Fue un furor en los 2000 y, ahora, han regresado
15 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Las collareiras de O Grove llevan décadas convirtiendo el fruto del mar en obras de arte. Su oficio, reconocido internacionalmente y que pasa de madres a hijas, recupera los cascarones de la costa atlántica y los convierte en bisutería. Ahora esos collares con alma marina se han vuelto virales en Instagram. En concreto, un modelo: el collar finito tipo chóker hecho a base de pequeñas conchas blancas.
Seguro que le suena: fue un furor en los 2000. Con espíritu surfero, es difícil no mover un dedo en la red más cuqui sin toparse con una joya marina pegada al cuerpo de la italiana Chiara Ferragni o el español Marc Forné. El collar es fácil de encontrar: no hay que buscarlo en grandes firmas, solo en el puesto de la esquina de la fiesta del pueblo. O en la tienda de recuerdos frente al paseo marítimo. Porque este adorno hecho a base de cauries (así se llama esta variedad de caracol marino) y cosido con un cordón (de cualquier color) es, probablemente, la tendencia más asequible del verano. En las tiendas también es fácil encontrarse con más bisutería de vieiras y zamburiñas. En Pull & Bear tienen toda una sección marina: pendientes con conchitas, collares con cascarones de caracoles de mar… Y hasta una cadena para las gafas repleta de cunchas. Con el collar vuelve, además, otro complemento de la adolescencia que huele a verano: la tobillera de conchitas.
El origen de la moda
«La fiebre por las conchas empezó el año pasado en Estados Unidos y está arrasando ahora en Europa. ¡Y esperemos que por mucho tiempo!», confiesa Montse Betanzos, collareira de toda la vida de O Grove. Aprendió el oficio de su madre y lleva desde siempre creando joyas con sus manos con crustáceos de las Rías Baixas. Sus conchas cuelgan ahora del cuello de alguna de las instagramers españolas más top, como Blanca Miró, gracias a un proyecto con la marca gallega Heimat Atlántica, famosa por sus cestos con figuras de Sargadelos. «Cada vez se valoran más. Creo que todavía les queda mucho recorrido», asegura.