Promueven el veto de su directo por una «ofensa extrema» a la Virgen
13 ago 2021 . Actualizado a las 19:18 h.El último disco de Zahara, Puta, trata sobre los abusos sufridos de niña, el acoso sexual al que fue sometida y el bullying social y las humillaciones de las que fue víctima. Todo eso ocurrió en Úbeda, una pequeña ciudad de Jaén, cuando tenía ella 12 años. Entonces sentía una vinculación muy fuerte con la religión.
Se lo explicó a César Luquero en una entrevista en la web Ethic «Rezaba tres avemarías cada noche porque si no pensaba que me iba a morir. Creía muchísimo en Dios». Sin embargo, esa devoción no le servía para cambiar su situación: «A los 11 años en el cole ya me insultan y me llaman puta y ya he sufrido el primer abuso sexual. Rezo cada puñetera noche suplicando que dejen de pasarme estas cosas y al día siguiente me siguen señalando, se siguen riendo de mí y nadie quiere jugar conmigo. Lo único que me queda claro es que Dios decide que me lo merezco por algún motivo», concluye.
Esa mezcla de sensaciones y traumas las ha volcado en el disco, donde aparecen versos como «una sola palabra tuya bastara para romperme». Un disco que en su imaginería juega con la idea de la prostitución y el icono religioso de una virgen. No es la primera vez. De hecho, en el 2015 editó un disco con el título de Santa.
Hasta esta semana el álbum había llamado la atención por la denuncia del machismo, los abusos sexuales y las situaciones extremas a las que se ven sometidas muchas mujeres. Pero este miércoles saltó la polémica. El concierto que la cantante iba a dar en Toledo se anunció con esa imagen. Vox reaccionó cargando contra el Ayuntamiento. Su portavoz pidió que «se rectifique, elimine el cartel y suspenda el concierto», considerando que se trata de una «ofensa extrema» a la Virgen, algo que «los católicos no pueden pasar por alto».
El Ayuntamiento salió al paso de inmediato, negando su responsabilidad. No había contratado a la artista. No la había recomendado. Y nada tenía que ver con el cartel. Tal y como indicó en un comunicado, sí se dirigió al promotor privado para dejarle constancia de que «podía herir distintas sensibilidades». Ante el revuelo generado este optó por retirar la imagen. La sustituirá por otra, pero seguirá adelante con el concierto. Tendrá lugar el próximo 3 de septiembre.
La noticia -que Vox celebró como un triunfo, pese a no conseguir la suspensión del evento, y que la alcaldesa de Toledo dice «ni cedimos ni lo haremos ante quienes coartan libertades»- ha provocado una avalancha de apoyos en las redes sociales a Zahara de sus compañeros de profesión. Desde Amaral a Triángulo de Amor Bizarro, pasando por Rozalén, el respaldo ha sido claro. Ella no ha querido hacer declaraciones. En un concierto que dio en Valencia el miércoles dijo al público: «La única respuesta que voy a dar a eso que ha sucedido lo voy hacer en este escenario y lo voy a hacer cantando, defendiendo el arte, la música y la libertad de expresión».
Un caso más a sumar a la lista
Lo ocurrido con Zahara no es nuevo. El choque entre la libertad de expresión de los artistas y las ideologías políticas suele producir cada cierto tiempo polémicas similares. El año pasado, por ejemplo, el Ayuntamiento de Bilbao canceló un concierto de C. Tangana alegando el contenido machista de sus letras. El artista acudió igualmente de modo privado y dio dos conciertos.
En el 2019 el perjudicado fue Luis Pastor, contratado por el gobierno municipal de Manuela Carmena antes de perder las elecciones. El PP, alegando «criterios artísticos» lo eliminó de la programación, aunque se interpretó que se trataba de un tema político. Lo mismo le ocurrió a Def Con Dos en Madrid y a Rozalén en Oviedo, cuando un cambio de gobierno la dejó fuera.
Uno de los clásicos en este tipo de encontronazos es Albert Plá. Por decir que le daba «asco ser español» fue vetado en Gijón en el 2013. Otros artistas que tuvieron numerosos problemas en este sentido son Fermín Muguruza y Soziedad Alkoholika.