Algunas de las consecuencias del complejo proceso de reestructuración que sufrió en las últimas décadas el sector financiero en España son fáciles de explicar sin salir de Burela. Uno de los principales efectos fue la reducción de oficinas de entidades bancarias. Solo con darse un garbeo por el centro descubrimos que el número de sucursales se ha reducido en 10 en los últimos 17 años. En 1999, la proliferación de aperturas de negocios iba acompasada de una amplia oferta de oficinas de bancos y de cajas de ahorro. Dieciséis entidades tenían presencia en la localidad, una por cada 510 habitantes.
Las fusiones también han contribuido a que el panorama actual sea bien distinto. Hoy en día, solo seis entidades bancarias tienen oficina abierta en Burela, según confirmaron fuentes municipales. Se da la circunstancia de que la mayoría se inclinan por mantener sus negocios en la céntrica Avenida Arcadio Pardiñas. Pocos metros separan las oficinas de Abanca, CaixaBank, Banco Sabadell Gallego y Banco Pastor. Las otras dos entidades que no han renunciado a tener presencia en la localidad son BBVA y Banco Santander. Destaca de ambas la céntrica ubicación, en la calle Eijo Garay, frente al Concello, junto al centro de salud, a tiro de piedra de Capitanía Marítima y en plena zona comercial.
Y en el mundo donde se potencia la banca electrónica, las entidades han limitado notablemente su presencia física. A diferencia de hace 17 años, hoy hay una oficina abierta por cada 1.600 vecinos. Y esto ocurre en Burela, donde a finales de año es posible que revisen la ordenanza fiscal por instalación de cajeros que dan a la vía pública.
un garbeo por la localidad para reflexionar sobre la reestructuración