El Pontevedra encaja su segunda derrota consecutiva ante el Sestao

La Voz

PONTEVEDRA

01 sep 2008 . Actualizado a las 11:38 h.

El Pontevedra sumó su segunda derrota consecutiva de la temporada en el campo de Las Llanas ante el River (2-1). Los jugadores granates se desplazaron a Sestao con la firme intención de lograr un triunfo balsámico capaz de hacer olvidar la dolorosa eliminación copera a manos del Real Oviedo, pero volvieron a tropezar con su falta de efectivos en la parcela atacante.

Las lesiones de Yuri, Felipe Tigrao, Yago González y Charles, que estará lejos de los terrenos de juegos por un período de entre 3 y 6 meses, dejaron a Rafa Sáez sin delantero profesional nato y eso en una categoría como la Segunda B se paga. El técnico apostó por Manuel Gato en punta y el equipo completó un encuentro más que aceptable, pero acabó sucumbiendo en los últimos minutos cuando jugaba con un hombre menos por expulsión de Asier Ormazábal. El partido fue muy disputado e igualado, pero el componente físico tuvo un papel muy importante y este favoreció al cuadro vasco.

Ocasión de Jorge Rodríguez

El partido se puso pronto cuesta arriba. El Sestao, que ya avisara nada más iniciarse el duelo, sacó petróleo de un cabezazo de Izurza a los seis minutos de juego justo después de que Jorge Rodríguez tuviera en sus botas el 0-1. El defensa central granate golpeó con fuerza el esférico desde lejos y obligó a Oier a realizar una gran intervención. El público de Las Llanas suspiró aliviado al ver que el balón se marchaba a córner. Esa acción fue determinante y pudo cambiar el curso de los acontecimientos porque hubiera sido un importante balón de oxígeno moral para los pupilos de Rafa Sáez.

De ahí se pasó al 1-0. Ese tanto madrugador dio alas al conjunto local, que tuvo contra las cuerdas al Pontevedra durante los primeros veinticinco minutos. ?Pero no estaba todo dicho y poco a poco el Pontevedra se fue desperezando, adelantó sus líneas con valentía y aunque con mucho esfuerzo, consiguió llegar mas asiduamente sobre la portería de Oier.

Gato, el hombre más activo en los gallegos, disparó al lateral de la red en la segunda ocasión pontevedresa y más de uno cantó gol en la grada. Y un minuto después el propio Gato concluyó un contragolpe que inició Ormázabal con un pase en profundidad sobre Xavi Moré que, aunque no consiguió transformar, si lo hizo su compañero.

El Pontevedra demostraba su calidad y tesón al empatar el choque pese a no hacer demasiadas cosas sobre el campo.

En la recta final del primer período Xavi Moré intentó un nuevo lanzamiento que tras pegar en un defensor se fue al larguero. El Sestao, entretanto, anduvo a los suyo, con sus armas, y tuvo en los lanzamientos lejanos y en los saques de esquina sus principales argumentos ofensivos, mientras que se defendió con orden y complicó mucho la vida a los gallegos durante casi todo el primer período.

Renovados bríos locales

El paso por los vestuarios sirvió al Sestao para coger aire y saltar al terreno de juego con mucha ambición y sin reparar en el desgaste físico. La entrega de todos sus jugadores acabó encerrando al Pontevedra en su parcela y las ocasiones, aunque no muy claras, se sucedieron ante la portería de Saizar.

El conjunto anfitrión se desgastaba a fondo para realizar una gran presión que le permitía recuperar el balón con rápidez y montar nuevos ataques. Un disparo de Muniozguren que se le escapó a Saizar fue reclamado como gol por un sector del público, pero el colegiado no lo interpretó así. Posteriormente Txejo puso a prueba a Saizar con un remate que detuvo el portero.

Los disparos lejanos y el constante bombeo de balones en busca de las segundas jugadas de los locales obligaron al Pontevedra a emplearse a fondo para despejar el peligro que rondaba su parcela. Fruto de ello, en dos jugadas casi consecutivas Ormazábal vio sendas cartulinas amarillas y dejó a su equipo con un hombre menos.

A partir de ese momento y teniendo en cuenta el desgaste sufrido por el Pontevedra en el partido de Copa del Rey ante el Oviedo, el Sestao apuró al máximo y se cargó de moral. Buscó con insistencia y mucha fe el gol del triunfo. Y este llegaría a falta de cinco minutos para que se cumpliera el tiempo regalmentario. Con el 2-1 El Pontevedra, apenas tuvo tiempo para reaccionar y solo un disparo de Jonay que rechazó Oier fue su única ocasión en todo el segundo período.