El excura José Emilio Silvaje será juzgado el día 10 por las piezas desaparecidas en iglesias

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

El fiscal pedirá en la Audiencia que lo condenen a cuatro años y medio de cárcel por apropiación indebida

29 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete años después, el caso de las tallas, piezas y objetos de culto desaparecidos en iglesias y capillas de Ribadeo y Trabada se depurará en la Audiencia Provincial. El próximo día 10, el expárroco José Emilio Silvaje Aparisi se sentará en el banquillo acusado de un supuesto delito de apropiación indebida. Para él, el Ministerio Fiscal (el único que finalmente formuló acusación) pide una pena de cuatro años y medio de cárcel y una multa de diez meses a razón de diez euros diarios. El otro acusado que se juzgará es el coleccionista mindoniense José Jaime de Orozco Sánchez, por un supuesto delito de receptación. En este caso, la fiscalía pide una pena de año y medio de cárcel. También pide el fiscal que ambos se repartan las costas del juicio y solicita que Silvaje indemnice al Obispado por los efectos no recuperados.

El paso de Silvaje por A Mariña provocó controversia, con grupos de feligreses en contra y otros a favor, que incluso llegaron a recoger firmas para apoyarle. Atendió 15 parroquias de Ribadeo y Trabada desde finales de 2008 a principios del 2012, año en que colgó el hábito aduciendo una enfermedad. Se fue publicando una carta, insólita en la curia, en la que cargaba contra el Obispo, Sánchez Monge, por no haber salido en su defensa tras ser acusado de robo: «Deje el báculo y coja la escoba». Su breve sacerdocio acaparó titulares en medios de comunicación de todo el país. Silvaje, «el cura noble», como llegó a ser apodado, posó en un reportaje en la revista Interviú en una casa señorial de Valencia que decía ser suya.

En verano del 2016, la jueza de Mondoñedo que durante años había instruido las diligencias del caso publicó un auto en el que ordenaba la apertura de juicio oral. Aunque durante un tiempo se especuló con la posibilidad de que se pudiese llegar a un acuerdo con la fiscalía para evitar el juicio, al final la vista ha sido fijada y se celebrará el día 10 en la Audiencia Provincial. Como testigos declararán, entre otros, miembros del Obispado.

Silvaje fue un personaje peculiar, controvertido, protagonista de gestos aparentemente contradictorios, tanto de impulsar acciones humanitarias y negarse a cobrar las misas como de gustar alternarse con la parte más noble y elitista de la sociedad. Su llegada a A Mariña no fue casual, pues mantenía una estrecha relación con el exobispo Gea Escolano. Silvaje es un hombre que tanto creaba una fundación (Benignita) para promocionar social y culturalmente colectivos desfavorecidos, como presumía de llevar gafas de sol de marca Prada. Un hombre que, criado en el seno de una conocida familia de Gandía, no renegaba de haber sido investido por el infante Don carlos miembro de la Sagrada y Militar Orden de Constantiniana de San Jorge.

Pero llegó el escándalo de las piezas desaparecidas. El caso estalló en la iglesia de Sante (Trabada), tras lo que empezaron a echarse en falta piezas y objetos en diferentes templos. Silvaje decía ejercer su papel de custodio de las iglesias, y sin comunicarlo previamente al Obispado decidía guardarlas, restaurarlas o regalar algunas en supuesto mal estado. Un buen número las devolvió al Obispado, pero de otras dijo que nunca había sabido. Será lo que se juzgará ahora.

Negó la acusación y dijo que aportó dinero a la Iglesia

En su escrito de defensa, Silvaje negó que se hubiese apoderado de algún objeto. Al contrario, afirmó que aportó importantes cantidades de dinero para la conservación y restauración de obras de arte, destinó patrimonio personal y familiar a la Iglesia y logró donativos para parroquias que él regía. Dijo que, en su labor de conservación y limpieza, retiró objetos de algunas parroquias que se llevaron al punto limpio de Ribadeo y que una partida de esos bienes inservibles, que consideraba sin valor, fueron entregados a Juan José Orozco, también encausado. Silvaje argumentó que no recibió dinero alguno por los objetos y que desconocía que tuviesen algún interés cultural o histórico.