De esa pandilla en la treintena y una historia que se desarrolla en Vigo, Guada Guerra siente que tiene un poco de todas ellas, que es lo mismo que sus amigas reales le cuentan tras leer el libro «y eso es de lo más bonito que me está pasando», asegura sobre una obra por la que desfilan perfiles quizás típicos pero reales, desde la que cuida a la que echa broncas y se habla como hablan entre sí, aunque sea mal: «Dulcificar la amistad tampoco me interesaba porque la novela habla de la amistad como red y la importancia que tiene, de cómo nosotros consideramos a los amigos, muchas veces, familia elegida».
Un estreno que comparte con dos excompañeras
Tan perdida andaba con su primera novela que el título salió cuando una amiga le preguntó cuál era el tema que trataba. «De las cosas que nos pasan», le dijo, y al final quedó en la portada. Su abuela, al terminarla, la dejó boquiabierta con su comentario, toda una reflexión generacional: «¡Cuánto lo siento, nosotros teníamos menos cosas, pero éramos más felices!». Guada es una millennial que comparte debut con sus compañeras de colegio, con las que seguramente quedaba en la farola de Príncipe para ir de tarde a la disco: Cynthia Menéndez, que acaba de publicar «Son coma glaciares os barcos de aceiro», y Estela Gómez, que ha hecho lo propio con Todo es verdad porque nadie mira.